INFOBAE | Por Federico Millenaar | 26 de abril de 2018
Infobae recorrió la obra. Un parque de 49 hectáreas quedará en medio del desarrollo inmobiliario que alojará a 4000 atletas y luego a miles de familias
"El 13 de febrero de 2016 en este lugar no había nada, tampoco abajo de la tierra, ni agua, cloacas o tendido de electricidad. Esto es hacer ciudad donde no había ciudad", explica orgulloso Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, parado en el medio de la Villa Olímpica, una obra que costó 250 millones de dólares a la cual se suman otros 100 millones de dólares del Parque Olímpico donde se montaron las instalaciones para las competencias.
"Los Juegos Olímpicos de la Juventud serán del 6 al 18 de octubre. Unos 4 mil atletas de 206 países competirán en 32 disciplinas. Para ello era necesario contar con viviendas e infraestructura para albergar a los participantes y para desarrollar las competencias. Las obras se terminaron en tiempo récord y este viernes el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, entregará simbólicamente las llaves del complejo al Comité Olímpico Internacional.
Pero el verdadero desafío comenzará el 19 de octubre, cuando todos se vayan y la infraestructura construida comience un lento proceso de asimilación con la Comuna 8, una de las más postergadas del sur de la Ciudad. Las 1200 viviendas nuevas apuntan a paliar el grave déficit habitacional y a revitalizar barrios históricamente postergados como Villa Soldati y Lugano. Serán entregadas a partir de créditos blandos con prioridad para vecinos de la zona, maestros y policías. Ya hay 10 mil inscriptos.
Florencia Piñero Villar, directora general de todo el proyecto, señala que es uno de los pocos lugares de la Ciudad que tiene toda su infraestructura "cero kilómetro". Su función fue coordinar el trabajo de las diferentes empresas contratistas que trabajaron en simultaneo en los 31 edificios (con unidades de 1, 2 y 3 ambientes). "En un momento teníamos más de 2000 personas trabajando al mismo tiempo y 13 grúas gigantes. Los contratistas competían entre ellos y nosotros también los hacíamos competir", revela a Infobae.
¿Qué experiencia tomaron como ejemplo?
FPV: Como caso de éxito tomamos la Villa Olímpica de Barcelona, Londres en cuanto a gestión, y fuimos a Brasil para ver lo que había que hacer y lo que no había que hacer (hubo grandes problemas para finalizar las obras a tiempo y para reutilizarlas una vez concluidos los Juegos). Sirvió mucho ir a verlo.
FM: Una de las razones por las cuales ganamos fue porque hicimos algo que la ciudad necesitaba sin los Juegos, y se lo prestamos a los Juegos por 15 días. Era hacer un nuevo barrio.
¿Es la apuesta más fuerte para revalorizar el sur?
FM: Cuando tenés un área de la Ciudad con indicadores socioeconómicos tan diferentes, no tenés una bala de plata para arreglar el problema. Es una concatenación de trabajos en distintos ámbitos. Tenes que trabajar en muchos frentes simultáneamente.
¿De dónde salió el dinero?
FM: Se financió con impuestos, préstamos y cambio de activos. Pero la mayor parte salió del presupuesto.
¿Qué errores del viejo paradigma de la construcción de monoblocks se intentaron evitar?
FM: El primero es que no sea todo igual. Los estilos de los edificios son distintos, para que no sea como los monoblocks clásicos. Otro es la mixtura social, por eso tenés que construir para la clase media, porque si no después no se mezcla. También dejamos terrenos vacíos, que los va a comprar un privado para construir y vender al que quiera, se va a mezclar. Por otro lado, habrá locales en las plantas baja: peluquería, bar, local de fotocopias. Va a haber luz, va a circular gente en la calle. Mejora la seguridad. Tal como en el resto de la ciudad.
¿Las nuevas construcciones se van a regir por el nuevo código urbanístico que esperan aprobar?
FM: Este barrio lo dibujamos como si hubiéramos tenido el Código ya aprobado. Más o menos tenés la misma altura. Se ven muchas cosas de las que hicimos en el Microcentro.
Las veredas del nuevo barrio se ven amplias, sin desniveles. No hay cordones ni rampas, lo cual facilita la accesibilidad a personas con discapacidad y ancianos. Las calles no están cruzadas a lo alto por cables ni flanqueadas por postes de luz, todo es subterráneo. Las baldosas están diseñadas para escurrir el agua y todo está rodeado de espacios verdes. En algún sentido, el diseño recuerda a Puerto Madero (el último barrio nuevo). Los edificios tienen techos ecológicos y cuentan con sistemas para reutilizar agua de lluvia.
