Por Matías Alonso | 18 feb 2021
Agencia TSS - Tecnología Sur
Agencia TSS – Para poder encarar la problemática ambiental y urbana de la cuenca Matanza Riachuelo, en el año 2006 la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó la creación del ente autárquico Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), que obliga a todas las jurisdicciones atravesadas por la cuenca a hacerse cargo del problema y sus soluciones. Este organismo depende de las autoridades políticas de la Nación, de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La cuenca recibe contaminantes de distintos orígenes: hidrocarburos de la industria portuaria, químicos de la industria de curtido de cueros, metálicos de la industria de la galvanoplastía, biológicos de vertidos cloacales sin tratamientos y de la industria cárnica.
Desde el año 2006 hubo avances y también retrocesos, pero se fueron acumulando conocimientos sobre la cuenca y la identificación de sus principales problemáticas. TSS dialogó con tres funcionarios de la actual gestión –que lleva alrededor de un año en funciones– para conocer los diferentes proyectos en marcha. El director General Ambiental, Bruno De Alto; el director Ejecutivo de Gestión, Daniel Larrache; y el coordinador del Plan de Manejo Hídrico de ACUMAR, Nahuel Schenone, quienes detallaron los procesos de integración de tecnología para monitoreo en tiempo real de la cuenca y de los vertidos de las industrias, y las acciones que buscan mejorar la calidad de agua de la cuenca en los próximos años.
¿En qué estado están las empresas de la cuenca que deben reconvertirse?
De Alto: Las industrias están obligadas a empadronarse y les asignamos un “nivel de incidencia ambiental”. Además, se suman las inspecciones que se vienen haciendo sistemáticamente desde hace más de diez años. Todo esto hace que no tengamos sorpresas en la cuenca. Hay una certeza sobre 1400 empresas que han sido declaradas “agente contaminante”, de las cuales 600 ya se han reconvertido o se han adecuado, que es como hoy le decimos. Hay un avance en ese sentido, pero, desde hace un tiempo, los 800 que quedan son un remanente que no se ha abordado correctamente. Entonces, hemos decidido fortalecer ese trabajo y estamos trabajando en dos direcciones: con los grandes volcadores y con los pequeños. Nos pudimos enfocar en 80 empresas que representan el 95% de vertidos líquidos industriales sobre la cuenca. Además, hay otras 300 empresas que también vierten contaminantes con las que tenemos una actitud de promoción de la adecuación. Y, para fin de año, calculamos reglar el monitoreo automático. Esto aliviará mucho la tarea de los inspectores, la fortalecerá. El monitoreo necesita un sistema de captación y transmisión de datos que el sistema permita y el CIMCA (Centro Integrado de monitoreo y Control Ambiental) estárá en condiciones de hacerlo. Nos va a dar un panel de control con las empresas que se vayan adecuando a este sistema. Vamos a empezar por las más grandes y después por las medianas, para tener un control del 95% de los vertidos controlados y sobre eso trabajar en las adecuaciones. Son tres medidas: los grandes vuelcos, una promoción de adecuación a través de distintas herramientas y el control automático.
“La industria nacional hoy está en condiciones de hacer los equipos y para los sensores abrimos un proceso en paralelo para nacionalizarlos, con ayuda del INTI”, dijo De Alto.El control automático del CIMCA estaría en las bachas adonde vierten las empresas?
De Alto: En las cámaras de registro de toma que están diseñadas para que el inspector vaya y tome muestras. No es una toma eventual, sino que son permanentes y mandan señales cada 15 minutos sobre lo que están midiendo. Es una máquina cerrada, lacrada. La empresa va a conocer el valor a partir de la lectura que hacemos nosotros y también permite el autocontrol, para que puedan hacer correcciones si están fuera del parámetro. Nosotros toleramos esas situaciones siempre y cuando se compense en el tiempo.
Larrache: La creación del CIMCA es algo en lo que se viene trabajando desde hace mucho tiempo y está financiado con un crédito del Banco Mundial, el mismo crédito con el que se está haciendo el sistema Riachuelo. Tenemos que pasar de un sistema artesanal a un sistema más regular y online, que nos permita conocer en profundidad la problemática.
¿Cuál es el avance del proyecto de fabricación de sensores?
De Alto: Los equipos arrancan siendo nacionales y los sensores importados. La industria nacional hoy está en condiciones de hacer los equipos y para los sensores abrimos un proceso en paralelo para nacionalizarlos, con ayuda del INTI.
