Sólo con votos de Vamos Juntos, la Ciudad modificó su Código Urbanístico

PARLAMENTARIO | LEGISLATURA PORTEÑA | Código Urbanístico

Al igual que sucedió en la primera lectura, la iniciativa fue aprobada con 34 votos positivos y 24 negativos. Además, el Parlamento sancionó el nuevo Código de Edificación, a través del cual se prevé regular los parámetros que deben cumplir los edificios en relación a la estética urbana, a la habitabilidad, salubridad, a la accesibilidad, a la seguridad y a la sustentabilidad.

ese a los esfuerzos de la presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano, Victoria Roldán Méndez (VJ), por conseguir un mayor consenso, la Legislatura porteña aprobó sólo con los 34 votos de Vamos Juntos el nuevo Código Urbanístico; la medida recibió los 24 votos negativos de los bloques GEN, UC, PS, PTS, MC, Ev, BP, PO y AyL.

Es así que el nuevo Código permitirá diseñar una ciudad a escala humana, cuyo principal beneficiario será el vecino; además, conservará la identidad de los barrios y se impulsará el desarrollo de áreas relegadas. Cabe destacar que la necesidad de esta medida se fundamenta en que el Código vigente data de 1977, época en la cual se priorizó la creación de autopistas y se fomentaba la utilización del automóvil particular.

Uno de los principales cambios que propone la norma es establecer alturas máximas de construcción, para respetar la identidad de cada barrio. Esto dará mayor previsibilidad, y el vecino podrá conocer cuáles son las alturas permitidas para la construcción en su manzana. Es de esta manera habrá sólo 6 alturas máximas -a diferencia del Código actual que contempla 27-, siendo que el 70% de la Ciudad tendrá edificios de menos de cinco pisos y el máximo permitido serán 38 metros, es decir, 12 pisos.

También promueve una ciudad policéntrica, lo que atraerá comercios y servicios a los barrios, evitando que en determinadas áreas concentren únicamente actividades específicas -cómo, por ejemplo, las fabriles-, permitiendo que el vecino pueda satisfacer sus necesidades o intereses sin salir de su barrio. Es así que se fomentará una red de centros comerciales secundarios, así como de centros comunales y barriales.

Asimismo, la norma plantea un desarrollo urbano consciente a partir de la identificación y creación de unidades sustentables, que se desarrollarán entre avenidas o calles transitadas. Se redirigirá la circulación vehicular hacia las avenidas, se priorizará la movilidad peatonal y la creación de nuevos espacios verdes. En ese mismo sentido, se incorporarán estrategias sustentables para mitigar algunas de las problemáticas que más afectan a la Ciudad: isla de calor, riesgo hídrico y biodiversidad.

Por otra parte, los diputados aprobaron con 34 votos positivos y 23 negativos una serie de modificaciones al Código de Edificación, mediante las cuales se prevé regular los parámetros que deben cumplir los edificios en relación a la estética urbana, a la habitabilidad, salubridad, a la accesibilidad, a la seguridad y a la sustentabilidad.

Uno de los puntos más relevantes de la medida es la creación de baños unisex, los cuales deberán ser adaptables a personas con discapacidad; de esta manera se busca reducir la cantidad de baños necesarios para que un local logre conseguir la habilitación correspondiente, dado que con la legislación actual era necesario que un comercio -dependiendo de la cantidad de metros cuadrados- contara con un baño para hombres, otro para mujeres, uno para discapacitados y uno para empleados. La iniciativa también prevé que se incorporen cambiadores de bebé en los baños para hombres.

A su vez, se modifican las medidas mínimas de edificación de viviendas, buscando reducir los costos de construcción de las mismas para que cada vez más porteños puedan acceder a una vivienda propia.

El debate en el recinto

Al inicio del debate la presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano, Victoria Roldán Méndez (VJ), consideró que “es un gran día para la Ciudad, después de 41 y 75 años damos un paso fundamental para el desarrollo urbano de la Ciudad con el debate de estos Códigos” e indicó que “las ciudades cambian al color del crecimiento de su población, estos cambios plantean nuevos desafíos, esto es un hecho que ocurre a nivel global”.

“El 2018 nos presentó grandes desafíos en relación a estos Códigos, 2018 nos presentó un gran desafío democrático con la actualización de estos códigos, dos proyectos que se debatieron durante tres años, los dos años previos de elaboración y debate en las comunas que llevó adelante el Poder Ejecutivo y este año en la Legislatura”, argumentó.

En relación al Código Urbanístico indicó que “es inminente cambiar el paradigma de la Ciudad para enfrentar los desafíos que propone el futuro y que exigen una planificación diferente a la que se planteó hace casi un siglo; si continuamos con el modelo de ciudad del siglo pasado y los lineamientos generales del Código de Planeamiento Urbano vamos a fomentar una mayor conflictividad del espacio urbano y, peor aún, vamos a profundizar la división de las clases sociales”.

