Observatorio Metropolitano

Observatório das Metrópoles - Porto Alegre*

Ruth Ataíde¹
Érica Guimarães²
Amíria Brasil³
Ricardo Moretti⁴

Desde que se intensificaron las recomendaciones y las demandas de aislamiento social en Brasil, las llamadas de la población sin hogar y los residentes de asentamientos precarios también han ido en aumento. ¿Cómo aislarse, cómo mantener las recomendaciones de higiene al mínimo cuando están en la calle o sin infraestructura, y cómo sobrevivir en las calles si están vacías?

No es cierto decir que la crisis actual es democrática, al poner a todos, ricos y pobres, en riesgo. Está claro que los riesgos son mucho mayores para los más pobres y vulnerables, que están más expuestos al riesgo de contagio, ya que se ven obligados a seguir trabajando, viajando en transporte público a menudo abarrotado, viviendo en espacios pequeños y precarios que no lo hacen. Permitir proteger y aislar de la enfermedad. También son los que sufren las mayores consecuencias al contraer el virus y esto debido a enfermedades preexistentes y problemas de salud, además de que a menudo no tienen acceso a un sistema de salud que pueda manejar la gran cantidad de consultas.

Los estudios sobre los impactos de la pandemia en China han demostrado que COVID-19 es dos veces más mortal en los sectores más pobres, según un artículo de Max Fisher y Emma Bubola publicado en el New York Times el 15 de marzo. Además, estos son los que sufren más directamente por los impactos de la crisis económica asociada con la pandemia. Los trabajadores de la calle, por ejemplo, que tienen muy pocas reservas, experimentan una situación desesperada, sin alternativa a ganar ingresos, cuando las calles están vacías y sus clientes potenciales desaparecen.

Vale destacar, também, que não existe uma linha que separa os setores mais vulneráveis dos demais, ou seja, o impacto diferenciado da crise nesses setores afeta indistintamente toda a sociedade e é de interesse geral que seja prevenido. Esses questionamentos nos fizeram refletir e destacar caminhos e iniciativas que já vêm sendo traçadas para redução desses impactos nos distintos territórios brasileiros.

Si nos enfocamos en las ciudades, la crisis del coronavirus nos permite ver, una vez más, cómo los nuestros son cruelmente desiguales, lo que hará que los impactos del nuevo virus sean mucho más severos en la población vulnerable, especialmente aquellos que viven en asentamientos precarios o en la calle. Como señaló Renato Balbim⁶, en estos sectores existen condiciones sanitarias y de vivienda precarias: hay casas sin “ventilación”, altas densidades dentro de la misma casa; lavarse las manos, las caras y mantener la distancia social no son actitudes posibles para las personas sin hogar y esos asentamientos⁷.

Estas situaciones graves se ven agravadas por la retracción de las políticas públicas anunciadas por el gobierno federal en relación con el número de beneficiarios del Programa Bolsa Família, especialmente en la región noreste, donde 96.861 familias perdieron el beneficio este marzo, esto representa R $ 10,6. millones menos en circulación en esta región, según la Secretaría de Estado de Desarrollo Social, Niños y Jóvenes de Pernambuco ⁸.

Es en este escenario trágico que el debate sobre la crisis urbana emerge en toda su plenitud. De esta manera, el virus llegará, y rápidamente, a las poblaciones donde toda la familia vive en habitaciones estrechas, incluidos los abuelos mayores, con una alta densidad de población, adheridos a los vecinos y sin saneamiento básico. Con casi la mitad de la fuerza laboral brasileña activa trabajando informalmente, hablamos de una población que no tiene más remedio que ir a trabajar para sobrevivir. Las personas que, cuando la escuela de sus hijos se detiene, no tienen nada que hacer porque no pueden parar. En este momento, las pautas básicas de "quedarse en casa" y "lavarse las manos" a menudo toman otra dimensión, como lo afirma João Sette Whitaker Ferreira en un artículo⁹. En este escenario, no es difícil imaginar que el impacto en la población de más edad será irreparable.

