iProfesional | Negocios | Vencen los plazos
Por Andrés Sanguinetti
08.04.2020 • NEGOCIOS
Propondrá extender los contratos por otros dos años y si alguna terminal abandona repartirá las zonas entre las otras dos o se hará cargo directamente
En medio de la complicada situación social y económica que atraviesa el país en el marco de la lucha contra el coronavirus, el Gobierno busca alternativas para sostener las concesiones del puerto de Buenos Aires.
Ya en enero pasado, las nuevas autoridades anularon el proceso que había convocado el gobierno de Mauricio Macri, que se orientaba a entregar las actividades de la terminal marítima porteña a un solo operador internacional.
Desde el Ministerio de Transporte que orienta Mario Meoni y la Administración General de Puertos (AGP) se comenzó entonces a estudiar un nuevo escenario para elaborar otro pliego de concesión y poder convocar a una licitación antes de que finalice el año.
Es decir, dejar totalmente de lado la iniciativa del anterior gobierno de Cambiemos que se dio a conocer bajo el título de "Plan de Modernización del Puerto Buenos Aires", y que se diseñó como una de las obras más ambiciosas del ex presidente Mauricio Macri por el volumen de las inversiones previstas que rondaban los u$s1.800 millones y porque, se suponía, iba a trascender a su propia gestión.
El objetivo inicial era tener cuanto antes los nuevos pliegos orientados a la existencia de dos concesionarios y no de tres como en la actualidad, una idea lejana a la de Macri de un único operador. Las autoridades tienen claro que el puerto no necesita otra Terminal 6 dada esa mala experiencia.
Pero la llegada de la pandemia del coronavirus y todas las consecuencias sanitarias y económicas que el combate contra este virus dejaron, obligó a las autoridades a pensar una estrategia de transición.
Ahora, la decisión es ofrecerle continuidad por otros dos años a las terminales que en estos momentos manejan las operaciones desde 1994 pero cuyos contratos vencen a mediados de mayo próximo.
La principal es Terminales Río de la Plata (TRP), que controla las zonas 1, 2 y 3 de Puerto Nuevo y está formada por Dubai Ports Word, holding estatal de Emiratos Árabes, y el grupo local Román. Pero también están Maersk, a cargo de la Terminal 4, y Hutchinson Ports, de la Terminal 5.
La pandemia complica la operatoria portuaria
No será una tarea fácil la que le espera a las autoridades del Ministerio de Transporte y de la Administración General de Puertos (AGP), teniendo en cuenta dos factores negativos que hoy complican la vida diaria de la zona, como son la caída del comercio internacional y una disputa interna entre las terminales TRP y Maersk, vinculada con la entrega de contenedores durante los próximos años.
La primera traba se debe a una baja de casi el 30% en el volumen de operaciones actuales del puerto como consecuencia de la recesión que arrastra la economía local y que se ha profundizado por las fuertes restricciones impuestas en los países proveedores de la Argentina y también por el gobierno local para contener el avance del coronavirus.
El puerto ya venía con menores volúmenes de operatoria por la recesión local, pero este escenario se complejizó aún más por el cierre de los puertos en China desde el descubrimiento del coronavirus en ese país, en donde causó miles de muertos y contagios y obligó a las autoridades a extremar todas las medidas, hasta las económicas, para contener la pandemia.
Es que el gigante asiático es el segundo mayor socio comercial de la Argentina solamente superado por Brasil. De hecho, el año pasado ingresaron productos chinos al país por algo más de u$s9.200 millones y se exportaron por u$s7.038 millones. Su influencia es tal que representó en ese periodo el 10% de todas las exportaciones locales y fue a la vez responsable del 19% de todas las compras argentinas en el exterior, según datos del Indec.