¿Están esperando un shock de inversión privada?
FM: Algo parecido a lo que pasó en Parque Patricios, hicimos un shock de inversión publica con el subte y el edificio del Gobierno de la Ciudad y después empezó a crecer. Hoy el barrio revivió.
¿Cómo ven la convivencia con los barrios cercanos?
FM: En la obra convivimos, de hecho la mayor parte de la gente que trabajaba acá eran del barrio.
FPV: Hay mucha gente de la zona que quiere cambiar, mejorar su calidad de vida y quiere mudarse para acá.
¿Las obras de cemento como esta son la mejor estrategia de campaña de cara al 2019?
FM: Al final esto va a mejorar la vida de la gente. Si lo terminás antes mejor. La política es para eso, hacer política que no le mejore la vida a la gente no es sano.
¿Pero la gente reconoce más las obras como esta que se pueden ver?
FM: Si, también hay obras que se ven menos, como el (arroyo) Maldonado. La gente no vio los dos caños gigantes pero duermen tranquilos cuando llueve.
¿La idea es construir todo alrededor del Parque de la Ciudad?
FM: El parque de 49 hectáreas va a quedar en el medio de este desarrollo. Es como un rombo.
FPV: Es como una macro manzana cuyo corazón es el proyecto verde. Rodeado de edificios con un uso mixto.
Desde la terraza de uno de los edificios Moccia señala y enumera las obras en construcción: "Tenés el Parque Roca, que tiene un techo que se abre y va a ser un estadio para 15 mil personas. Hay seis pabellones para deportes con canchas y una pileta olímpica. Va a ser la mejor estructura del país para los atletas. Atrás se ve el Centro de Transferencia de Carga. Por allá está el puente Lacarra a Lanús, en el medio entre La Noria y Alsina. Los techos grises del otro lado son viviendas sociales donde se muda a la gente que sale de la apertura de calles de la urbanización de la Villa 20. Aquel edificio gigante es el Elefante Blanco. Lo estamos demoliendo, va a ser una plaza, y atrás va creciendo el Ministerio Humano porteño. Para generar impacto en el sur tenés que atacar de todos lados".
Infobae también accedió en exclusiva a la pileta olímpica, única en el país y construida bajo rigurosos estándares del Comité Olímpico, que será uno de los escenarios principales de los Juegos
Tiene dos partes, una para carreras y otra con plataformas de salto. Cada parte tarda 15 días en llenarse y tiene un laboratorio que automáticamente regula el PH, el cloro y la temperatura del agua.
Todas las obras cumplieron con los plazos estipulados por el Comité Olímpico. Sólo restan ultimar algunos detalles.
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La Nación | Nicolás Cassese | 25 de abril
Los planes de Rodríguez Larreta para que la Villa Olímpica no sea un nuevo Fuerte Apache
Desde la terraza con un pequeño espacio verde de la Villa Olímpica, Horacio Rodríguez Larreta contempla el paisaje urbano de torres brutales, autopistas y descampados de Villa Soldati. "Hay que lograr la mixtura para evitar que esto se convierta en otro guetto", dice mirando las torres de Lugano I y II, un complejo habitacional de los 70 que, en muchos aspectos, sirve de ejemplo de lo que no hay que hacer.
Este viernes el gobierno de la Ciudad le entregará las llaves del complejo al Comité Olímpico Internacional. Allí dormirán los atletas que en octubre participarán de los Juegos Olímpicos de la Juventud y las unidades ya tienen sus camas, algunas en versión extendida para alojar a los altos jugadores de básquet. Pero dos semanas después, cuando terminen los Juegos, la Villa Olímpica comenzará a jugarse su destino.
Si se cumplen los sueños de Larreta, el complejo será un oasis de civilidad en el postergado sur de la ciudad, un barrio que ayudará a levantar zona más pobre de Buenos Aires. La otra opción es que no logre remontar vuelo y los sueños de progreso terminen en una nueva pesadilla de exclusión, el "guetto" al que se refiere el jefe de Gobierno y que ya ocurrió con otras soluciones habitacionales gestadas desde el Estado, como Fuerte Apache, un monstruo de 25 torres que queda en Tres Febrero, provincia de Buenos Aires y hoy lucha por dejar de ser un aguantadero.
