Pregunta: El Microcentro puede desaparecer?

LA NACION | por Pablo Montiel
BRANDO

Por qué la pandemia, entre otros factores, modificó las zonas más transitadas de las ciudades

Invierno del 92. Por alguna razón del destino me encontraba sentado en la tribuna popular del estadio Obras viendo el show de Skid Row. No recuerdo que alguna vez me haya gustado algo de la banda y la verdad es que tampoco recuerdo nada de ese show. Podría haber quedado en el limbo de las actividades intrascendentes que hice en mi vida si no lo hubiera rescatado de ahí la visión del documental de Netflix Escena del crimen: desaparición en el Hotel Cecil.

La miniserie trata sobre el crimen de una turista canadiense en ese establecimiento, pero en una segunda línea narrativa nos muestra el infierno que se vive en Skid Row, el barrio céntrico de Los Ángeles donde está emplazado el hotel. En un kilómetro cuadrado se apiñan miles de yonquis, adictos, enfermos mentales, ex presidiarios, prostitutas y marginalizados de todo tipo que sobreviven en las calles en condiciones más que precarias. Un estudio de las Naciones Unidas de 2017 lo ha llegado a comparar con lo que sucedía en los campos de refugiados sirios, pero con una salvedad: las condiciones de vida en este barrio eran aún peores. Algunos especialistas entienden que el comienzo del deterioro comenzó en los 70 con las políticas sociales que se instalaron allí y que produjeron una relocalización de la gente con carencias, ya que otros barrios de Los Ángeles se negaban a la instalación de esas políticas y los necesitados terminaban hallando ayuda y contención en Skid Row. Otros hablan de las políticas de seguridad de mediados del 2000 que terminaron armando una zona “liberada” para garantizar la seguridad de otras zonas. El colmo del desmanejo es que muchos hospitales privados abandonan a sus pacientes sin recursos enviándolos a las calles de Skid Row. En definitiva, no se sabe qué encendió el fuego ni cómo se azuzó, pero sí está claro que las políticas públicas mal aplicadas pueden generar estos pequeños infiernos de marginalidad.

Si bien los centros de las ciudades se fueron adaptando, algunos parecen no poder resistir los efectos de la pandemia: el teletrabajo que vació las oficinas y la cancelación del turismo provocaron un golpe de nocaut a los negocios que les brindaban servicios.

Técnicamente, el centro de la ciudad es ese espacio donde habitualmente conviven el centro comercial, el distrito financiero, el casco histórico y alguna estación de trenes o de buses. Algunos barrios céntricos de las ciudades sufrieron en las últimas décadas el golpe de la aparición de las multicentralidades, con lo cual se trasladaban los centros comerciales y/o culturales a los barrios, o los cambios en las formas de consumo y circulación de la población. Si bien los centros de las ciudades se fueron adaptando, algunos parecen no poder resistir los efectos de la pandemia. Por un lado, las externalidades negativas del teletrabajo vaciaron las oficinas y provocaron un golpe de nocaut a los negocios que les brindaban servicios. Por el otro, la cancelación del turismo de masas hizo cantar jaque mate a lo que quedaba en pie.

Para poder imaginar qu va a pasar con el centro de la ciudad pospandemia es clave saber cules van a ser las polticas pblicas que se apliquen tanto a nivel social como econmicoPara poder imaginar qué va a pasar con el centro de la ciudad pospandemia es clave saber cuáles van a ser las políticas públicas que se apliquen tanto a nivel social como económico.Ignacio Sánchez - Archivo LN

Eso se ve con claridad en la Ciudad de Buenos Aires; recorrer el microcentro al atardecer es sumergirse en una experiencia donde conviven la extrañeza por el cambio tan rotundo en el paisaje y el temor por la inseguridad. De ese microcentro activo y altivo donde conviven el entramado de los negocios que dialogaban con las oficinas y la extraña elegancia kitsch de la calle Corrientes y la peatonal Florida, se pasó a una tierra de nadie con centenares de personas viviendo en las calles, sin acceso a los servicios básicos, mientras duermen en improvisadas tiendas de cartón y plástico, que se mezclan con marginalidades de las más variadas. Estas realidades sociales conviven con las comerciales, desde los negocios que cerraron hasta los que están con respirador oficial hasta la posible reconversión de las oficinas en viviendas.

Lo que sí es seguro es que para poder imaginar qué va a pasar con el centro de la ciudad pospandemia es clave saber cuáles van a ser las políticas públicas que se apliquen tanto a nivel social como económico. Hemos visto cómo han caído verdaderas instituciones de la vida social y cultural de la ciudad, como el bar La Puerto Rico, el restaurante Filo, el pub irlandés Kilkenny o la parrilla El Federal. Me cuesta pensar que mis recuerdos futuros pasen de ser “te acordás de ese primer café que tomamos en tal bar, los olores, la música de fondo, el color del lugar” a “nuestro primer beso fue después de que llegó el delivery de empanadas: al día de hoy, todavía recuerdo el sonido del portero eléctrico”.

*Asesor urbano. Gestor de ciudades y agitador cultural. Trabajó en 109 ciudades y flaneurió otras 80 en 20 países. Le gusta más descubrir lo que las iguala que lo que las diferencia.