Tras un descarrilamiento, se extendieron las frecuencias. Crecen las quejas de los usuarios, que dicen que desde hace tiempo se viaja peor. Clarín
- Tras un descarrilamiento, se extendieron las frecuencias.
- Crecen las quejas de los usuarios, que dicen que desde hace tiempo se viaja peor.
- Desde el Gobierno aseguran que el lunes comenzará a normalizarse.
Filas de personas esperan en la plataforma cuatro de la estación de Once. Son las 17.30 y está pautada la salida de un tren de la línea Sarmiento con destino a Moreno. A lo lejos, se ve la formación. Los rostros cambian, parecen relajarse, pero la alegría dura poco. El tren se detiene y solo el primer vagón alcanza la plataforma. “¿Qué pasó?”, pregunta angustiado un señor mayor.
Los rostros vuelven a desdibujarse. El tren queda detenido al rayo del sol con pasajeros a bordo, que esperan bajar en Once. Hace mucho calor, las pantallas marcan 28 grados. Los minutos pasan y nadie se mueve. Los pasajeros dentro del tren permanecen encerrados, mientras los de la plataforma cuatro esperan impotentes.
Después de media hora, llegan empleados de prevención y abren la segunda puerta del primer vagón. Dicen que hubo una “falla”. Por allí deben bajar todos los usuarios del tren que vino lleno. Comienza el éxodo: la gente desciende con bicicletas, carros de bebé y bolsos, improvisando como puede.
A medida que pasan, se escuchan gritos: “¿Están seguros que van a tomar este tren?”, “Qué vergüenza”, “Dale, che”, “Una tortura”, “Siempre lo mismo”, o “ya no se aguanta más”.
Después de algunos minutos, la voz del parlante anuncia: “El próximo tren sale de la plataforma 5 a las 17.46”. Las personas corren desesperadas hacia esa plataforma. Una multitud reza porque a este tren no le pase nada. Los rostros ya no sonríen, desconfían y nadie respeta las filas. Están hartos y con razón.
Todos "aplastados" en el tren Sarmiento. Crecen las quejas de los usuarios porque cada vez viajan peor. Foto: Francisco Loureiro.Entre los pasajeros está Verónica Pérez, de 45 años. Lleva un carrito con mercadería y un bolso. Dejó pasar varios trenes para poder conseguir asiento. Vive en Paso del Rey, una estación antes de Moreno, y viaja todos los días a Capital porque trabaja como empleada doméstica.
“Viajamos mal, todos aplastados. Parecemos vacas”, dice. Está cansada, tiene artrosis en las rodillas, pero no le queda otra, necesita trabajar. Le pagan por día, y si no lo hace, no puede llevar comida a su hija Sofía, de 11 años.
“Ella me está esperando para comer. No comió todavía, porque recién llevo la comida. Unos churrasquitos de carne y un yogur. Trabajo por hora y si no voy, no me pagan y no puedo alimentar a mi nena”, cuenta. Hasta su casa en Paso del Rey solía tardar una hora y quince minutos. Ahora, con las nuevas frecuencias, el viaje se extiende a dos horas.
Todos "aplastados" en el tren Sarmiento. Crecen las quejas de los usuarios porque cada vez viajan peor. Foto: Francisco Loureiro.Eva Villarruel también sufre las demoras. Es sastre pompier y trabaja en Colegiales hasta las 16. Debía llegar a Hurlingham a las 17.30, pero recién podrá subirse cerca de las 18. “Ayer pasó lo mismo”, cuenta con fastidio.
Recuerda cuando un tren se quedó detenido por una tormenta y tuvieron que abrir las puertas y caminar por las vías. “Se quedan parados y la gente abre la puerta de seguridad porque a veces no puede estar. Muchas personas tienen fobia y empiezan a saltar por las ventanas”, explica.
Todo son testimonios que reflejan un problema diario en el Sarmiento. Una línea golpeada por la corrupción y marcada por la tragedia de Once el 22 de febrero de 2012, en la que perdieron la vida 52 personas. El tren N° 3772 no detuvo su marcha y chocó contra el andén dos en la cabecera de la estación.
Según fuentes de la empresa que gestiona el tren Sarmiento, el descarrillamiento de hace 15 días provoca demoras en el servicio. Los pasajeros aseguran que viajan peor desde hace tiempo. Foto: Santiago Garcia DíazHace más de 15 días, la línea volvió a generar preocupación. El anteúltimo vagón del tren descarriló a la altura de Liniers y circuló unos 300 metros mientras pasaba el cambio de vía. Hubo varios heridos, pero ninguno de gravedad.
Desde entonces, el Sarmiento implementó un cronograma con un 30% menos de servicios en días hábiles. La frecuencia se asemeja a la de un sábado. En Once, las pantallas muestran trenes cada 15 minutos, pero la realidad es otra. Los horarios no se cumplen y los retrasos son habituales.
“El tren es un desastre hace rato. Andan a 20, se paran a mitad de la estación, antes de llegar a la estación, todos los días. De Once a Caballito tardan 40 minutos. Lo de Liniers fue porque lo descuidan. La plata que tienen que invertir no la invierten, no arreglan las vías. Esto hasta que no lo privaticen no lo arreglan más”, dice Daniel, usuario del tren, que no puede ocultar su frustración.
Todos "aplastados" en el tren Sarmiento. Crecen las quejas de los usuarios porque cada vez viajan peor. Foto: FMaxi FaillaTiene que ir hasta Ramos Mejía y duda si seguir esperando. Quiere conseguir asiento pero lo ve casi imposible por la cantidad de gente. “Capaz me voy a ir en subte. Estaba pensando eso. Me voy en subte que es más rápido hasta Caballito y de ahí tomar el 1 hasta Ramos Mejía”, repite.
Y, antes de irse, agrega: “El servicio es malísimo para viajar así, gratis es caro. Hay que cobrarlo un poco más, como corresponde, pero tienen que dar un servicio como la gente”.
Cronograma especial por obras
Trenes Argentinos justificó los recientes cambios en el servicio por trabajos de mantenimiento. Según informaron, “producto del descalce quedó fuera de servicio la señalización, ya se restableció y ahora se trabaja en la normalización de las dos vías, la principal y la de mercado (permite que se den vuelta las formaciones), con el recambio de 200 metros de vía y de durmientes de hormigón y rieles”.
Además, aclararon que se sustituyeron circuitos de vía y señales que quedaron dañados y que funcionan como semáforo para los trenes. “Hoy el servicio está circulando con un programa especial por las obras, que no es el habitual y se trabaja para restablecer en el corto plazo un diagrama con mejoras”.
Según detallaron, antes del descalce circulaban 15 formaciones; hoy hay 18. “Quedó dañado, y deben pasar con precaución, más lentas. No podes tener todas las formaciones funcionando porque se chocarían entre sí. La frecuencia de temporada alta es cada ocho minutos y hoy es cada 15”.
Este fin de semana informaron que desde el lunes se aplicará un nuevo cronograma con el que se busca empezar a normalizar las frecuencias para que corra un tren cada 10 minutos.
Los trenes "nuevos", que se compraron a partir de 2013, ya no son tan "nuevos" y empiezan a necesitar mantenimiento y reemplazos.
Para los usuarios, esto significa más espera y recorridos más lentos. Mientras tanto, Trenes Argentinos promete que trabaja para que el servicio vuelva a la normalidad lo antes posible. Esa misma normalidad en la que se viaja apretado como ganado, retrasos constantes y con la incertidumbre de lo que pueda pasar en cada viaje.