Observatorio Metropolitano

Boletín ABRIL OM | CPAU

El GCABA, en fecha reciente, presentó un “conjunto de proyectos” para la costa. Pero… ¿Se trata de proyectos urbanos? En términos amplios, los proyectos urbanos son intervenciones que contemplan las lógicas de la ciudad de referencia en sus escalas y dimensiones de análisis (urbanísticas, ambientales, sociales, de transporte, etc.). Si bien se localizan en espacios puntuales, se supone que tienen efectos multiplicadores para la ciudad en su conjunto. La “celebración del fragmento”, es una idea bien ochentosa. Recordemos por un momento el Concurso de las 20 ideas que, con la cooperación del Ayuntamiento de Madrid, se llevó a cabo en Buenos Aires en 1986 y consagraba la idea de proyecto realizable a la vez que se fundaba sobre la crítica de los planes urbanísticos imposibles de ser llevados a cabo. Treinta años después, no obstante, la confianza en ese promisorio “urbanismo de acupuntura” se fue diluyendo porque muchas veces se constató que, por detrás de los espejismos del marketing urbano, no había nada más que intereses inmobiliarios. En ese sentido, los proyectos urbanos de última generación se inscriben en los marcos de planes y programas más amplios que, aunque sean difíciles de formular e implementar, tienen la capacidad de considerar la multiplicidad de actores, de escalas y de tiempos.

¿Cómo entendemos, desde esa perspectiva, el conjunto de proyectos que el GCABA presenta para la costa?

En primer lugar, saludamos la intención de volver a pensar el borde costero como un espacio proyectual, de volver a poner en la agenda este territorio que es el frente de la ciudad, ponderando sus valores “urbanos”, “ambientales” y “colectivos”.

No obstante, creemos que esas condiciones tan especiales del paisaje ribereño obligan a ser prudentes en el planteo: ¿Qué costa se quiere para el futuro?, ¿Quiénes se benefician con los proyectos que se formulan?

Los gráficos oficiales muestran una serie de intervenciones de menor escala, que acompañan tres “proyectos estrella”. Dos de ellos promueven directamente la “residencializacion” y la “privatización”: el de Costa Urbana, sobre los territorios de la ex ciudad deportiva de Boca, y el de Costa Salguero y Punta Carrasco. Ambos suscitaron audiencias públicas, judicialización y movilizaron instrumentos como subastas y convenios urbanísticos con el objetivo de permitir viviendas destinadas a sectores con ingresos medios y altos, que se beneficiarán de una localización y un paisaje privilegiado. Por otro lado, “Distrito joven” es un espacio que habilita concesiones. Complementariamente, se van generando propuestas, en términos de “espacio público”, como el Memorial de la AMIA, BA Playa, Parque del Vega en orientación norte y unos puentes a la reserva hacia el sur, que se presentan como cuentas sueltas de un collar, algo fragmentario, cuyo objetivo parece ser el de valorizar las principales operaciones. En efecto, por detrás de ese conjunto de propuestas para el borde parece dominar la idea de “aprovechar” los “espacios improductivos”, haciendo participar a promotores inmobiliarios del desarrollo urbano.

En esa orientación, revisitemos algunas de las propuestas ribereñas construidas o actualmente en danza:

a. Relocalización del Tiro Federal: con el fin de liberar tierra valiosa sobre el eje de Av. Libertador, se propone el traslado del Tiro Federal, que luego de varias posibilidades se localizó en una franja al sur del Parque de los Niños. Ese bunker con paredón de tiro cerrado se ubica en un sitio de interesante valor paisajístico. El acuerdo consiste en que el Gobierno de la Ciudad permite el usufructo gratuito, por 75 años, de un terreno de 13 hectáreas a la Asociación Civil Tiro Federal Argentino. Por su parte, la Asociación deberá brindar actividades para las escuelas públicas, otorgar becas mensuales para niños/as de 6 a 12 años y bonificar la matrícula de ingreso para personas mayores por 70 años (Ley CABA N°5.940).

¿Qué pasó con el antiguo predio? Por un lado, allí se localizará el Parque de la Innovación, legitimado mediante un Concurso organizado con la FADU y, por el otro, los terrenos lindantes fueron subastados y su primera venta se destinó a un edificio en altura de viviendas de lujo. Pareciera que el Parque de la Innovación es apenas el fondo, una justificación, y las figuras principales serán las torres.

b. Costa Salguero: es presentado como proyecto urbano de transformación de una zona de equipamiento. Se genera un nuevo tejido con loteos privados y edificios públicos. El proceso de la operación fue llamativo: primero se habilitó la venta de tierras por una ley de la Legislatura que fue cuestionada desde el inicio por graves problemas de procedimiento, ya que se ignoró la doble lectura del expediente que se requiere para enajenar la tierra pública de la Ciudad. Luego, se aprobó la norma urbanística que habilitaba los edificios y la privatización del borde costero. Estas irregularidades suscitaron la judicialización, que aparece como un obstáculo para dar inicio al “proyecto urbano”. Dicho de otro modo, legisladores y legisladoras se vieron votando, en primera instancia, la venta de una tierra sin norma, sin saber cuál sería su uso/función y sin conocer la configuración prevista, librando el destino de la fachada de Buenos Aires.

