Según estos datos, se erigieron casi 6500 barrios populares en todo el país y en ellos habitan cinco millones de personas. Página 12
El Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), con aporte logístico de la ONG Techo Argentina y otras organizaciones de la sociedad civil, dio a conocer en su último informe que se erigieron 6.467 barrios populares, villas y asentamientos de todo el país en los últimos veinte años. De hecho, en ese momento había unos 1300. En total, ocupan actualmente una superficie tres veces más grande que la de Ciudad de Buenos Aires y allí habita el 12% de la población Es decir, unas 5 millones de personas.
El informe indica que el 66% de los residentes no accede a un suministro formal de energía eléctrica, el 92% no cuenta con agua potable, el 97% no está conectado a la red cloacal y el 99% recibe al suministro de gas domiciliario, por lo que debe comprar onerosas garrafas o usar los peligrosos braseros. Además, el 87% de las mujeres que viven en esos barrios son responsables de hogar, y sólo un 31%, que incluye a las travestis-trans, tiene trabajo con ingresos.
De acuerdo con la encuesta, en uno de cada cuatro hogares (26,5%) se identifica la venta y/o tráfico de drogas en su cuadra, manzana o vecindario. Ocurre en el 12,1% en la Ciudad de Buenos Aires, pero en un 31,1% en el conurbano bonaerense (y en un 32,8% en el Gran Rosario), por arriba de lo que caracteriza a otras grandes y medianas ciudades del país (26,7% y 25,7%, respectivamente).
A medida que aumenta la cantidad de carencias en materia de derechos para la inclusión social, también sube el riesgo a la presencia de venta y tráfico de drogas: 45,2% de hogares con tres o más carencias vs. al 10,5% de hogares sin carencias. El incremento del riesgo de venta o tráfico de drogas en los barrios se atribuye a la ausencia de presencia o vigilancia policial en un 36,3%. Sin embargo, en caso de que existiera, sólo reduciría el riesgo al 22%.
“Más del 70% de la conformación de los barrios populares de la Argentina se dio de una manera que se conoce como ‘ocupación de tipo hormiga’: una familia o un grupo de familias se asientan en un lugar que estaba abandonado, donde nadie está haciendo uso de la tierra, y después van convocando a otras”, reflexionó Juan Maquieyra, director de la organización social Techo Argentina.
“La vida de los barrios populares es la de gente que trabaja, que festeja cumpleaños, que llora y se alegra por las mismas cosas que los vecinos de otros barrios, pero sólo son noticia cuando sucede algo excepcional”, aboga Maquieyra.
Desde que fue convertido en política de Estado hace nueve años, para promover la inclusión social y urbana de quienes viven en villas y asentamientos del país, el Renabap dependía formalmente de la Secretaría de Integración Social y Urbana, aunque siempre con Techo Argentina como unidad ejecutora. Fue constituido por ley 27.453 de 2018 (votada por amplía mayoría de sectores políticos), más conocida como ley de Barrios Populares. Formar parte del Renabap no sólo les otorgó a los barrios un paraguas de legitimidad, sino que también fue el primer paso para que, mediante obras de infraestructura, el Estado los integrara al tejido urbano.