Elena Peralta. 29/03/2022. Clarín
El urbanista Carlos Moreno pasó por Buenos Aires y explicó en qué consiste su idea. La opinión de expertos locales.
Carlos Moreno es director científico de la Universidad Panteón Sorbona y asesor de la alcaldesa de París.
¿Cuánto vale un cuarto de hora? Depende de quién lo gaste: 15 minutos pueden ser un café, un rato de plaza, o la rutina de running de un día. Pero también pueden ser la espera de un tren en cualquier estación del conurbano, la tercera parte de la fila para sacar el turno en un hospital o el tiempo que se tarda en caminar bajo tierra para completar la combinación en la red de subtes porteña.
Un ciudadano tipo del área metropolitana de Buenos Aires, gasta —en promedio— dos horas por día en traslados. Multiplicado por los cinco días laborales, la cuenta implica 10 horas a la semana; 40, al mes y 480, al año. Un total de 28.800 minutos robados al sueño, a la vida social, a la familia o al ocio y perdidos en traslados.
Con ese tipo de cuentas en la cabeza, un grupo de científicos liderados por Carlos Moreno, director científico de la Universidad Panteón Sorbona y asesor de Anne Hidalgo, alcaldesa de París, elaboró el concepto de ciudad de los 15 minutos, una idea en la que viene trabajando desde hace 10 años en distintos lugares del mundo, como París, Shanghai, Londres o Madrid.
Carlos Moreno es director científico de la Universidad Panteón Sorbona y asesor de la alcaldesa de París.
Moreno estuvo compartiendo algunas de esas experiencias en una charla organizada por el Gobierno porteño, como parte de un día de trabajo en el que abordó la complejidad del AMBA. El día anterior había estado haciendo algo parecido en Santa Fe.
“La revolución de la proximidad es una revolución mundial”, afirmó en la sede del GCBA de la calle Uspallata, apenas unos minutos después de comenzada su charla, moderada por Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad. Moreno, colombiano pero radicado en Francia hace 40 años, es un fundamentalista del “no viaje”.
Su ciudad de los 15 minutos o de los 30, como propone para espacios urbanos de alta densidad como el AMBA, acota los traslados porque autoabastece a las necesidades humanas básicas: sus habitantes pueden trabajar, comprar, entretenerse, curarse y estudiar en un radio que no implica circulaciones de más de un cuarto o media hora.
El nuevo paradigma que propone Moreno asigna un carácter cuasi material al tiempo en cuanto facilitador de experiencias y pretende transformar la relación de los habitantes con él.
Menos límites y más espacios para compartir con los vecinos.
“La encarnación del tiempo es una encarnación de la dignidad humana. Hemos perdido el tiempo útil por las grandes distancias que tenemos que recorrer, en pos de una visión de producción y consumo, en la cual nuestro tiempo personal, familiar y social se ha menoscabado”, justificó.
La visión urbana de Moreno se inspira en los pensamientos de autores como la urbanista Jean Jacobs, que en los 60 se opuso al avance de las autopistas en Nueva York; pero también en la Geografía del Tiempo de Robert Levine, que indaga en la percepción del tiempo o la falta de él o los del filósofo Helmut Rosa, conocido por sus conceptos de aceleración y resonancia del tiempo en la vida cotidiana.
El combo, actualizado con todas las posibilidades de métrica y cruce de datos que permite la big data, no es tan nuevo: remite a la vida que se vivía hasta no hace mucho.
Las actividades que podrían realizarse en la capital francesa.
“Implica volver a la ciudad original, a la idea del pueblo o el barrio donde había una fábrica, un mercado y una escuela y donde nuestros padres o nuestros abuelos resolvían sus vidas en un radio de 20 manzanas”, analiza Florencia Aguilar.
La urbanista destaca el desafío de esa vuelta al barrio: “hay numerosos ejemplos en CABA y en el Gran Buenos Aires de densidades que crecían en torno a una industria o las viviendas ferroviarias. También es interesante pensar cómo las áreas en las que todavía hay baja densidad o escalas menos urbanas se siguen parcelando los usos, como el caso de los parques industriales del GBA”, explica.
Darío López, presidente de la Sociedad Central de Arquitectos, destaca la planificación de La Plata. “En los 70, un proyecto de Germani implementó un sistema de estacionamiento de bicicletas que está vigente. Rescatar este tipo de iniciativas es un paso importante. Pero queda mucho por hacer sobre todo en áreas con dinámicas tan particulares, como el AMBA”, asegura.
“Los objetivos de la propuesta de la ciudad de los 15 minutos son, en realidad, los objetivos de puesta en valor de la ciudad tradicional”, coincide Marcelo Lorelli.
El arquitecto, exsubsecretario de Planeamiento y Desarrollo del Espacio Territorial de Tigre, conoce el pensamiento de Moreno de cerca. “Venimos planteando el concepto de ciudad pluricéntrica, que a partir de estos nodos permita la coexistencia de las identidades barriales y mejore las condiciones de vida de sus habitantes, ya que consolidar un centro es construir valor urbano y ciudadano”.
Lorelli incluyó la idea de policentralidad en proyectos urbanos en Pilar, Morón, Tigre y San Nicolás de los Arroyos en la provincia de Buenos Aires, Centenario y San Patricio de Chañar en la provincia de Neuquén.
