Planificar una ciudad que integre a todos

Paula Baldo. 27/06/2022. Clarín

Batev en La Rural
El Instituto de Vivienda de la Ciudad planifica la integración de los barrios populares desde las dimensiones urbana, habitacional y socioeconómica.

Ribera del Riachuelo, apertura del camino de sirga en el Barrio Orma destinado al traslado de familias desde áreas de riesgo ambiental.

Todos barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires comparten una característica: la endogamia. Cualidad que los atraviesa en su condición de aislamiento físico, a nivel urbano, que impacta en el desarrollo social y económico de sus habitantes.

El subsecretario de Proyectos y Obras del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), Pedro Caride, explica que los barrios están cerrados en sí mismos porque no se dan las condiciones para que se integren a la ciudad. Precisamente, el IVC trabaja para generarlas.

“La política sobre la integración de los barrios populares implica la construcción de un determinado número de viviendas nuevas que permitan mudar a algunas personas para generar la posibilidad de abrir calles y espacios públicos ;y que esto, a su vez, permita llevar servicios (agua. cloacas, iluminación) . Desde el punto de vista de la conectividad, generar la integración circulatoria con la ciudad existente”, resume.

Playn de Chacarita apertura de la calle Palpa

Playón de Chacarita, apertura de la calle Palpa.

Una estrategia que se replica en distintos puntos de la Ciudad y que, pasada la pandemia, “vuelve a recuperar impulso”, asegura el funcionario. Los que pasaron la primera etapa (construcción de vivienda nueva con las familias ya mudadas) son los barrios Playón de Chacarita, Rodrigo Bueno, Barrio 20 y, en una condición especial, varios asentamientos en la ribera del Riachuelo.

La siguiente etapa no es tan evidente para todos los porteños como lo fue, por ejemplo, la apertura de la Av. Triunvirato hasta la Av. Federico Lacroze y la construcción de 678 viviendas nuevas en edificios de hasta 8 pisos. Sin embargo, lo que falta es fundamental para las 1042 familias (censo 2016) de la ex Villa Fraga.

La fase 2 de la planificación para mejorar las condiciones de habitabilidad de estos barrios está en marcha. “Ya se han hecho un montón de demoliciones que permiten generar espacio público, estamos trabajando en el tendido de redes y prontos a iniciar las plazas”, enumera.


Vista general del Playn de Chacarita con las demoliciones para dar continuidad a las calles Palpa y Guevara

Vista general del Playón de Chacarita con las demoliciones para dar continuidad a las calles Palpa y Guevara.

En Playón de Chacarita, como en los otros casos, seguirá también la apertura de varias calles para lograr la continuidad del tejido urbano inmediato. Este punto es fundamental, según Caride, porque redunda en la integración socioeconómica al ampliar la capacidad de las poblaciones de estos barrios de interactuar de manera social y económicamente productiva con el resto de la ciudad.

Barrio 20 antes y despus de la apertura de la calle Miralla

Barrio 20, "antes y después" de la apertura de la calle Miralla.

Planificación participativa

Todo el proceso de definición de la urbanización de un barrio nace del pedido de los propios vecinos y requiere de una ley de respaldo por parte de la Legislatura. El consenso es parte básica del proceso. Desde la apertura de las calles a la intervención individual en una vivienda se gestiona de manera coarticipativa.

“Son mesas de gestión abiertas”, explica Caride, en las que intervienen los vecinos, el Gobierno porteño a través del IVC, instituciones como la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público Fiscal, asesores y delegados del barrio.


En 2019 se inici el traslada de 600 de las 1000 familias del asentamiento Barrio Rodrigo Bueno

En 2019 se inició el traslada de 600 de las 1.000 familias del asentamiento Barrio Rodrigo Bueno.

“Las soluciones, al ser consensuadas por la mayoría, generan una apropiación, un arraigo mucho más importante que si fueran tomadas unilateralmente por el Estado. Esa apropiación claramente contribuye a la sustentabilidad de las soluciones que se implementan”, destaca.

La planificación de los nuevos conjuntos se nutre de experiencias anteriores. Una de las enseñanzas aprendidas es acotar la escala de los consorcios. Ahora, los edificios se planifican en grupos de 20 a 30 como máximo. Además, los proyectos definen especialmente las áreas de espacio público, semipúblico y privado para clarificar quién se hará cargo del mantenimiento en cada caso.

Caride pone a Soldati como un caso extremo, “un consorcio que fue pensado para 18 mil personas, es imposible, tiene un problema de origen no solamente urbanístico y funcional sino dominial”, fundamenta.

Los pasajes permiten y patios permiten abrir ventanas para iluminar y ventilar las viviendas

Los pasajes permiten y patios permiten abrir ventanas para iluminar y ventilar las viviendas.

El IVC apoya a los conjuntos residenciales o “monoblocks” con obras de mantenimiento para asegurar la funcionalidad, pero no son prioridad. “En los barrios vulnerables de la ciudad tenés habitaciones que sin una ventana. Hay una incompatibilidad con la salubridad y resulta casi urgente volcar masivamente nuestra capacidad operativa allí”, señala.

La apertura de calles y el esponjamiento permiten abrir patios para ventilar e iluminar las viviendas, y agruparlas en miniconsorcios que compartan servicios de agua y cloacas. “La mirada debe ser muy integral para dar respuestas también integrales, que no sólo den solución a la necesidad de vivienda”, cierra.