Esta evidencia ya muestra sus resultados: una de las primeras muertes causadas por COVID-19 en Brasil fue la de una trabajadora doméstica de 63 años, residente en el estado de Río de Janeiro, que adquirió el virus después de contactar con el nuevo empleador de Italia¹⁰ . Este tipo de situación se agrava en Brasil, a diferencia de otros países en el llamado mundo desarrollado, ya que el trabajo doméstico es una realidad en las familias de clase media y alta, y es común encontrar una habitación llamada "habitación de servicio" en sus hogares. - restos de esclavitud - y este trabajo ni siquiera estaba regulado por ley hasta hace poco. Esta gran cantidad de trabajadores y trabajadoras domésticas también está en gran riesgo, ya que están a merced de la comprensión de sus contratistas para ser liberados del trabajo sin perder su remuneración,

Otra realidad señalada en los artículos de periódicos en los últimos días es que el virus también elige el género, ya que se sabe que en Brasil la violencia doméstica ya ha aumentado durante el período de cuarentena ( 15% en Paraná, según los registros de la Policía Militar, y 50% en Río de Janeiro ) ¹¹. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres representan el 70% de los profesionales que están a la vanguardia en la lucha contra la pandemia ²². Además, las mujeres también son la mayoría de los trabajadores informales en Brasil, que de la noche a la mañana han tenido que detener completamente sus actividades sin ningún tipo de asistencia gubernamental.

Artículo de Max Fisher y Emma Bubola, mencionado anteriormente, ilumina el círculo vicioso en el que las epidemias y las crisis de salud amplifican las desigualdades sociales, provocando la amplificación de los efectos de estas crisis. El artículo comienza mostrando que las poblaciones más vulnerables están más infectadas, mueren más y sufren más los efectos de la cuarentena. La desigualdad socioeconómica es un factor multiplicador para la propagación territorial y también para el impacto de la epidemia. Por otro lado, la investigación realizada con las epidemias de la familia de la gripe ha demostrado que la pobreza y la desigualdad exacerban las tasas de transmisión y mortalidad para todos, ya que no hay una línea divisoria en las clases sociales: la desigualdad en la salud es un problema para todos . Los estudios realizados en los EE. UU. Muestran un acceso desigual a los beneficios sociales, mientras que en el cuartil más rico el 90% de las personas pueden seguir recibiendo el pago cuando están enfermas y fuera del trabajo, la misma tasa es solo del 47% en el cuartil más pobre. El texto señala la seriedad, en la propagación de epidemias, del hecho de que los trabajadores se ven obligados a ir a trabajar, incluso cuando están enfermos. Sin embargo, lo más destacado del artículo está en el círculo vicioso que se forma. El círculo de vida en el que la pandemia aumenta la crisis económica, lo que a su vez provoca un aumento de las enfermedades crónicas. Estos reducen la productividad y causan aumentos en los costos del sistema de salud, lo que a su vez conduce a una mayor pobreza, una mayor desigualdad, retroalimentando el ciclo de expansión de la enfermedad.

Soluciones y posibilidades para enfrentar el caos
Hay dos preocupaciones claras, según Deivison Nkosi¹³: el primero es sobre qué hacer, ya que la cuarentena puede considerarse un privilegio para unos pocos, y el segundo está relacionado con las políticas de salud pública que deben implementarse. En cuanto a qué hacer, es necesario convencer a los mayores y más vulnerables para que se queden en casa. También señala que, si es inevitable irse, se necesita cuidado que pueda y deba tomarse en contacto personal, en transporte público, en todos los entornos compartidos. Y en relación con la salud pública, destaca el papel del SUS en el contexto de un momento como este y la importancia de combatir el racismo institucional que hace que la salud pública llegue de manera desigual al territorio. Termina denunciando la estrategia oportunista de tratar de acelerar las reformas económicas y laborales,

