Termovalorización: la ciencia de generar energía con basura

Publicamos cinco noticias sobre el tratamiento de los residuos sólidos urbanos a través de plantas de Termovalorización
..........................................

Noticias Urbanas | 24 de abril | Por Fabián Ruocco

Termovalorización: la ciencia de generar energía con basura

El modelo de gestión de enviar los residuos sólidos urbanos mezclados a enterrar en un “relleno sanitario” simplemente es equivocado. Los residuos orgánicos e inorgánicos que generamos en nuestros hogares son recursos naturales que ya tuvieron en su producción y fabricación impactos ambientales como generación de gases de efecto invernadero, además del consumo de agua y energía. Argentina quedó atrasada, en cuanto al tratamiento de la basura, unos 30 años en comparación con lo que se practica en Europa, Asia y Norteamérica.

En este contexto, la empresa estatal Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) anunció en enero pasado, que en cinco años colapsará su relleno sanitario y no se podrá enterrar más la basura que genera el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que abarca a 42 municipios y la Ciudad, es decir, un estimado de 15 millones de personas que producen 18.500 toneladas de residuos por día. Ante esto, las autoridades comenzaron a estudiar nuevas tecnologías para anticiparse al problema y una de las opciones es desarrollar el sistema de termovaloración.

Las plantas de termovalorización son prácticamente plantas termoeléctricas que en lugar de quemar combustibles fósiles aprovechan el poder calorífico de los residuos mediante una combustión controlada (en un sistema cerrado) en donde las emisiones se tratan químicamente.

Se utilizan filtros de mangas para la separación de sólidos del gas de combustión, eliminando los productos de las reacciones y partículas suspendidas. Las cenizas que son captadas en los filtros de mangas y las impurezas que se generan en el proceso son manejadas de acuerdo a la normativa ambiental vigente.

La temperatura de combustión es superior a los 850 grados Celsius por más de 2 segundos, evita la formación de sustancias químicas tóxicas. La caldera utiliza este calor para evaporar agua y el vapor a su vez se utiliza para mover una turbina y generar energía eléctrica. Posteriormente es enfriado mediante una condensación por aire y permite que se recicle el agua.

Estas plantas cuentan con un sistema de medición continua de emisiones por línea y miden en tiempo real la concentración de los componentes de los gases de combustión en cada chimenea. Incluyen sistemas de procesamiento de datos que pueden ser transmitidos “on line” y de forma transparente para la autoridad ambiental y público en general. Las sustancias químicas tóxicas y metales pesados son muestreados periódicamente y operan bajo sistemas que cumplen con los estándares de calidad más avanzados del mundo.

Esta tecnología es ampliamente utilizada en Japón, con 210 plantas, Alemania con 99 plantas, Francia con 126 plantas, resto de Europa y Rusia con 276 plantas, China con 225 plantas, resto de Asia con 62 plantas y Estados Unidos de Norteamérica donde operan 99 plantas de Termovalorización o Waste to Energy (WTE) valorizando 240 millones de toneladas anuales de residuos no reciclables para producir energía eléctrica.

No existe ningún estudio epidemiológico que relacione estas plantas con daños a la salud por las sustancias químicas tóxicas, ya que son mínimas. Los vehículos diésel, camiones, colectivos, camionetas, locomotoras y hasta las parrillas a carbón tan tradicionales en el país, generan más toxinas que dichas plantas.

Ahora sí podremos hablar de basura cero, no porque en el futuro dejaremos de generar residuos, sino porque con esta nueva metodología podremos abandonar la antigua costumbre de enterrarlos. De esta manera entraremos al método de la “economía circular” que no es otra cosa que el reaprovechamiento de todos los residuos que generamos en casa. Los países que usan termovalorizacion incrementan su reciclaje de otros residuos urbanos. En Argentina es positivo abrirnos al análisis de los aportes que la ciencia y la tecnología nos brindan para mejorar la calidad de vida. Lo importante es no demorar más.