c. Distrito Joven: se presentó como una propuesta de ocio y recreación para jóvenes que promueve un espacio diferenciado del resto de la ciudad para localizar equipamientos vinculados. Se trata de promover locales destinados a eventos, que permitan un volumen de música por demás alta, en un sitio alejado de vecinos/as y de otras actividades susceptibles de ser afectadas por los ruidos y el movimiento. La operatoria suprime antiguas concesiones, desplaza los tradicionales carritos y habilita nuevas edificaciones de más de 30.000 m2, destinando 5.900 m2 para equipamiento público, 26.500 m2 para usos vinculados que representan una constructibilidad de más de 120.000m2 a concesionar. Seguramente, las nuevas configuraciones transformarán el paisaje, generando un frente de edificaciones de baja densidad. La propuesta es sugestiva, pero: ¿Debe localizarse ahí? ¿Cómo se relaciona con el resto de las propuestas ribereñas?

d. Entorno Retiro: agrupa varios terrenos puestos en subasta – el primero fue Distrito Quartier, por la venta del Hospital Ferroviario–, nuevas concesiones para el Puerto y la terminal de micros de Retiro –que incluyó una nueva norma constructiva para transformar la terminal en un edificio de entretenimiento y hotel–, la reurbanización del barrio Mugica -Villa 31 –que implica la inclusión de terrenos públicos al tejido urbano y su venta, vía créditos que regulariza la propiedad de las viviendas a favor de sus históricos habitantes– y la relocalización del edificio del Ministerio de Educación – que habilita la venta del edificio original, sobre la Av. Paseo Colón–. Por su parte, el entorno del Paseo del Bajo motoriza transformaciones, generando una nueva barrera urbana que signa dos procesos de transformación simultáneos. En diálogo con el proyecto del nuevo Catalinas Norte, se subastan terrenos para generar un nuevo frente de edificios de oficinas. En relación, se impulsó la transformación del barrio Mugica, rodeado de renovados equipamientos. ¿La conexión de esta pieza con el sector Norte de la costa porteña estaría garantizado por un eje de autopistas? Al momento, no hemos escuchado una propuesta para articular las piezas.

e. Costa Urbana: el menos controversial en términos de procedimiento administrativo y el de mayor impacto en términos urbanos, por las dimensiones de las edificaciones habilitadas. Por impulso del propietario de la tierra, se habilita la construcción de un nuevo sector-barrio y, en relación, desde la gestión pública se “urbaniza” el barrio lindero Rodrigo Bueno. El proceso se dio por medio de un Convenio Urbanístico que acordó el cambio de norma de un predio que estaba destinado a usos deportivos y recreativos. Esta dinámica pone sobre el tapete, por un lado, las lógicas de privatización del predio público – en primer término por cesión del Estado Nacional al Club Atlético Boca Junior, luego el Club vendió las tierras a capitales extranjeros– y por el otro, la similitud con otros procesos como, por ejemplo, la venta de tierras que hizo el Club Ferro Carril Oeste a IRSA –actual dueño de Costa Urbana–, sobre parte de los predios que el Estado Nacional le había cedido para uso del Club.   

Mapa de Proyectos en el Borde Costero CABA
Fuente: elaborado por el Observatorio Metropolitano CPAU


Ahora bien, como mencionamos antes: ¿Esas grandes intervenciones previstas, a las que se suman propuestas de pequeña escala, son un conjunto de “proyectos urbanos” para la costa?

La costanera hubiera podido ser un importante territorio proyectual, la pieza podría haber sido objeto de concursos, workshops, intercambios de ideas. En efecto, podría haber sido objeto de un debate sobre el destino de las tierras, una fabulosa oportunidad para innovar y pensar el futuro. Sin embargo, la operación parece centrarse en las oportunidades del real estate…

Como en otros temas, hubiera sido interesante convencer a los actores del mercado a acompañar las estrategias públicas. Mirando el plano, no es necesario ni urgente operar privatizando y residencializando las tierras sobre el río, pues hay otras localizaciones posibles. Cabe recordar que el camino de conciliar, negociar, acordar las estrategias de futuro fundadas en un diagnóstico de problemas y oportunidades a escala de la ciudad, para conversar luego con las desarrolladoras considerando sus demandas, es un excelente programa de trabajo. No parece la dinámica adoptada pues prevalece la transferencia desde la esfera pública a la privada, configurando una política privatizadora de suelo que, al igual que otros instrumentos como las subastas y los convenios puestos en juego, ignora los términos de una política urbanística.

En síntesis, creemos que la ciudad y su frente ribereño son demasiado importantes para dejarlos, solamente, en manos de las empresas desarrolladoras o de los gobiernos o de arquitectos/as o de urbanistas o de economistas... Nadie puede decidir algo tan relevante solo. Hubiera sido interesante reunirse, escuchar ideas renovadas, negociar entre lo deseable y lo posible, encontrar zócalos de consenso. En algún lugar, tanto para el frente como para el fondo, y más ampliamente, para el conjunto de la ciudad metropolitana, se debería poder formular una agenda urbanística, logrando en ese camino un espacio de construcción colectiva de conocimiento para proyectar el futuro… ¿Estaremos a tiempo de lograrlo?