Clarín | por Karina Niebla
ACUMAR Riachuelo
En la sentencia se considera un “derecho humano” poder respirar aire puro. Ordena monitoreos permanentes, sobre todo para detectar benceno.
Respirar aire puro es un derecho humano, incluso para quienes viven cerca del Riachuelo y están muy lejos de gozarlo. Así lo enfatiza un fallo que se conoció este miércoles, y en el que se le ordena a la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) monitorear los gases en el lugar y presentar informes de evaluación.
La decisión fue del juez Jorge Rodríguez, titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 2 de Morón y uno de los magistrados que ejecuta el fallo de la Corte Suprema que ordenó limpiar el Riachuelo. En el texto, Rodríguez declara que “constituye un derecho humano el acceso al aire sin contaminantesagregados como consecuencia de actividades antrópicas que puedan producir daños a la salud humana”. Con antrópicas se refiere a cualquier acción o intervención humana, que en este caso en particular son mayoritariamente industriales.
Es por eso que el magistrado le exige a Acumar que en el plazo de 20 días establezca un sistema de monitoreo para chequear la presencia de benceno en el aire. Además, el ente deberá presentar informes semestrales en los que se evalúen los riesgos para la salud que representa la presencia de los gases detectados. Y, para elaborarlos, deberá integrar las mediciones propias así como las elaboradas por la Provincia y la Ciudad.
Así se responde al reclamo del Cuerpo Colegiado, conformado por varias ONG de la cuenca a fin de controlar el saneamiento. “Para la gente que vive o trabaja en la cuenca es un tema de salud y expectativa de vida: el benceno es cancerígeno. La propia Acumar reconoce ‘coincidencia estadística’ entre las dificultades respiratorias y la exposición a contaminación del aire”, explica a este diario Raúl Estrada Oyuela, apoderado de la Asociación de Vecinos de La Boca, una de las organizaciones que integran el Cuerpo Colegiado.
"Es la primera vez que se califica como derecho humano el libre acceso al aire sin contaminación antropógena -destaca Estrada Oyuela-. Esto puede tener repercusión en otros países con ciudades que tienen contaminado el aire de sus ciudades, como México y Beijing”.
Hace una década, la Corte Suprema condenó al Estado nacional y a los Gobiernos de la Provincia y de la Ciudad de Buenos Aires a limpiar la cuenca Matanza-Riachuelo. Sin embargo, desde el Cuerpo Colegiado denuncian que el curso de agua sigue contaminado. “El monitoreo de las aguas y del aire no muestran ninguna mejora. Sólo hubo arreglos cosméticos, como el retiro de cascos abandonados o de basura que flotaba”, sostiene Estrada Oyuela.
"Sólo se avanzó con el túnel emisario del Sistema Riachuelo y el Colector Margen Izquierda (CMI). En cambio, poco y nada se avanzó en materia de control industrial y remoción de basurales. También hay un retraso importante en la relocalización de población del margen de la cuenca, sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires", agrega Andrés Nápoli, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales Incineración (FARN), que también integra el Cuerpo Colegiado.
Desde Acumar, su director general ambiental, Nicolás Bardella, sostiene que el ente "lleva adelante tareas de monitoreo de calidad de aire en distintos sitios de la cuenca". Y menciona dos estaciones de monitoreo continuo: una en Dock Sud y otra en el barrio Las Mercedes, en La Matanza. "Ambas recolectan datos de calidad de aire minuto a minuto y miden todos los compuestos estipulados por la normativa ambiental, entre ellos, el benceno y el material particulado". De acuerdo a la autoridad, los resultados obtenidos hasta ahora "marcan que esos componentes están dentro de los parámetros permitidos".
Sin embargo, en la presentación hecha por el Cuerpo Colegiado se advierte que Acumar sólo informa sobre cinco parámetros de los ocho establecidos en la Resolución 2/2007, que fija cómo se debe medir la calidad del aire en la cuenca.