Diario Perfil | OPINIÓN / LA COLUMNA DE LA UB | Liliana Bertini*
Reciclar materiales significa una reducción de energía y de producción final de residuos.
Se denomina economía circular a aquella en la que los residuos o descartes de una industria puedan ser utilizados como materia prima de otra y donde lo importante es la reducción, el reciclado y la reutilización, para un crecimiento basado en el desarrollo sostenible y con una impronta ambientalmente responsable. Reutilizar o reciclar materiales implica una reducción importante tanto en el uso energético como en la producción final de residuos. Una economía lineal basada en un concepto de “recoge, fabrica y tira” ya no es viable en un mundo globalizado y consciente del cuidado medioambiental. En una economía circular, el valor de los productos materiales se mantiene durante un tiempo mayor y los residuos se reducen al mínimo. Este tipo de economía también es generadora de empleos y de proyectos de innovación, generando desafíos a la hora de reciclar materias primas secundarias. Reutilizar o reciclar materiales implica una reducción importante tanto en el uso energético como en la producción final de residuos. Los residuos sólidos urbanos o la “basura” que generamos en nuestros hogares no son ajenos a este tipo de economía. Una buena gestión consta de varias etapas que incluyen la generación, la recolección, el transporte, la separación, la transformación y finalmente la disposición final de los residuos. Esta última etapa consiste en la técnica del relleno sanitario, mediante la que el residuo es enterrado en condiciones controladas desde el punto de vista ambiental y con ingeniería desarrollada para tal fin. Pero en una economía circular la proporción de material que llega a esta etapa debe ser mínima. Por ejemplo, la Unión Europea fijó una meta para el 2030 para dicha proporción: no debe superar el 10 por ciento de los residuos producidos. Esto implica un vasto programa de recuperación de materiales, ya que para ese mismo año se espera un reciclado del 65 por ciento de los residuos municipales y un 75 por ciento de los residuos de embalaje. La ciudad de Buenos Aires también está abocada a un plan similar. La regulación de residuos urbanos establece una meta importante de reciclaje y disminución de la generación. En regiones del mundo desarrollado se establecen, además, prioridades para el mejor comportamiento ambiental, que van desde la prevención, la preparación para la reutilización, el reciclado y la recuperación de energía. Este último tema engloba la incineración controlada, pero sólo como último eslabón antes de la disposición final y luego de una importante recuperación de materiales, sin poner en peligro las metas de porcentajes de reutilización y reciclado. En definitiva, para establecer una economía circular efectiva es necesario cerrar el círculo de los ciclos de vida de los productos mediante un mayor reciclado y recuperación.
*Decana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Belgrano.
(Fuente www.perfil.com).