-------------------------------

Infobae |  11 de abril de 2018 |  OPINIÓN | Pedro Del Piero

Sobre la termovalorización y la economía circular

Algunas informaciones periodísticas y el proyecto de ley que modifica la ley de basura cero enviado a la Legislatura por el Ejecutivo de la Ciudad preanuncian la incorporación de la termovalorización en el tratamiento de la basura del área metropolitana de Buenos Aires.

Frente a ello aparecen resistencias que descalifican sin más trámite esta tecnología atribuyéndole maldad intrínseca. No lo aceptamos porque a las tecnologías, como instrumentos del quehacer humano generadas por el desarrollo científico y tecnológico, corresponde evaluarlas por su uso y no negarlas en abstracto. Numerosos ejemplos en la historia avalan la inutilidad de demonizar tecnologías, tanto como los perfeccionamientos logrados por críticas a su aplicación.

No dudamos que, en las condiciones licitatorias de los equipos a instalar, habrá que atender el impacto en la calidad del aire incorporando los estándares más exigentes del mundo en la materia además de establecer estrictos controles de cumplimiento. Como buenas prácticas existen numerosos casos de plantas instaladas en plenos centros urbanos de países con altos estándares ambientales.

También será necesario definir qué lugar ocupará la termovalorización dentro de un verdadero ciclo sustentable en el tratamiento de los residuos sólidos urbanos para, entre otras cosas, evitar crear una dependencia nociva en la generación de energía por este modo.

Es por ello que esta tecnología debe encuadrarse en los parámetros de la economía circular donde el proceso productivo está signado por la recuperación de materiales en un ambiente de consumo responsable. La idea es ir reemplazando la hoy imperante economía lineal en la que, en una sola dirección, se fabrican productos que una vez que cumplen su ciclo útil son desechados con alto dispendio de materiales recuperables, útiles.

En la gestión de los residuos, que es responsabilidad de todos, para un correcto y sustentable uso de los recursos naturales es imperioso reducir la generación de RSU e incentivar la plena recuperación de todos los materiales utilizables, destinándolos a ser materia prima de otros productos.

Esto es lo que habitualmente llamamos reciclado. Integra este ciclo la generación de energía -tal como lo sostiene la Fundación Mc Arthur líder mundial en la promoción de la economía circular- pero definiendo qué lugar debe ocupar en un escenario equilibrado de reciclaje. Nosotros la imaginamos en última instancia, es decir capturando aquellos materiales que no tienen otra posibilidad de recuperación.

Por ello insistimos en el concepto de consumo responsable proponiendo evitar cualquier tipo de dependencia de esta fuente -por parte de la matriz energética- que termine incentivando la generación de residuos.

La termovalorización, es decir generar energía con residuos, debe ser parte de un proceso virtuoso de economía circular donde previamente a su intervención ya tuvieron destino sustentable todos los materiales posibles de ser recuperados e insertos nuevamente en el circuito productivo. Para la energía generada por esta tecnología el mercado energético tiene que ser un destino, no una demanda.

Finalmente, y a favor de la economía circular, vale destacar que para su desarrollo es necesaria la separación en origen. Pero no es suficiente. Es imprescindible pero no alcanza si no existe un eficaz sistema de recolección diferenciada. Es más, en muchas oportunidades ya viene frustrándose la creciente conciencia colectiva de separar porque a la hora de recolectar, en algún momento, se va todo junto.

El autor es Presidente de la Fundación Metropolitana

-------------------------------------------

Página 12 | SOCIEDAD  19 de abril de 2018 | Por Gisela Marziotta

Qué hay detrás del plan del gobierno porteño de volver a quemar basura

En lugar de ciudad verde, un negocio en billetes verdes

Cada una de las siete plantas que el macrismo pretende instalar tendrá un costo millonario en dólares, que deberán generarse con nueva deuda pública. Con apenas el 4 por ciento de ese presupuesto se podrían instalar 40 centros de reducción de residuos.