"Esto no es vivienda social", aporta Juan Maquieyra que, a los 31 años, maneja uno de los presupuestos más abultados del gobierno porteño, el del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) e, incluso desde lo semántico, busca alejarse lo más posible de antiguos proyectos frustrados. El IVC es el organismo detrás de éste y los otros planes puestos en marcha para solucionar los problemas de las 250.000 personas que, según el propio Rodríguez Larreta, sufren carencias de vivienda en la ciudad. A ellos apuntan los diferentes proyectos, nacionales y de la ciudad, para construir 8.000 viviendas y otorgar unos 20.000 créditos blandos.
Condiciones
La Villa Olímpica aportará 1050 unidades, de uno, dos y tres ambientes. Los departamentos de dos ambientes, de entre 36m2 y 80 m2, tendrán un valor promedio de $1.641.739, aplicándole el descuento por un subsidio del 14% a cargo del Gobierno. Para estas unidades, en un crédito a 20 años, las cuotas tendrá un valor promedio de $10.000, mientras que para un préstamo a 30 años, de $8200. En el caso de las viviendas de tres ambientes (de 50m2 a 105 m2) el valor será de $2.314.838 y cuotas de $14.000 y $11.400, respectivamente.
Las condiciones resultaron tan atractivas que la alta demanda hizo que el primer día colapsase la página digital para comprar las viviendas. Al final se anotaron unas 10.000 personas, o sea que 1 de cada 10 accederá a una vivienda cuando se otorguen, en los próximos meses. El criterio de asignación prioriza a los vecinos del barrio y también a policías y maestros, entre otras condiciones. La clave, explica Maquieyra, no sólo es sólo que las cuotas y el ahorro previo son bajas, sino que a la hora de postularse se pueden incluir los ingresos en negro.
Pero además de un sistema de cuotas accesible, la clave de éxito del proyecto, admite Larreta, es si logra una integración verdadera con la resto de la ciudad. Con ese objetivo en mente, trabajan en varias direcciones. Una es evitar los conjuntos habitacionales autosuficientes, replegados sobre sí mismos, como Fuerte Apache, que terminan impidiendo la circulación de gente y los aíslan del resto del tejido urbano. Para eso es fundamental mejorar el transporte público y la oferta de salud y educación, una carencia histórica del sur de la ciudad. También apuntan a que haya una mezcla social, vecinos de diferentes extractos y condiciones, lo que evita la segregación. La falla en algunas de los complejos habitacionales del pasado, señala Maquieyra, es que el Estado mudó a gente que antes vivía en la villa y los dejó desamparados en sus nuevas viviendas, lo que terminó reproduciendo su anterior esquema de exclusión.´
Optimismo
Roberto Converti, director de la carrera de arquitectura de la UADE, es optimista y rescata la planificación aplicada al desarrollo de la Villa Olímpica. "Es un proyecto que plantea una inserción urbana muy interesante en una zona no reconocida, ni prestigiada", dice. Su idea es que hay que abandonar la idea de "construir viviendas" para pasar a soluciones más integrales. En ese sentido, dice que hubo experiencias exitosas en el pasado y rescata el barrio Los Andes, una manzana de casas obreras inaugurada en 1927 que sobrevive con su impronta de barrio en el corazón de Chacarita.
¿Será ese el espejo exitoso en el que se mirará la Villa Olímpica en un par de años? Enclavada en un predio de fracasos míticos, como el Parque de la Ciudad -la Disneylandia vernácula que soñó la dictadura- y con la Torre de Interama como guardiana, el sueño de una casa digna para unas mil familias espera el veredicto de la historia.
Por: Nicolás Cassese
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La Nación | SOCIEDAD | JUEGOS OLÍMPICOS DE LA JUVENTUD
Villa Olímpica: el desafío de que sea un polo de integración en el sur y no un gueto
Desde la terraza con un pequeño espacio verde de la Villa Olímpica, Horacio Rodríguez Larreta contempla el paisaje urbano de torres brutales, autopistas y descampados de Villa Soldati . "Hay que lograr la mixtura para evitar que esto se convierta en otro gueto", dice mientras mira las torres de Lugano I y II, un complejo habitacional de los 70 que, en muchos aspectos, sirve de ejemplo de lo que no hay que hacer.
En los próximos días, el gobierno de la ciudad le entregará las llaves del flamante conjunto edilicio al Comité Olímpico Internacional. Allí dormirán los atletas que en octubre participarán de los Juegos Olímpicos de la Juventud y las unidades ya tienen sus camas, algunas en versión extendida para alojar a los altos jugadores de básquet. Pero dos semanas después, cuando terminen los juegos, la Villa Olímpica empezará a jugarse su destino.