De hecho, los expertos consultados por iProfesional aclaran que los menores volúmenes actuales reflejan una caída por efecto de la pandemia en Oriente. Lo cual incrementa la preocupación porque para los próximos meses se predice un escenario todavía peor y pone en duda la estructura operativa actual del puerto porteño por el achicamiento de la torta y el menor reparto del negocio entre los tres concesionarios.
En enero, TRP movió 12.700 contenedores, que los incrementó en febrero a 13.500 y en marzo a 13.600. Para este mes, proyecta una baja a 11.000 y a 11.500 para mayo. En el caso de la Terminal 4 (Maersk), sus volúmenes en los mismos meses fueron de 12.500; 10.000 y 11.000 para los primeros tres meses. Para abril proyecta 9.500 y otros 9.000 para mayo. Y la Terminal 5 (Hutchinson Ports), sus datos son 9.700; 9.500 y 10.000, mientras que para este mes se estima en 7.500 y en otros 8.000 durante mayo.
Datos que reflejan las oscilaciones y la incertidumbre con la que se mueve el puerto local en medio de los desequilibrios mundiales y locales que ha generado la pandemia del Covid-19 tanto en la salud de la población como en las economías de los países.
En Argentina, esto se evidencia con la casi nula actividad que manifiesta la economía, donde el 90% de las actividades está paralizada y donde el Gobierno ha tenido que anunciar un paquete de medidas de salvataje que, de todos modos, parecen no alcanzar.
En este marco, el futuro inmediato del negocio portuario es también preocupante. Los que saben anticipan que la caída por el efecto local se verá reflejada a partir de junio y hasta por lo menos septiembre de este año. Y, dicen, será una caída de casi el 50% de los volúmenes operados.
De todos modos, estiman que desde la primavera, se producirá un reacomodamiento de los stocks a partir de un crecimiento de las importaciones, aunque estiman que la situación del año es compleja y su cierre depende de los efectos económicos locales e internacionales que deje la pandemia.
Igualmente, en el sector hay optimismo. Saben que el cuadro de situación del Puerto Nuevo es complejo, pero de resolución favorable pese al contexto local e internacional.
Un conflicto como escenario de fondo
Un final abierto, predicen, a un año duro y con una licitación internacional de por medio que también tiene como problema adicional el conflicto entre los socios de TRP y Maersk amenaza con profundizar todavía más la crisis que ya sufre el negocio de carga y descarga marítima.
La pelea es vieja. Comenzó en el 2018 entre los grupos Maersk y Dubai Ports World, principales accionistas de dos de las tres terminales del puerto. El primero, accionista a de la Terminal 4, es también uno de los mayores clientes de las otras dos operadoras porteñas y líder mundial en el negocio de la operación de terminales portuarias y de buques. En el caso del holding estatal de Emiratos Árabes está asociado con la empresa local propiedad de Alfredo Román en TRP.
La disputa entre ambos se origina en la decisión de Maersk de retirar las cargas que actualmente dirige hacia las dársenas controladas por TRP a partir del próximo 15 de mayo para concentrar todas sus actividades en la Terminal 4.
Una decisión del conglomerado danés de concentrar los envíos de los buques en su propia terminal fue anticipada en el 2018 a los socios de TRP. No es un dato menor, si se tiene en cuenta que lo que recibe la operadora donde participa Alfredo Román representa el 78% del total de sus operaciones.
En un contexto recesivo como el actual, sería un motivo de complicaciones para TRP, que hace dos años ejerció presiones antes las autoridades para impedirle a Maersk finalizar el contrato. Hasta se presentó ante el Ministerio de Trabajo para solicitar la apertura de procedimiento preventivo de crisis con el cual amenazaba con despedir a la mitad de sus casi 1.000 trabajadores pagando el 50% de las indemnizaciones.
También había acusado a Maersk ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) a través de un documento en el que describía la existencia de una supuesta "posición dominante y de abuso de la misma derivada de una concentración económica reciente que tiene por objeto restringir y distorsionar la competencia en ese mercado con afectación al interés general".
