Página 12 | SOCIEDAD | 13 de octubre de 2018 |
Por Gisela Marziotta
Por su ubicación, el Parque Sarmiento tiene un alto valor ambiental. Es un importante foco de biodiversidad, como lo es la Reserva Costanera Norte, la Facultad de Agronomía o el Parque Saavedra. Un punto de protección de flora y fauna nativas. En él, además, existe un Arboretum, que representa los tres ambientes naturales originarios de la Ciudad, un proyecto de conservación, y un estudio de la lechuza vizcachera (Athene Cunicularia), que se mantiene en el lugar gracias al aporte y a la ayuda de cuidadores voluntarios.
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Desde Aves Argentinas, Asociación Ornitológica del Plata, una entidad civil sin fines de lucro y que tiene entre sus objetivos la revalorización del vínculo de la población con su entorno natural, lograron que la Legislatura porteña declarara de interés ambiental el estudio científico sobre la población de la lechuza Vizcachera.
Hoy en el Parque Sarmiento hay cuatro ejemplares, que se encuentran cuidados y al resguardo de voluntarios que se ocupan de mejorar su hábitat y su pequeña población. “Siempre están ahí, salen de noche y de día están muy tranquilas, muy panchas. Están en un espacio cedido por un director anterior del parque”, contó a PáginaI12 Laura, de Aves Argentinas.
Las lechuzas viven dentro del predio de la pista de atletismo. En un espacio cercado desde hace tres años. Un grupo de Aves Argentinas cuida del lugar, de las lechuzas y de su entorno. Son voluntarios y ayudan a mantenerlo. Según contó Laura, “a los chicos que hacen atletismo les gustan y hasta en sus remeras tienen a las lechuzas como ícono”.
“Cuando empezaron a realizar las obras para los Juegos Olímpicos de la Juventud nos pasaron por encima, empezaron a meter camiones, topadoras, sin hablar con nosotros, que somos los cuidadores de los animales. No hubo un estudio de impacto ambiental que considerara cómo les afectaría a las aves, ni sobre el lugar”, subrayó la voluntaria. En ese sentido, también recordó que en un momento “quisieron construir una calle”, y que fueron ellos quienes tuvieron que frenar la obra porque “no sabían que la calle iba pegada a las lechuzas”.
Ellos consiguieron que no intervengan el lugar pero, según la cuidadora de las aves, desde el Gobierno de la Ciudad “nunca se sentaron a hablar con Aves Argentinas”, siendo que, según Laura, “es el único lugar que tiene un cartel de identificación que aclara quién protege ese espacio”.