El negocio detrás del proyecto para volver a incinerar la basura en la ciudad de Buenos Aires es millonario. Según los especialistas, cada planta que se pretende instalar tendría un costo de alrededor de 500 millones de dólares y el proyecto del gobierno porteño contempla un total de siete. La ciudad de Buenos Aires va a tener que endeudarse para poder llevar adelante la propuesta del oficialismo que se debate por estas horas en la Legislatura. Los especialistas coinciden en que con el 4 por ciento que costarán las plantas para incinerar se podrían instalar por lo menos 40 centros verdes para avanzar con la reducción de residuos, sobre todo, teniendo en cuenta que quemar basura es una práctica que se está abandonando en el resto del mundo porque afecta al medio ambiente.

LEER MÁS
El dilema de los residuos

Alicia Montoya, responsable del equipo técnico de la Cooperativa El Alamo, una de las organizaciones ambientales que trabajan por el reciclado y la recuperación de residuos y que generan puestos de trabajo que están en riesgo a partir de este proyecto, aseguró que la termovalorización esconde un “negocio” y es el término “maquillado” de para volver a quemar de basura. El gobierno de la ciudad pretende “habilitar un negocio con quien gane la licitación internacional que están preparando” porque “dicen que van a poner un incinerador, que ese incinerador va a absorber toda la basura que llega hoy al relleno sanitario y que no van a tocar lo que rellenan las cooperativas”, señaló.

“A esto le agregan que van a generar energía y que va a tener un filtro extraordinario que lo vamos a poder seguir con nuestro smartphone para ver que hay cero contaminación. Todo eso es una mentira, porque cuando se concesiona el servicio del incinerador está quien va a operarlo, y se va a tener que pagar por cada tonelada que procese”, argumentó.

Desde Greenpeace, su director, Diego Salas, coincidió en que “maquillan la quema de basura bajo el concepto de termovalorización” y aclaró que en realidad “no es una manera de generar energía sustentable como intentan venderlo”.

“Es quemar basura. Bajo este concepto de termovalorización nos pretenden esconder lo que realmente está pasando, la quema de basura que atenta directamente contra un sistema de reciclaje que es una de las bases de la Ley de Basura Cero. Los principales productos que más energía generarían a través de su quema son los que hoy se deberían estar reciclando”, enfatizó en diálogo con PáginaI12.

En ese sentido, subrayó que todo lo que se hizo desde 2007, cuando comenzó a estar vigente la ley de Basura Cero, hasta hoy, “fue gracias al esfuerzo de los recuperadores urbanos”. “El gobierno prestó pocos servicios de esto y no le puso la energía necesaria para cumplir con los pasos que se establecía en la norma, que dice que a 2018 deberíamos haber reducido en un 75 por ciento la basura que enterramos en el conurbano bonaerense y sólo redujimos un 30 por ciento”, remarcó.

Para la legisladora de Unidad Ciudadana Andrea Conde, los porteños son “víctimas de la perversidad PRO, que durante todo este tiempo no cumplió ni con la primera de las metas que establecía la Ley de Basura Cero, que era disminuir el 30 por ciento de los desechos depositados en rellenos sanitarios para el año 2010”.

“La deficiencia en el desarrollo de la política se evidencia claramente. No se puede fortalecer la separación de residuos en origen o mejorar las condiciones del sector cartonero, si el Gobierno de la Ciudad destina sólo un 10 por ciento del total del presupuesto de gestión de los residuos al sistema de reciclado. Entonces, en vez de revisar su política, proponen incinerar la basura, lo cual es una contradicción absoluta con el espíritu de la ley. Con este proyecto lo que están enterrando es avanzar en la política de reciclado y la ciudad verde”, aseguró Conde.

“La quema de basura pasó a llamarse incineración y ahora la quieren rebautizar como termovalorización energética. El nombre edulcorado no oculta los riesgos que este procedimiento implica debido a la liberación de dioxinas y furanos, reconocidos contaminantes orgánicos persistentes y cancerígenos”, concluyó la legisladora.

Nadia Mazzeo, del Programa de Desarrollo de Tecnologías para Residuos Sólidos Urbanos, Gerencia de Calidad, Metrología y Ambiente del INTI, explicó a PáginaI12 que la termovalorización “es la valorización térmica de los residuos. Es decir que, por combustión o por algún proceso fisico-químico, como la hidrólisis, se transforma la materia en energía (calor o electricidad)”.

