Silvia Gómez. 09/05/2023. Clarín
Como en otros barrios, hicieron un relevamiento y hasta armaron un mapa de obras y casas bajas en venta. También presentaron un proyecto en la Legislatura.
Villa Ortúzar, Chacarita, Núñez, Bajo Belgrano, Villa del Parque, Colegiales. Son muchos los barrios que se encuentran asediados por la construcción y por cambios que básicamente están modificando el espíritu que los caracteriza. Barrios de casas bajas, de viviendas unifamiliares. Esta morfología está en jaque debido al nuevo Código Urbanístico, que se votó en 2018 en la Legislatura porteña.
En concreto, el nuevo Código habilitó más volumen constructivo, lo que disparó un proceso de densificación. Sólo por mencionar algunos cambios: permitió construir edificios en las esquinas, adelantó la línea del frente y redujo los pulmones de manzana (por otra parte, un caracter identitario de todos los barrios de la Ciudad).
Y un cambio determinante: la eliminación de las fórmulas que limitaban la ocupación del suelo, es decir cuánto se podía construir sobre cada terreno. Sin la fórmula que vinculaba la superficie construible con el tamaño del lote, se generó un aumento de densidad. Se impusieron las alturas fijas, que cambian dependiendo de los barrios.
La transformación de Chacarita
Vecinos armaron un mapa con los lotes que pueden convertirse en edificios y cambiarle la cara al barrio
Y en paralelo, la Ciudad -a través de la Legislatura porteña- ha otorgado decenas de excepciones que autorizan a construir más allá de lo que permite el mismo Código Urbanístico; a cambios, las empresas desarrolladoras aportan dinero u obras públicas, como plazas.
En función de este contexto, los vecinos y vecinas se organizaron bajo el colectivo "Amparo Ambiental Chacarita" y relevaron el barrio. Con las parcelas geolocalizadas, evaluaron que algo tenían que hacer; así fue como presentaron un proyecto de ley para lograr que se suspenda de manera urgente la nueva normativa y que se vuelva a los estándares anteriores a 2018.
En estos días otoñales, el barrio tiene algunas calles que son una postal. Profusamente arboladas, los colores amarillos y anaranjados de las hojas que comienzan a caer forman una alfombra sobre las veredas. Basta caminar unas pocas cuadras para detectar enseguida qué es lo que preocupa a los vecinos. Por ejemplo, sobre Fraga, en donde se encadenan parcelas a la venta, obras, demoliciones y banderas colgadas en las fachadas de las casas que aguantan el vendaval de la construcción: "No al nuevo código urbanístico, más verde menos cemento".
La preocupación crece en el barrio: "En el entramado interno, se pasó de una altura máxima de tres pisos (9 metros) a una de siete (23,5 metros). El aumento exponencial de demoliciones, obras y edificios nuevos altera la calidad de vida de quienes lo habitan. Cada vez hay más cemento, más tránsito, menos superficie absorbente, menos árboles y menos cielo", aseguran los vecinos.
José Weisman es vecino del barrio y le contó a Clarín: "Acá los cambios no fueron paulatinos, de repente nos encontramos con muchas casas a la venta. En general, hay una historia repetida: son casas bajas, de unos 70 años, cuyos dueños originales ya no están y sus hijos, o herederos, las venden. Estamos muy cerca de Palermo y Villa Crespo, que son barrios colapsados, así que la presión inmobiliaria derramó hacia Chacarita".
El proyecto está basado en tres ejes centrales: bajar las alturas constructivas, proteger el corazón de las manzanas y limitar los usos. Es decir, que no se descontrole la habilitación comercial. Además, impedir que se puedan englobar las parcelas, lo que es aprovechado para aumentar la capacidad constructiva.
Cuenta José que la organización vecinal "fue bastante increíble. Eramos unos pocos que empezamos a buscar información, tratando de entender el Código y viendo qué estaba pasando en otros barrios. Hicimos una convocatoria abierta y se acercaron 50 vecinos. Y la en la segunda ya se sumaron otros 50. Hoy somos un grupo activo de 120 vecinos y armamos un grupo muy pragmático, muy orientado a buscar resultados, las discusiones son cortas y no nos vamos por las ramas debatiendo temas que no tienen que ver específicamente con esta situación".
En otros barrios se lograron cambios que pusieron un freno a las construcciones, por ejemplo en las Lomitas de Nuñez y en dos zonas de Belgrano, el Bajo Belgrano y Barrio River. Hay otras organizaciones vecinales que lograron cosas muy importantes desde una lucha colectiva sostenida, como Manzana 66 y Plaza Clemente; en la primera, la Ciudad promovía la construcción de un estadio y en la segunda, un shopping.
"Los vecinos y vecinas nos contactaron y desde la Legislatura los alentamos a que trabajen el proyecto, porque son ellos los que mejor conocen sus barrios; nosotros les ofrecimos los equipos técnicos para que cuando ingrese el proyecto se encuentre en condiciones de avanzar. Así es que los vecinos presentan la ley y nosotros la tomamos", explicó Claudia Neira, legisladora del Frente de Todos.
Esto ocurrió con los vecinos de Bajo Belgrano, que trabajaron la ley junto al bloque oficialista; o los de Lomitas de Núñez, que lo hicieron con legisladores de Evolución.
"Con algunas diferencias puntuales, la problemática es bastante similar y atraviesa a los barrios, hay una saturación de uso del suelo y una mixtura de usos descontrolada, sobre los que no se llevan controles. Por ejemplo, el crecimiento de la gastronomía sin refuerzo de servicios, como es la recolección de residuos", explicó Neira.
El proyecto de ley de los vecinos de Chacarita ya se encuentra en la Legislatura, debe avanzar por las diferentes comisiones y llegar al recinto. No está previsto cuándo ocurrirá pero esperan que sea pronto. Sucede que mientras tanto los desarrolladores inmobiliarios solicitan a la Ciudad certificados urbanísticos para construir, tengan o no el proyecto, tengan o no el dinero. Ya tienen "pisada la norma", es decir que si se aprueban los nuevos cambios en el Código, los desarrolladores ya tienen asegurado su permiso.
Este certificado urbanístico es uno de los 80 trámites que ahora son gratuitos, según el anuncio que hizo el Ejecutivo Porteño.
Mientras tanto, los vecinos y vecinas continúan con su tarea de visibilización y promoviendo la necesidad de preservar la identidad del barrio; por ejemplo, con visitas guiadas como la que hizo el paisajista Fabio Marquez (@paisajeante en Twitter).