Sobre el de Edificación, Roldán Méndez explicó que se realizó una serie de modificaciones en base a propuestas realizadas por el sector gastronómico y hotelero, para mejorar los mecanismos de accesibilidad a estos comercios; entre otras cuestiones.

En contraposición, el diputado Fernando Vilardo (AyL) indicó que “este Código se ajusta a los intereses de los desarrolladores inmobiliarios, este proyecto ya estaba acordado con ellos” y afirmó que “el Gobierno debería haber hecho una gran campaña de información para que la mayoría de los porteños sepan lo que está discutiendo, es un grupo minúsculo de vecinos los que se enteran de lo que pasa”.

“Otra vez nos encontramos con una Legislatura vallada, es evidente que el interés responde a aumentar la capacidad constructiva”, añadió y completó que “no hay ni siquiera una previsión sobre si los servicios básicos pueden absorber mayor población, me refiero a servicios como la luz o el agua”.

Sobre esa misma línea, el trotskista Gabriel Solano (PO) indicó que “este es un territorio liberado para el capital inmobiliario, en el que se le sacan los terrenos, las escuelas, los parques y las viviendas a la población” y aseguró que “estos proyectos son un verdadero adefesio del capital inmobiliario, cuya única finalidad es favorecerlo a costas de la expulsión de los propios ciudadanos”. “Se está rematando la Ciudad de Buenos Aires a favor del capital inmobiliario”, aseveró.

A su turno, Sergio Abrevaya (GEN) expresó que “estamos diseñando mal la Ciudad de los próximos 20 años, no acompañamos está idea de impulsar el crecimiento salvaje de la población a favor del negocio inmobiliario” e insistió en que “la Ciudad tiene un problema muy grande de vivienda; aquí el costo mayor es el de la tierra y no se resuelve con este movimiento inmobiliario salvaje, se resuelve con la intervención del Estado”. “El interés de este Gobierno no está en resolver la crisis habitacional, sino que es la de recaudar”, advirtió.

Por su parte, el radical Juan Francisco Nosiglia (Ev) remarcó que “el derecho a la Ciudad no es sólo un catalogo, por eso son tan necesarias políticas públicas” y señaló que “cuando las políticas fracasan, siempre hay que privilegiar los intereses de los vecinos por sobre otro tipo de intereses”. Además, insistió en que “este Código debería representar consensos profundos sobre la ciudad a la aspiramos, no puede ser sólo el resultado de una mayoría circunstancial”.

“Hubiese sido lógico empezar por las modificaciones al Plano Urbano Ambiental. No es cierto que las alturas máximas le darán mayor previsibilidad a las construcciones y que tampoco respetan las identidades de cada barrio, esto no ocurre en todos los casos”, cerró.

A su vez, la presidenta del Bloque Peronista, María Rosa Muiños, preguntó “¿Por qué esta Ciudad necesita sumar tres millones de habitantes más? Tenemos muchísimos mecanismos constitucionales para poder hacerlo e incluso podemos hacerlo a través del Código actual”.

Sobre esa misma línea, el socialista Roy Cortina (PS) consideró que “hay muchos ministros que se creen que el Poder Legislativo es algo menor, que pueden mandar un proyecto y ser despachado rápido, yo tengo la certeza de que este proyecto hubiese tenido un tratamiento casi express” y aseveró que “este proyecto muestra grandes confusiones de la política pública por sobre como diseñar políticas públicas”.

“En el tratamiento de estos Códigos prevalecieron las desarrolladoras inmobiliarias, discutimos mucho con el Arquitecto Carlos Colombo, pero hacía falta hacerlo enojar para que dijera cuales fueron las verdaderas intenciones”, advirtió y concluyó que “no pueden decirle a la oposición que no trabajamos, en este caso hubo un trabajo monumental de parte de nuestro equipo con más de 40 modificaciones, entre las cuales se incluían cambios en algunos títulos y agregar otros nuevos; sin embargo, de todo lo que propusimos, sólo aceptaron un cambio”.

Por su parte, el kirchnerista Javier Andrade (UC) manifestó que “lo primero que nos preguntamos cuando apareció este Código fue ¿cómo hicieron para encabezar esto sin un diagnostico preexistente? Fue de una pobreza enorme el no tener una radiografía importante como para poder poner en debate el nuevo Código Urbanístico y de Edificación” y remarcó que “se habla de densificación, la realidad es que en la Ciudad desde 1997 hasta la fecha no ha variado en la cantidad de habitantes, y de acuerdo a los relevamientos que hay hechos al respecto esa población no va a cambiar”.

“El Pro tiene un problema estructural con la participación de la gente, el Foro Participativo era algo que tenía que funcionar desde el principio pero tuvieron que esperar a que hubiese una decisión judicial para llamarlos”, aseguró y advirtió que “lo que se hace con estos Códigos es aumentar el valor del suelo, esto se debe a que se está dando mayor capacidad de constructibilidad”.