Desde el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), Silvia Ferreyra planteó que no es cierto lo que dice el gobierno porteño acerca de que no puede seguir avanzando en la aplicación de la ley así como está y por eso la propuesta de volver a quemar basura.

“Eso no está agotado, nosotros desde hace diez años que venimos anticipando que si no se reduce la cantidad de residuos se llega a este momento con todos los rellenos sanitarios colapsados, pero lo que se propone no es una solución reparadora sino que además nos incide en una alternativa mucho más contaminante y muchísimo más costosa”, enfatizó.

Según Ferreyra, una sola planta de estas siete que se quieren instalar sale alrededor de 500 millones de dólares (es lo que cuestan en Europa). “Con un 4 por ciento de ese valor, se podrían instalar por lo menos 40 centros verdes en los distintos distritos para poder avanzar con el reciclado”, indicó.

Si bien es cierto que algunos países europeos utilizan incineradores, también es una realidad que muchos de ellos y la Unión Europea los están dejando de lado por opciones más eficientes como el reciclaje y el compostaje. En enero de 2017 la Comisión Europea publicó su posición sobre el rol de la incineración en la economía circular, en la que instó a los países a priorizar las políticas de reducción y reciclado de residuos y a desalentar el uso de la incineración.

El documento destaca que “la inversión en nuevas capacidades de tratamiento de residuos debe encuadrarse en una perspectiva a largo plazo de economía circular y debe ser coherente con la jerarquía de residuos de la UE, que clasifica las opciones para gestionar los residuos según su sostenibilidad y concede la máxima prioridad a la prevención y el reciclado de los residuos”. También llama a los países con nula capacidad de incineración a “dar prioridad al desarrollo de sistemas de recogida selectiva e infraestructuras de reciclado en consonancia con la legislación”, e indica a aquellos países con altos porcentajes de incineración que “tasas tan altas son incoherentes con objetivos de reciclado más ambiciosos”, por lo que propone introducir o aumentar impuestos a la incineración, eliminar los subsidios a esta tecnología, imponer una moratoria sobre nuevas instalaciones y desmantelar las más obsoletas.

Un informe de Iatasa, de la Cámara Argentina de la Construcción, sostiene que el mayor desafío ambiental del Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para los próximos años está directamente relacionado con la gestión y disposición final de los Residuos Sólidos Urbanos que se generan en él.

Además del negocio detrás de la termovalorización y su impacto ambiental, más de 6 mil personas perderían su trabajo si se aprueba el proyecto del oficialismo. “Las cooperativas hoy intervienen sobre la generación de residuos domiciliarios, comerciales e industriales asimilables a domiciliarios, nosotros no recolectamos ni patogénicos ni residuos peligrosos”, explicó Montoya.

“Tenemos un contrato con la Ciudad que dice que cada cooperativa tiene una zona de trabajo y tiene la exclusividad en la gestión de los residuos reciclables. Colectamos ese material, lo llevamos a plantas de tratamiento, se separa, no es basura, es material separado de origen: plástico, cartón, vidrio, metal. Entonces se separa, se acondiciona según el tipo de material e ingresa a la industria recicladora como materia prima”, describió Montoya el trabajo que realizan desde las distintas cooperativas y que está en riesgo.

En ese mismo sentido, aseguró que “es un enorme salto hacia atrás en la política ambiental y socio ambiental” la idea de volver a quemar basura, y remarcó que “en cada puesto de trabajo que se genera en una cooperativa, tenés por lo menos cinco puestos de trabajo indirectos. Hoy en toda la Ciudad más o menos hay seis mil personas que integran las cooperativas, así que estás hablando de 30 mil puestos indirectos, que en general son pymes”.

“No es un problema de cartoneros, es un problema de la ciudadanía. De calidad de vida, de enfermedad a largo plazo”, concluyó Montoya.

