Mauricio Giambartolomei. 31/03/2022. La Nación
La transformación de Honorio Pueyrredón, uno de los proyectos que más impulsa la Ciudad, está frenada hace un mes; la zona ya comenzó a cambiar.
Los adoquines brotan debajo del asfalto levantado dentro de un corralito de vallas amarillas que se extiende por una cuadra, desde el Monumento del Cid Campeador, a un costado de los autos ordenándose en los desvíos que proponen los agentes de tránsito allí apostados desde enero, cuando comenzó a instalarse el obrador. Pero obreros no hay, solo un guardia de seguridad aburrido que chequea su teléfono celular cada cinco minutos. Los yuyos ya comienzan a crecer en la tierra donde antes había una calle, igual que entre la pila de baldosas que alguien descargó antes de tiempo.
Así luce hoy el proyecto del parque lineal de la avenida Honorio Pueyrredón, en Caballito, que fue anunciado el año pasado como parte de una transformación urbana para agregar más espacio público y verde a un barrio que mostró cierta resistencia al avance de la propuesta. A tal punto que, por una medida judicial surgida del reclamo de un grupo de vecinos, se frenaron los trabajos. La obra es una de las grandes apuestas del gobierno porteño.
La idea de la Ciudad era cambiar en forma radical el funcionamiento de la traza de doble mano entre el Cid Campeador y la calle Neuquén, con la eliminación de los carriles en sentido sur para reemplazarlos por un corredor que tendrá, según el plan, nuevo arbolado, áreas recreativas y de descanso. Los cambios serán para vehículos particulares y transporte público que solo podrán circular en sentido hacia el norte; los desvíos ya se están haciendo hacia las calles Rojas e Hidalgo.
El 9 de febrero, el juzgado porteño en lo contencioso, administrativo y tributario N° 15 hizo lugar a un amparo presentado por un grupo de residentes e instruyó al Poder Ejecutivo y a la junta comunal de la Comuna 6 para que se convoque una audiencia pública temática “respecto del cambio de uso en dominio público y la cuestión ambiental”, uno de los motivos del reclamo vecinal.
El fallo fue apelado por el gobierno de la ciudad y la causa se encuentra dirimiéndose ahora en la Cámara de Apelaciones, a la espera de una resolución que destrabe el conflicto. El fallo fue apelado por el gobierno de la ciudad y la causa se encuentra dirimiéndose ahora en la Cámara de Apelaciones, a la espera de una resolución que destrabe el conflicto. Desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana porteño informaron que las instancias de participación ciudadana, al igual que los estudios de impacto ambiental, ya se realizaron; y que actualmente continúan las instancias participativas con los vecinos del barrio.
En el Ejecutivo defienden el proyecto como parte de una transformación urbana que, a pesar de las críticas, será admirada por todos los vecinos. Hay quienes se quejan de que la propuesta no tuvo suficiente gestión política y territorial en el barrio, lo que terminó generando el rechazo y la medida cautelar que frenó la obra. Al mismo tiempo, sostienen que son solo unos pocos residentes o comerciantes los que están en contra, pero en un recorrido que realizó LA NACION la percepción fue otra.
“Desde que comenzó la obra, en febrero, el trabajo bajó un 30%. No vienen más clientes de otros barrios como pasaba antes, hasta de la zona norte llegaban. No sé qué pasará cuando terminen el parque lineal, dicen que habrá más movimiento peatonal y que eso nos beneficiará, pero no estoy seguro de que suceda”, se lamenta Miguel Spanier, relojero desde hace 40 años en la esquina de Honorio Pueyrredón y Ampere.
El local de Spanier está a pocos metros de las vallas amarillas que retratan el reclamo vecinal. “Transformación no es destrucción”, dice uno de los mensajes improvisados a manos alzada. “No al falso verde en Honorio” y “No destruyan Honorio” son también parte del decorado. La actividad comercial, sobre todo en la cuadra que permanece cortada, es la más afectada; los frentistas tienen la posibilidad de acceder con los vehículos al igual que los geriátricos, con una calle de convivencia habilitada para el paso de ambulancias.
“Perdimos el 50% del trabajo y tememos que si se concreta la obra se reducirá al 80%. ¿Cómo hacemos con tres empleados? Después tendremos que hacer juicio al gobierno para afrontar las indemnizaciones”, amenaza José Torres, de la Gomería Franklin. “Es una obra caprichosa, innecesaria en una avenida con mucha construcción en marcha. Nadie nos consultó nada antes de iniciar los trabajos, no hubo comunicación. Acá no se gana espacio verde; para eso podrían haber ensanchado el boulevard. Lo único que habrá es más cemento y hormigón”, considera.
El nombre de la firma Miavasa está estampado en el vallado y la barrera de contención. La empresa resultó adjudicataria de la obra por unos 400 millones de pesos después del proceso que demandó tres meses. La avenida Honorio Pueyrredón atraviesa los barrios de Caballito y Villa Crespo con una extensión de 18 cuadras entre Neuquén y avenida Warnes. El tramo intervenido será entre el Cid Campeador (avenidas San Martín y Ángel Gallardo) y la calle Neuquén, y conectará las plazas 24 de Septiembre y Giordano Bruno con una única mano hacia el norte de la ciudad.
A medida que avance la obra y se corten las calles, los autos y colectivos que circulan hacia el sur serán derivados hacia Rojas e Hidalgo y la avenida Acoyte, trazas que, según algunos vecinos, ya estaban colapsadas antes de la obra. “Honorio (Pueyrredón) es una avenida rápida, una salida rápida para el tránsito y de esta forma se aniquila. Es una obra que no transforma nada, sino que destruye. Fue una acción autoritaria y sin consulta a los vecinos. Nos encontramos, de un día a otro, con que estaban rompiendo la calle y cortando el tránsito”, resume Raúl Silva, mientras camina por la traza cortada junto a su perro.
En cambio, para Enrique Fernández, otro vecino del lugar, la obra es un cambio positivo para el barrio. “Estoy de acuerdo con la obra, me parece que después de que se termine la gente la podrá disfrutar, como pasó con otras modificaciones que ocurrieron en la ciudad. Primero aparecen las pancartas, las protestas, las quejas, pero después el espacio se disfruta”, opina.
El gobierno porteño espera, entonces, un fallo judicial que le permita continuar con el proyecto que convertirá el asfalto en nuevas áreas con distintas actividades al aire libre y atracciones. En total serán 16.623 m² de espacio público renovado con 9556 m² de zonas verdes y 7067 m² de espacio peatonal nuevo. En esa superficie, la Ciudad se comprometió a plantar 200 nuevos árboles.
Mientras tanto, hay quienes esperan expectantes lo que se resolverá. No todos los comerciantes se sienten perjudicados. “Me está yendo mejor desde que comenzó la obra porque hay menos espacio para estacionar y acá se labura mejor, pero la masa de vehículos se está corriendo para zonas que ya estaban complicadas”, cuenta José Muñoz, dueño de una cochera sobre Franklin, a media cuadra de la obra. “La calle circular del Parque Centenario se tendría que haber intervenido, porque ahí van todos los vecinos a correr o caminar. Sobre Honorio no creo que funcione”, agrega.