¿Como funcionará el sistema CIMCA?
De Alto: Ya contamos con sistemas de monitoreo automático que envían información a ACUMAR pero lo hacen de manera independiente y son históricos. Los de hidrología, los de calidad de agua y aire, pero este sistema permite ampliar esos sensores e incorporar el control industrial.
Schenone: Es un sistema de control integral del monitoreo ambiental de la cuenca. Actualmente, hay estaciones que miden datos de la cuenca. Lo que trabajaríamos de forma más integral entre las áreas es poder consolidar toda esa información en una plataforma nueva de captura de información y procesamiento de datos sensorizados remotos. Con esto conoceríamos los vertidos de cada empresa y la condición de los ríos y los arroyos de la cuenca. Para esto necesitamos fortalecer todo el sistema de sensorización sobre la cuenca y la transmisión de los datos. Que la transmisión sea fidedigna, que sea constante, que no tenga problemas, necesitamos un software que capture esa información y la procese en forma tal de que se pueda poner a disposición del público en general, porque es información pública.
¿Qué datos se tomarían y cómo se transmitirían?
Schenone: Se tomarían todos los datos que tienen que ver con los parámetros de vuelco de las industrias. Se transmitirían vía LoRa (un protocolo de comunicacion de área amplia y baja potencia) dependiendo de qué señal tengamos en cada parte de la cuenca. Después, se tomarían todos los datos de calidad de agua que se pueden tomar con sesores remotos, como la conductividad, Ph, temperatura y oxígeno, entre otros. También la hidrometría y las alturas que tenemos en los diferentes arroyos, lo que nos daría capacidad para generar alertas ante eventos de lluvias extremas e inundaciones.
“Tenemos que diseñar y construir un sistema específico para la cuenca Matanza Riachuelo porque cada uno de los procesos de saneamiento de las cuencas son diferentes”, dijo Larrache.¿En qué consiste el convenio con INVAP?
De Alto: Es una cobertura institucional que está dirigida, aunque sin mencionarlo, al proyecto CIMCA.
Larrache: Tenemos que diseñar y construir un sistema específico para la cuenca Matanza Riachuelo porque cada uno de los procesos de saneamiento de las cuencas son diferentes. Hay problemáticas comunes, pero si uno no tiene un buen relevamiento de la situación particular que te toca sensar es probable que el equipamiento, la distribución, la forma en la cual se calibran los equipos, no representen el modelo sobre el que hay que trabajar. La articulación con INVAP, y también con ARSAT, nos va a dar la capacidad técnica para poder hacerlo.
¿Cuántos equipos se instalarían?
Schenone: Para la parte de empresas pensamos en unos 300 equipos. En la parte de calidad ambiental, unas 15 estaciones van a tener la sensorización de calidad de agua, pluviometría e hidrometría, y contaremos con dos estaciones de calidad de aire, una móvil y una fija. El desarrollo irá de la mano de las necesidades de ACUMAR, esto es un proceso de creación de conocimiento para generar el software, en el que INVAP se encargaría del desarrollo y la puesta a punto. ARSAT, más que nada, se va a dedicar a la parte de trasmisión de los datos, back up y algún procesamiento de datos.
De Alto: La central de comando del CIMCA va a estar en una instalación de ACUMAR en Lanús, en el Parque Industrial Curtidor.
Uno de los mayores problemas de la cuenta son los residuos cloacales sin tratar y parte de eso se pretende solucionar con el Colector Margen Izquierdo. ¿Qué implica esa obra?
Larrache: Uno de los problemas es que hay conexiones cloacales ilegales que vierten fluidos sin tratamiento a los pluviales que llegan al río. Lo que se hizo en el sistema Riachuelo con el Colector Margen Izquierdo es interceptar los pluviales de la ciudad, que ya no van a caer de manera directa al río, sino que van a ir al colector. La obra son tres grandes componentes: El Colector Margen Izquierdo, la planta de tratamiento y el emisario que deja los fluidos tratados en el Río de la Plata. El colector y el emisario están en alrededor del 85% de ejecución. La planta de tratamiento estaba más demorada porque era financiada con aportes del Tesoro Nacional. Durante los cuatro años de la gestión de Cambiemos prácticamente no se avanzó nada de la obra financiada por Nación, aunque sí en lo financiado con el crédito del Banco Mundial. El año pasado, desde la asunción de las nuevas autoridades y la gestión de Malena Galmarini en AYSA, se puso en ejecución la obra intermedia, que es la necesaria para que todo el sistema funcione.