----------------------

URGENTE24 » OMNI » TECNO | Jueves 05 de abril de 2018

Termovalorización, una palabra que debería ir memorizando Moyano


El sistema de termovalorización es utilizado en las principales ciudades de Europa, como Copenague y París, pero ha tenido mayor expansión en Escandinavia. México está desarrollando la primera planta con esta tecnología en Latinoamérica. El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires lo quiere traer a Argentina, en una jugada que podría tener el efecto de restar poder a Hugo Moyano en el negocio de la basura, pero ambientalistas aducen que implica riesgos serios.

Horacio Rodríguez Lareta se encuentra en Estocolmo, analizando cómo funciona el sistema que trasforma la basura en energía, conocido como termovalorización, reveló LaPoliticaOnline. El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires quiere cambiar la matriz del negocio de la basura, trasformándolo en un negocio energético, lo que permitiría internacionalizar los jugadores y reducir el papel Hugo Moyano en el juego, apuntó el portal.

Pero, ¿de qué se trata la termovalorización? El proceso, conocido en inglés como 'waste-to-energy' (de basura a energía) o 'energy-from-waste' (energía de la basura), consiste en la generación de electricidad o calor a partir del tratamiento primario de la basura.

Las plantas de termovalorización energética son una forma alternativa de generar electricidad sin usar combustibles no renovables, lo que ayuda a reducir drásticamente el volúmen de los residuos y también a restituir progresivamente los combustibles tradicionales, en pos del desarollo sostenible, explicó Christian Ramírez Carmona de Selecciones. Sin embargo, la termovalorización ha suscitado cierta controversia porque hay ambientalistas que se le oponen.

El sistema está muy extendido en Escandinavia. La BBC visitó la planta Klemetsrud, la más grande de recuperación de energía en Noruega, "un gran espacio de concreto lleno de basura", relata Mathew Price. Allí llegan los residuos expulsados por millones de hogares en Noruega, el Reino Unido y otros lugares, y son convertidos en calor y electricidad para la ciudad de Oslo, previa selección (lo reciclable es apartado del proceso).

"Cuatro toneladas de residuos tienen la misma energía que una tonelada de combustible", explicó Paul Mikkelsen, director de la agencia Waste-to-energy en Oslo, a la BBC. Mikkelsen asegura que una tonelada de combustible de petróleo podría calentar una casa durante un año y medio. "En otras palabras, tome una pequeña parte de la carga máxima de un camión recogedor de basuras británico, cargado en las ciudades de Lees o Bristol. Conviértalo en energía aquí y podrá calentar una casa en Oslo durante medio año" explica la BBC. Menciona dichas ciudades porque ambos exportan residuos a Oslo. "En lugar de pagar por llevarlos a un vertedero de basura después de que los elementos reciclabes han sido retirados, lo que hace es pagarle a Oslo para que se ocupe de ellos", escribió Price de la BBC.

"El proceso es simple. Los residuos, tonelada por tonelada, caen en un incinerador. La temperatura se eleva a 850 grados." Selecciones agrega que la incineración controlada de la basura a 850ºC, sucede al menos durante 2 segundos.

No toda la basura arde: algunas latas viejas o resortes de colchones a veces se hallan entre las cenizas, agrega la BBC. Pero el resto sí. "El calor hierve el agua. El vapor impulsa una turbina que produce electricidad. Y el agua hirviendo se canaliza hacia fuera de la planta, a las casas y las escuelas públicas de todo Oslo", explica la BBC.

Tras la combustión, los residuos reducen su volumen en aproximadamente un 90%, y su peso en un 75%, explicó Selecciones. Antes de ser arrojados a la atmósfera, además, los residuos generados durante el proceso reciben un tratamiento de limpieza y depuración.

La incineración, explica Wikipedia -la combustión de material orgánico como la basura con recuperación energética- es el método más comúnmente usado para la implementación del waste-to-energy, aunque no el único.

No todos los ambientalistas ven en la termovalorización una solución: algunos la perciben como un peligro. Greenpeace se opuso el año pasado al proyecto de una planta de termovalorización en Ciudad de México, a la que considera una contradicción ambiental, ya que será, asegura, una fuente adicional de contaminación en la ya trágicamente poluta capital.