En ese contexto, logró ayuda de parte de las autoridades y de algunos sindicatos y forzó a Maersk a continuar con los envíos de los buques de Hamburg Sud provenientes del norte de Europa y de la costa este de América latina hacia las terminales controladas por el holding árabe. A cambio, desistió de despedir personal y de presentar un procedimiento preventivo de crisis.
Ahora, Maersk pretende hacer cumplir el contrato y a partir del próximo 15 de mayo dejará de enviar los buques a TRP, lo cual generó una nueva avanzada de sus accionistas, como Alfredo Román, que amenaza con despedir a 800 trabajadores y abandonar las concesiones junto a sus otros socios.
La sospecha detrás de este avance tiene que ver con la posibilidad de que Dubai Ports quiera retirarse de la Argentina, al entender que en el actual contexto de crisis, el puerto porteño ha dejado de ser un buen negocio y, de ese modo, trasladar sus operaciones a Chile, donde acaban de comprar varias terminales.
Pero a pesar de estas amenazas, Maersk hará cumplir el acuerdo y los buques serán redireccionados hacia la Terminal 4. Y para evitar futuros conflictos gremiales, el grupo también ofreció tomar al personal afectado a los barcos que serán cancelados, que serán 200 trabajadores. De esta forma, todos los empleados que forman parte del servicio que pasaría a APM conservarían su fuente de trabajo ya que desde la empresa aseguran estar en condiciones de garantizarlo.
Desde el Gobierno siguen de cerca el conflicto, pero avisan que se trata de una pelea entre dos grupos multinacionales, a pesar de ser un conflicto que está generando mucha incertidumbre en los trabajadores de todas las terminales.
Sin embargo, en el sector aseguran que este difícil cóctel tiene solución, de acuerdo a la posición tomada por los funcionarios y sindicatos que buscan encontrar una salida no traumática. Los tranquiliza que los ministros de Transporte, Mario Meoni, y de Trabajo, Claudio Moroni, están siguiendo de cerca lo que sucede en el sector.
"Está claro que, actualmente con el problema de la pandemia (COVID-19), las ocupaciones son mayores, pero no se han desentendido de este tema tan sensible para el comercio exterior del país", asegura un importante empresario portuario.
También le ponen fichas a la gestión del actual gerente General de la AGP, José Beni, quien sigue el día a día del problema. Dicen que, a pesar de que no hay interventor designado en reemplazo de Gonzalo Mórtola, cuenta con experiencia en situaciones conflictivas como la de la Terminal 6 en el Gobierno entre los años 2003 al 2015.
"Es importante que en este momento la designación no sea un obstáculo sino todo lo contrario, imaginar un cambio de timón en el medio del temporal, solamente dilataría la toma de decisiones", aconsejan en el sector portuario.
En cuanto a la extensión de los contratos por otros dos años más, será decisión de cada concesionaria si acepta o no. Pero en ambas opciones, el Gobierno tiene postura tomada al respecto, entendiendo que el conflicto entre Maersk y TRP es un tema comercial y que no depende ni corresponde una definición oficial.
De todos modos, fuentes del Gobierno aclararon a iProfesional que está garantizada la continuidad laboral de todo el personal de TRP y que, en el caso de que este grupo desista de continuar con su concesión, se buscará la forma de que se preserven las fuentes laborales y que las tres terminales sigan operando. En ese contexto, las variantes son distribuir las tres terminales que opera TRP pueden ser distribuidas entre los otro dos concesionarios o directamente ser gerenciadas por el propio Estado nacional.
En los análisis que evalúan las autoridades, todos tienen la idea de que será con el acompañamiento de los sindicatos del sector y de los trabajadores, con la no pérdida de puestos de trabajo, pese a la actual coyuntura local y global.
Para ello se está trabajando mucho, pese a la cuarentena, a través de video -conferencias y reuniones de evaluación del escenario que atraviesa el puerto porteño.