¿Cual será el objetivo de recuperación de la cuenca?
Larrache: El primer objetivo es el saneamiento integral de la cuenca para mejorar la calidad de vida de los habitantes. El río cumple una función natural vinculada con la salud. Hay que ir recuperándolo en todas sus facetas: ecológica y urbanística, como un río que nos sirva para esparcimiento, de recreación, de calidad visual. Y, en otra instancia, también para una navegabilidad vinculada posiblemente con los usos recreativos. Ese río que ofició de nexo productivo generó muchos problemas. Hay que reconvertir la ciudad que bordea al río porque ya no se construye alrededor de las industrias, como hace 50 años. Tenemos que reconocer ese cambio del entorno urbano y recuperar las riveras del río y de los arroyos. Tenemos que hacer una mejora en la calidad de vida de esas poblaciones, por eso se encaró la recuperación del camino de sirga. Que no haya más habitantes a la vera de los cauces no es un objetivo solamente estético sino de calidad de vida, de recuperación de la cuenca. Es un trabajo que se viene haciendo sistemáticamente, es complejo y tiene avances. Tenemos que abordar el problema de los arroyos como el Cildañez, que trae los vuelcos del Mercado de Liniers. Por eso vamos a trasladar el Mercado de Hacienda a Cañuelas, con la condición previa de que el nuevo mercado en Cañuelas tenga una planta de tratamiento de efluentes. Todo eso es parte de un sistema que lleva mucho tiempo ejecutar y que va a permitir ver mejoras en la calidad del agua. Como en el caso del Parque Industrial Curtidor, donde van a estar cinco curtiembres con una planta de tratamiento de efluentes para esa industria. Con eso vamos a poder avanzar en mejorar los usos del río.
“En la parte de calidad ambiental, unas 15 estaciones van a tener la sensorización de calidad de agua, pluviometría e hidrometría, y contaremos con dos estaciones de calidad de aire, una móvil y una fija”, sostuvo Schenone.
Este año se cumplen 15 años de la creación de ACUMAR. ¿Cuáles son las expectativas de esta gestión?
Daniel Larrache: creo que se avanzó mucho. Siempre la expectativa es que uno mira lo que falta y cuesta a veces reconocer todo lo que se hizo en estos años. Hay cosas concretas como esa vieja imagen de los cascos de barcos hundidos y el Riachuelo lleno de basura, que ya no existe. El mantenimiento sistémico que viene haciendo ACUMAR de la limpieza de los márgenes es un trabajo permanente. Se está construyendo el camino de sirga, se está mejorando el borde, se mantiene la limpieza. Hay que trabajar cada vez más en detalles más finos y con mecanismos más específicos para ir abordando temas más puntuales, más finos. En eso estamos avanzando. Quedó en el imaginario la frase de María Julia (Alsogaray, secretaria de Ambiente de 1991 a 1999) de que íbamos a poder tomar agua en 1000 días. En el Támesis, que es un buen ejemplo, nadie va y toma agua. No nos pongamos esa condición como expectativa porque la verdad es que sería decepcionante. En paralelo, debemos brindar las infraestructuras de saneamiento para la comunidad porque gran parte del problema son los efluentes cloacales que van al río. Eso implica el desarrollo de obras de infraestructura en las que se ha avanzado, porque AYSA ha construido la planta de Lanús y la planta de Fiorito, se están haciendo las redes para conectar a todos los vecinos de esa zona, que era un gran volumen de efluentes que iban a río. Junto con las plantas de tratamiento del Parque Industrial Curtidor, más todo el sistema Riachuelo, es un enorme cambio en lo que el río recibía y tenía que tratar. Mientras ese proceso no se detenga y esas obras continúen, tenemos un horizonte de que vamos a tener una cuenca saneada.
De Alto: Muchas de las cosas que mencionamos van a ocurrir antes de 2023. A principios del año que viene, el CIMCA debería estar funcionando. Las gestiones anteriores tuvieron que encarar proyectos de diez años de duración, pero nosotros tenemos la suerte de que todos ellos van a terminarse en uno a dos años. A partir de entonces se van a empezar notar cambios en la calidad del agua, esos cambios que tanto esperamos.
https://www.unsam.edu.ar/tss/tecnologia-para-recuperar-el-rio/