La organización advirtió que dicha planta, conocida como 'El Sarape' (que será la 1º en América Latina), constituye, tal como indica la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), una fuente adicional de emisiones de material particulado y óxidos de nitrógeno para el aire de la Ciudad de México y su zona metropolitana, explicó el diario El Universal.

El @GobCDMX, encabezado por el Dr. @ManceraMiguelMX, ha asumido diversas acciones para contrarrestar algunos efectos del Cambio Climático, mediante diversas estrategias, una de las más importantes: el proyecto de la #PlantadeTermovalorización “El Sarape”.

Fronteras Comunes, uno de los grupos ambientalistas que se opusieron a la planta en México, acusó que en la instalación habría incineración de residuos tóxicos. "No es lo mismo una planta que se opera en Europa que una planta aquí, donde no separamos la basura y se van muchas cosas que no deberían ir", dijo la directora de Fronteras Comunes, Marisa Jacott, al portal Expansión.

Pero según el doctor Luis Raúl Tovar del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional, el proceso de la planta aplica una temperatura de combustión por encima de los 850ºC por más de 2 segunos, lo que inhibe la formación de dioxinas y furanos, compuestos químicos que se producen a partir de procesos de combustión y que son tóxicos.

Otros ambientalistas como Carlos Álvarez, presidente de la asociación México, Comunicación y Ambiente, defiende el proyecto, aduciendo que "todas las sustancias químicas pueden ser manejadas adecuadamente". "En esta planta se tratan los gases y las cenizas que se general se disponen en un relleno especial. Estas plantas no generan ningún impacto al ambiente", dijo Álvarez según Expansión.

A pesar de intentos de frenarla, el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, informó en enero que un juez rechazó la suspensión definitiva del amparo impuesto contra la planta, por lo que las autoridades recabarían los últimos permisos para iniciar su construcción. El Sarape tendrá como fin el aprovechamiento de 4.500 toneladas de basura para transformar en energía que será utilizado en las líneas del metro.

La termovalorización también tiene enemigos entre los ambientalistas noruegos, explica la BBC. Lars Haltbrekken, del Consejo de Amigos del Este de Noruega, explicó a la BBC: "La meta primordial desde una perspectiva ambiental debería ser reducir la cantidad de basura, reusar lo que se pueda reusar, reciclar y después, la cuarta opción es quemarla para producir energía. Hemos creado sobrecapacidad en las plantas de Noruega y Suecia. Y ahora dependemos de producir más y más basura".

Los entusiastas con el proyecto discrepan: aducen que, con todas las plantas de conversión de basura de energía de Europa, sólo alcanzan a consumir el 5% del total de rellenos sanitarios. Con los estrictos controles de limpiza de gases productos de la combustión, Oslo cree que convertir basura en energía ayudará a reducir a la mitad las emisiones de carbon en los próximos 20 años.

En Argentina, la idea del Gobierno es aprobar una norma que habilite la incineración para el próximo 26/4, revelo LaPoLíticaOnline. Desde que el gobierno anunciara el envío a la Legislatura del proyecto que modifica la Ley de Basura Cero, grupos ambientalistas como Greenpeace pusieron el grito en el cielo. "El proyecto cambia solo tres artículos de la ley de Basura Cero, entre ellos elimina prohibición de la termovalorización, todo indica que es la opción que quiere el gobierno", dijeron fuentes opositoras a LaPoliticaOnline.

La escala del negocio, explica el portal, dejaría afuera a la gran mayoría de los operadores locales, ya que una planta de termovalorización cuesta más de US$ 200 millones, fuera del alcance de los operadores actuales del sistema.

Si bien todavía no está claro donde se ubicarían las plantas de tratamiento ni cuántas serían, agrega LaPoliticaOnline, el sistema nuevo no necesitaría los miles de camiones que hoy llevan la basura hasta el Ceamse que, por otro lado, tiene una vida útil estimada apenas en 5 años más.