Calidad urbana
“El 50% del mundo es urbano”, subrayó Moreno y dio el ejemplo de Latinoamérica. “Cuando me fui de Colombia, hace 40 años, el continente tenía un 70% de áreas rurales y un 30% de áreas urbanas. Hoy estamos en un 80/20%. La pregunta es ¿cómo medimos la calidad de vida de las ciudades?”.
Moreno le apunta al resultado de esa medición: “las ciudades son responsables del 70% de las emisiones de CO2 y consumen el 70% de energía. Producen la mayoría de la riqueza pero también la mayoría de la pobreza”.
Bajar el ritmo productivo de las urbes no es la solución. La vida económica europea proviene del PBI generado por 150 ciudades. La solución, para Moreno, está en correr ejes. La movilidad es uno de ellos. Con su equipo de la cátedra de ETI (Emprendimiento - Territorio – Innovación) de la Sorbona creó una plataforma de big data que permite analizar gran parte de la actividad territorial.
Cuando midieron la movilidad en París, descubrieron que el 50% de los traslados vehiculares eran de menos de 4 kilómetros en vehículos térmicos.
La idea de la ciudad de 15 minutos va de la mano de reducir esa frecuencia e implica tomar medidas impopulares, como anular la autopista del Sena, una de las medidas más resistidas por parte de los parisinos. Pero también otra batería de medidas, como la generación de nodos multifuncionales con equipamiento sanitario, cultural, laborales y de entretenimiento en los barrios.
“Conduce a una ciudad más sustentable, porque baja las emisiones, y más pacífica, porque lleva equipamiento a los sectores donde no hay”, explicó y recordó una manifestación en Sevilla, donde la gente de los barrios periféricos pedía ciudades de 15 minutos, “lo que pedían era el equipamiento que no tenían”.
Moreno admitió que el mundo laboral es hasta ahora el más difícil de permear a este nuevo paradigma.
“Requiere un cambio cultural profundo, pero solucionable con algunos reordenamientos, como el horario escalonado y el teletrabajo. Hay actividades que pueden hacerse desde puntos remotos, otras necesitan la presencialidad. Proponemos bajar los traslados de los primeros y abrirle la puerta a los segundos para que sus traslados sean más rápidos y menos contaminantes”, aseguró.
En París ya empezaron a implementar oficinas de coworking, en las que varias empresas ofrecen puestos de trabajo de cercanía para los empleados vecinos a esas áreas.
Los 30 minutos del AMBA
“La pandemia fue dramática en muchos aspectos, pero ha sido un acelerador de estos conceptos de proximidad y cercanía. Desde su inicio Buenos Aires adaptó más de 290 mil m2 para el uso peatonal en el espacio público. Esto equivale a más de 15 veces la superficie de Plaza de Mayo”, asegura Muzzio.
La funcionaria asegura que Buenos Aires suscribe al concepto de Moreno. “Todos nuestros proyectos se han basado en avanzar hacia el modelo de ciudad de los 15 minutos, favoreciendo la caminabilidad y la sustentabilidad”, dice y cita ejemplos, como la reconversión del centro porteño, los distritos, la ampliación de bicisendas, los centros barriales y la peatonalización.
“Empezamos a pensar Buenos Aires como una ciudad a escala humana en 2012, con el Plan Microcentro. Peatonalizamos el 38% de la zona, implementamos más de 5 km de ciclovías y recuperamos casi 7 km de avenidas y calles. Hacia el final del proyecto, las cuadras con prioridad al peatón sumaban un total de 12 km".
En 2012 comenzó el plan para peatonalizar el 38% del Microcentro porteño.
Y amplía: "Esta transformación redujo la contaminación visual y sonora y mejoró la calidad del aire, impactando en la calidad de vida de más de un millón de personas que circulaban a diario por la zona, mejorando el tiempo y la forma en la movilidad desde, hacia y por toda el área de Microcentro”.
Rosa Aboy, directora de la Maestría en Estudios Urbanos y de la Vivienda en América Latina, de la FADU UBA, advierte que la región tiene particularidades difíciles de soslayar a la hora de adaptar el concepto pluricéntrico de Moreno. “La primera es la escala, el AMBA es un territorio muy vasto que atraviesa múltiples jurisdicciones, que complican cualquier toma de decisiones políticas”, resalta.
La urbanista, sin embargo, asegura que hay muchas potencialidades para aprovechar: una de ellas, la integración social que caracteriza a Buenos Aires.
“Si bien hemos sufrido distintos procesos de fragmentación, en los barrios de la ciudad siguen conviviendo distintos sectores sociales. Aunque con desigualdades, la infraestructura pública está distribuida por varias áreas. Esos son puntos a aprovechar para generar las multicentralidades que propone Moreno.
La dinámica laboral es uno de los puntos más complicados. “Si bien la circulación bajó en la pandemia, estamos volviendo a ver que la gente se traslada a sus oficinas. Y el Centro sigue funcionando con catalizador laboral y de gestión”, indica Aboy.
La urbanista rescata la visión a largo plazo. “Tenemos que animarnos a mirar hacia la ciudad que queremos construir. Los cambios urbanos llevan décadas y hay muchas acciones para hacer o para impedir hoy que van a contribuir a esa transformación".
Por último, comparó: "París compró hectáreas de bosques privados para ampliar sus espacios públicos. El proyecto de Costa Salguero propone vender tierra pública para construir viviendas. Hay muchas soluciones creativas para agregar habitabilidad sin quitar espacio público".