Andrés Borthagaray, arquitecto y urbanista, examinó posibles mejoras para el sistema de transporte. El especialista en políticas públicas ofreció una visión detallada de los desafíos actuales y las posibles soluciones. Perfil Córdoba
En la Ciudad de Buenos Aires, el transporte público moviliza a millones de personas cada día, que llegan desde distintos puntos del AMBA. Actualmente, los subsidios que recibe el servicio son cuestionados y el valor de la tarifa está siempre sobre la mesa.
En diálogo con Acciones, Andrés Borthagaray, arquitecto, urbanista y presidente de la Fundación Furban, examinó posibles mejoras para el sistema. El especialista en políticas públicas ofreció una visión detallada de los desafíos actuales y las posibles soluciones.
¿Cómo evalúa la calidad del transporte público en la Ciudad de Buenos Aires?
El sistema tiene una buena base, pero requiere mejoras importantes. El subte, que en su momento fue el más avanzado de la región, quedó rezagado en comparación con ciudades como Santiago de Chile, San Pablo o Méjico. Por otro lado, la red de transporte en superficie es extensa y cubre gran parte del área metropolitana, lo que sorprende a muchos extranjeros por su amplia cobertura.
¿Cuáles son las principales falencias?
La falta de carriles exclusivos para el transporte terrestre es una de las principales áreas a mejorar, ya que podría aliviar considerablemente la situación actual. La creciente congestión vehicular afecta tanto a particulares como a quienes usan transporte público, y esto requiere una mayor coordinación en las políticas de movilidad.
Desde el punto de vista ambiental, los estándares actuales son más exigentes que lo que se cumple en la ciudad. También preocupa la falta de accesibilidad en el subte, que no es lo inclusivo que debería ser. Por último, el financiamiento sigue siendo un desafío importante.
¿Qué soluciones se deberían implementar?
Lo primero es establecer prioridades claras y asegurar que las acciones respondan a una estrategia integrada, que pueda mantenerse en el tiempo, sin ser afectada por situaciones de corto plazo. En cuanto a los servicios ferroviarios, incluidos los subterráneos, es necesario aprovechar mejor la capacidad instalada. Hay aspectos que no requieren grandes inversiones, pero sí un enfoque claro para mejorar. Por ejemplo, la estación Ciudad Universitaria del ferrocarril Belgrano Norte, que conecta la Ciudad Universitaria y la cancha de River, es insuficiente tanto en instalaciones como en frecuencia de servicios. Sin embargo, se sigue priorizando la inversión en infraestructura vial para autos, cuando el enfoque debería estar en el transporte público.
¿Se puede potenciar el ferrocarril?
El ferrocarril y la ciudad son compatibles y, de hecho, presentan menos conflictos que el automóvil. Para maximizar su potencial, es esencial desarrollar una estrategia pública que valore y promueva el ferrocarril.
No se debe recurrir a especulaciones a corto plazo, como vender terrenos sin una estrategia integral, ya que esto podría resultar perjudicial. En cambio, es importante invertir en el ferrocarril y planificar a largo plazo para mejorar su integración y generar beneficios sostenibles a lo largo del tiempo.
¿Qué políticas son necesarias para mejorar el subte?
El subte requiere una inversión considerable, aunque es una infraestructura que se amortiza bien con el tiempo. Es importante recordar que Argentina fue pionera en la región, empezando su red de subtes 50 años antes que otros países.
Si bien no es realista pensar en una expansión de muchos kilómetros por año debido a los costos, es fundamental tener un plan sostenido. No puede ser que no avancemos en la construcción de la línea F o en mejorar las líneas existentes.
Para el urbanista, es necesario potenciar la infraestructura existente para mejorar el transporte público en la Ciudad de Buenos Aires. Y cuestiona la inversión en desarrollo vial por sobre otros medios.
¿Cuál es su postura sobre el subsidio al transporte público?
En casi todo el mundo, el transporte público recibe algún tipo de subsidio para que los usuarios no paguen el costo total del servicio, aunque varía el porcentaje subsidiado según el país. También están los casos de tarifas sociales para ciertos sectores. Lo ideal es que el subsidio llegue directamente al usuario y que los gastos estén bien controlados. Es necesario encontrar un equilibrio entre el nivel de subsidio y la inversión en mejorar la calidad del servicio.
El transporte debe ser accesible, de calidad, seguro, limpio y saludable, pero siempre manteniendo tarifas que los usuarios estén en condiciones de pagar.