En marzo de este año, María Elena Polack, del diario La Nación, había adelantado que el Ceamse analizaba modelos de incineración para la ciudad, ante el hecho de que al Complejo Ambiental Norte III, donde hoy se depositan los residuos, le quedan 5 años de vida útil. Funcionarios ya han visitado plantas en París, Viena y Amsterdam, buscando opciones ante el colapso de los rellenos sanitarios del área metropolitana, explicó Polack.

Construir una planta de termovalorización como la que funciona a menos de 2 kilómetros de la torre Eiffel, sobre el río Sena, demoraría 3 años y podría costar unos 200 millones de euros, especificó La Nación. Eso teniendo en cuenta que la ciudad de Buenos Aires debería antes modificar su ley para que permita la incineración de la basura, prohibida en todo el territorio nacional.

------------------

LA NACION | SOCIEDAD | María Elena Polack | 3 de marzo de 2018 

Basura: la CEAMSE analiza modelos de incineración para la ciudad

Funcionarios visitaron plantas en París, Viena y Amsterdam; buscan opciones por el colapso de los rellenos sanitarios del área metropolitana

El tiempo es bastante relativo en términos de decisiones políticas. ¿Cuánto son cinco años? Para la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), que gestiona la disposición de la basura en el ámbito integrado por la ciudad de Buenos Aires y 40 municipios del conurbano, cinco años es muy poco.

En ese lapso, para 2023, se terminaría la vida útil del Complejo Ambiental Norte III, donde hoy se depositan los residuos. Por eso, es que, aunque no lo quieran admitir públicamente, estudian modelos europeos para tratar de aplicarlos aquí y buscan interesar a la dirigencia política de encarar una nueva etapa del manejo de los residuos sólidos urbanos (RSU).

Una reciente visita a plantas de termovalorización (incineración de basura que genera energía eléctrica y calefacción) que funcionan en París, Viena y Amsterdam permite intuir que ese es el modelo que más convence a las autoridades del Ceamse de cara a 2023. Construir una planta como la que funciona a menos de dos kilómetros de la torre Eiffel, sobre el río Sena, demoraría tres años y podría costar unos 200 millones de euros.

Si se tiene en cuenta que al menos la ciudad de Buenos Aires debería modificar su ley para permitir la incineración de la basura, prohibida en su territorio y en cualquier lugar del país que pudiera suceder, y que el año próximo el foco de atención política estará en la campaña electoral para elegir jefe de gobierno, presidente y gobernador bonaerense, los cinco años pasan casi mágicamente a ser mucho menos. "No hay decisión tomada sobre ningún recurso, pero si no hacemos que el problema sea de todos no lo vamos a resolver", sostuvo a la nacion Gustavo Coria, presidente del Ceamse, tras recorrer la planta de Syctom, que trata los residuos de París.

"El problema lo tenemos que plantear hoy para no sufrir una crisis en cinco años", agregó. Y advirtió: "No tenemos un horizonte complicado, pero no es prudente ni sensato no llevar soluciones. En el borde del abismo, siempre se pusieron parches".

Acompañado por Marcelo Rosso, gerente de Nuevas Tecnologías de la Ceamse, y del subsecretario de Reciclado porteño, Renzo Morosi, y un grupo de periodistas argentinos, Coria lideró una comitiva que dialogó con funcionarios nacionales franceses y municipales de París, Viena y Amsterdam, así como con responsables de la operación de las plantas de termovalorización.

"El tema de la basura tendría que ser un tema técnico, no un tema político. Estudios efectuados con la Facultad de Ingeniería de la UBA nos anticipan que para 2030 cada ocho días llenaremos un estadio del tamaño del Real Madrid de basura. Actualmente es cada 11 días. Los rellenos sanitarios tienen vida útil y, si bien tenemos cinco años por delante, el tiempo pasa rápido", explicó Coria.

Ninguno de los tres representantes del manejo de residuos que compartió la semana pasada visitas a tres plantas usa la palabra "incineración", prefieren el término técnico de "termovalorización", porque el sistema permite generar energía eléctrica y calefacción.