Si se cumplen los sueños de Rodríguez Larreta, el complejo será un oasis de civilidad en el postergado sur de la Capital, un barrio que ayudará a levantar la zona más pobre de Buenos Aires. La otra opción es que no logre remontar vuelo y el deseo de progreso termine en una nueva pesadilla de exclusión, el "gueto" al que se refiere el jefe de gobierno, como ya ocurrió con otras soluciones habitacionales gestadas desde el Estado, como Fuerte Apache, un monstruo de 25 torres que queda en Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires , y hoy lucha por dejar de ser un aguantadero.
La Villa se construyó en el ex Interama La Villa se construyó en el ex Interama Crédito: Gentileza GCBA
"Esto no es vivienda social", aporta Juan Maquieyra, que, a los 31 años, maneja uno de los presupuestos más abultados del gobierno porteño, el del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) e, incluso desde lo semántico, busca alejarse lo más posible de antiguos proyectos frustrados. El IVC es el organismo detrás de este y de los otros planes puestos en marcha para solucionar los problemas de las 250.000 personas que, según Rodríguez Larreta, sufren carencias de vivienda en Buenos Aires. A ellos apuntan los diferentes proyectos, nacionales y porteños, para construir 8000 viviendas y otorgar unos 20.000 créditos blandos.
Condiciones
La Villa Olímpica aportará 1050 departamentos, de uno, dos y tres ambientes. Las unidades de dos ambientes, de entre 36m2 y 80 m2, tendrán un valor promedio de $1.641.739, tras la aplicación del descuento del 14% por un subsidio a cargo del gobierno local. Para estas unidades, en un crédito a 20 años, las cuotas tendrá un valor promedio de $10.000, mientras que para un préstamo a 30 años será de $8200. En el caso de las viviendas de tres ambientes (de 50m2 a 105 m2) el valor será de $2.314.838 y las cuotas, de $14.000 y $11.400, respectivamente.
El interior de las unidades, con logos alusivos El interior de las unidades, con logos alusivos Crédito: Gentileza GCBA
Las condiciones resultaron tan atractivas que la alta demanda hizo que el primer día colapsase la página digital para comprar las viviendas. Al final se anotaron unas 10.000 personas, o sea que 1 de cada 10 accederá a una vivienda cuando se otorguen, en los próximos meses. El criterio de asignación prioriza a los vecinos del barrio y también a policías y maestros porteños, entre otras circunstancias. La clave, explica Maquieyra, no solo es que las cuotas y el ahorro previo son bajos, sino que a la hora de postularse se pueden incluir los ingresos en negro.
Pero además de un sistema de acceso flexible, otro factor para el éxito del proyecto -admite Larreta- es si logra una integración verdadera con el resto de la ciudad. Con ese objetivo en mente, trabajan en varias direcciones. Una es evitar los conjuntos habitacionales autosuficientes, replegados sobre sí mismos, como Fuerte Apache, que terminan impidiendo la circulación de gente y los aíslan del tejido urbano. Para eso es fundamental mejorar el transporte público y la oferta de salud y educación, una carencia histórica del sur de la Capital. También apuntan a que haya una mezcla social, vecinos de diferentes extractos y condiciones, lo que evita la segregación. La falla en algunos de los complejos habitacionales del pasado, señala Maquieyra, fue que el Estado mudó a gente que antes vivía en la villa y la dejó desamparada en sus nuevas viviendas, lo que terminó reproduciendo su anterior esquema de exclusión.
Optimismo
Roberto Converti, director de la carrera de arquitectura de la UADE, es optimista y rescata la planificación aplicada al desarrollo de la Villa Olímpica. "Es un proyecto que plantea una inserción urbana muy interesante en una zona no reconocida ni prestigiada", dice. Su opinión es que hay que abandonar la idea de "construir viviendas" para pasar a soluciones más integrales. En ese sentido, recuerda que hubo experiencias exitosas en el pasado y rescata el barrio Los Andes, una manzana de casas obreras inaugurada en 1927 que sobrevive con su impronta de barrio en el corazón de Chacarita.
¿Será ese el espejo exitoso en el que se mirará la Villa Olímpica dentro de un par de años? Enclavada en un predio de fracasos míticos -como el Parque de la Ciudad, la Disneylandia vernácula que soñó la dictadura, con la Torre de Interama como guardiana-, el sueño de una casa digna para más de 1000 familias espera el veredicto de la historia.
Por: Nicolás Cassese