De hecho, en la planta HVC de Alkmaar, a 42 kilómetros de Amsterdam, el asesor Wiebe Bosma admitió: "Incinerar traía malos recuerdos de los días de la Segunda Guerra Mundial y de los inicios, hace casi 100 años, de esa manera de manejar los residuos en Holanda". Y recordó que hasta mediados de los 60, los canales que circundan Amsterdam eran el lugar donde se arrojaban los residuos. "Hoy la ciudad está entre las tres más limpias de Europa e incluso la reina argentina Máxima nada en el canal en una competición anual para fomentar la actividad ecológica", agregó Evert Lichtenbelt, asesor externo en temas de residuos del gobierno holandés.

A su criterio, y en coincidencia con el responsable de reciclaje y valorización de los RSU de Francia, Loic Lejay, y con Martina Ableindinger, representante de la comuna de Viena en el manejo integral de los residuos de esa ciudad, la clave de aceptación social de las plantas de termovalorización son tres: "Hay que ser limpio, transparente y honesto".

Por eso, es que en los tres modelos visitados por la Ceamse, los controles sobre la operación de las plantas de termovalorización los hacen el Estado nacional y las comunas. En algunos casos, como en el de Amsterdam, hay diálogos con las ONG dedicadas al cuidado del ambiente. Y en casi todas las ciudades, se puede seguir por Internet la emisión de los vapores que se envían a la atmósfera luego de todo el proceso.

En todos los casos, la incineración de basura es parte del sistema y no el centro de la solución. París todavía de manera incipiente, Viena y Amsterdam con más vigor, llevan adelante sistemas de reciclaje de residuos desde el mismo momento en que una persona descarta algo que no necesita. No solo hay contenedores dispuestos en distintos lugares de las ciudades donde se puede desechar material orgánico, residuos verdes, cartones y papeles y vidrios, sino que cuentan con "puntos verdes" donde gratuitamente se pueden entregar muebles, materiales de construcción, electrodomésticos o electrónicos en desuso y hasta libros.

A diferencia de lo que sucede en la ciudad de Buenos Aires, donde el vecino paga la tasa por alumbrado, barrido y limpieza, en Amsterdam y Viena se paga específicamente por la recolección de residuos domiciliarios. Y Viena, aunque no lo aplica con rigor, tiene un sistema de penalización para quien no cumple con el proceso de reciclado o de disposición de residuos en los contenedores designados.

En Viena, además, cada seis años la comuna revisa el programa de gestión de residuos. "Actualmente, en distintos talleres se elaboran estrategias entre empleados, científicos y personas que trabajan con el medio ambiente para definir cómo vamos a seguir adelante", contó Ableindinger.

"Debemos trabajar en la prevención de la generación de los residuos, en la recolección y la separación de los materiales para aprovechar mejor el proceso. Y hay que entender que incinerar la basura es el último recurso y no el principal. Todos tenemos que lograr una economía circular a partir de los desechos", concluyó.

En noviembre pasado, siete ONG ambientalistas alertaron, ante la idea de la incineración, sobre los riesgos para la salud y el hábitat del procedimiento. En ese momento, Cecilia Allen, de la Coalición Ciudadana Anti Incineración, advirtió: "Es una fuente de emisión de una gran cantidad de compuestos tóxicos para la salud, incluyendo varias sustancias cancerígenas. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, tres millones de personas mueren al año en el mundo por causa de la contaminación del aire. Sumar contaminación aérea a ciudades ya saturadas de contaminantes, como Buenos Aires y otras del conurbano bonaerense, implicará un nuevo deterioro en los índices de calidad del aire".

En el área metropolitana, la discusión y la búsqueda de consensos acaba de empezar. El tiempo corre.

Radiografía del área metropolitana
15.839.000 habitantes

Es la cantidad de personas que residen en el área metropolitana, integrada por la ciudad de Buenos Aires y 40 municipios del conurbano

18.500 toneladas

De residuos sólidos urbanos (RSU) se generan a diario. Mensualmente son 550.000 toneladas

170.000 viajes mensuales

Hacen los camiones que recolectan y trasladan la basura. Se usan 307.000 litros de combustible

1 estadio de fútbol

Del tamaño del Real Madrid es la superficie simbólica que se llena de basura cada 11 días.

Por: María Elena Polack