Al analizar las medidas institucionales, queda claro que, por un lado, el Ministerio de Salud (MS) hace un esfuerzo por controlar la situación y, por otro, existe una clara irresponsabilidad del Presidente de la República, quien bajo el argumento de "salvar la economía" hizo varios pronunciamientos irresponsables contra el desprendimiento social, lo que va en contra de las directrices de la OMS y la propia EM, comprometiendo la vida de los brasileños. Al mismo tiempo, en respuesta, la Cámara Legislativa aprobó el 26 de marzo de 2020 un ingreso básico de emergencia para trabajadores informales, autónomos y desempleados en una cantidad mucho mayor que la propuesta por el Ejecutivo (PL 873/2020) ¹⁴. El proyecto de ley fue aprobado por el Senado Federal el 1 de abril, con la adición de una lista de categorías profesionales cuyo derecho a beneficio se consideró dudoso, para garantizar el acceso de estas categorías al beneficio inmediatamente después de su implantación¹⁵. El gobierno federal sancionó el PL 873/2020 el 2 de abril con algunos vetos que reducen la protección a algunas categorías vulnerables (como, por ejemplo, la inclusión de personas mayores necesitadas y discapacitadas que aún no tienen el beneficio de una provisión continua por parte de INSS) ¹⁶. Además, después de unos días, el ingreso básico de emergencia aún no se ha implementado, lo que genera una mayor tensión social y la desesperación de las personas que esperan que esta ayuda financiera sobreviva. inclusión de personas mayores y discapacitadas necesitadas que aún no tienen el beneficio de una provisión continua por parte del INSS) ¹⁶. Además, después de unos días, el ingreso básico de emergencia aún no se ha implementado, lo que genera una mayor tensión social y la desesperación de las personas que esperan que esta ayuda financiera sobreviva. inclusión de personas mayores y discapacitadas necesitadas que aún no tienen el beneficio de una provisión continua por parte del INSS) ¹⁶. Además, después de unos días, el ingreso básico de emergencia aún no se ha implementado, lo que genera una mayor tensión social y la desesperación de las personas que esperan que esta ayuda financiera sobreviva.

A nivel estatal, el gobierno del estado de Rio Grande do Norte anunció el 27 de marzo la asignación de 3,6 millones de reales a la red de asistencia social de los municipios para satisfacer las necesidades básicas de supervivencia de los más pobres, especialmente los poder¹⁷. Además, garantizó la oferta de comidas en restaurantes populares (entrega de comidas calientes por un dólar para la población en general y gratis para las personas sin hogar, refugiados y migrantes), a partir del 30 de marzo. Con el aumento de casos en el estado, hay un movimiento del gobierno en busca de medidas más urgentes, sin embargo, las poblaciones más vulnerables, residentes o no en las periferias, aún carecen de protección y respuestas más rápidas a sus necesidades.

A nivel local, después de ser presionado por la sociedad civil y los movimientos sociales, el Municipio de Natal también se vio obligado a tomar medidas para proteger a la población sin hogar, ya que este segmento ya vive en condiciones de vulnerabilidad social, ya que el municipio no Hay suficientes albergues y otros tipos de refugios para atenderlos. Antes de eso, los Defensores Públicos de la Unión y el estado de RN emitieron una nota de recomendación conjunta el 18 de marzo de 2020para que el municipio adopte varias medidas para proteger a la población sin hogar en este momento crítico¹⁹. Sucede que las soluciones presentadas hasta ahora no son suficientes, una vez más, ya que el municipio anunció que solo 143 personas en esta situación se alojarán en instalaciones públicas (escuelas y refugios) ubicadas en vecindarios en dos regiones de la ciudad, mientras que los líderes de los movimientos que representan a esta población (como el Movimiento Nacional de Población en Situación de Calle - MNPR y el Movimiento de Lucha en Barrios y Favelas - MLB) solicitan refugios en las cuatro regiones administrativas de la ciudad y la asistencia de unas 600 personas²⁰. Además, también se destaca como una medida importante decretada por el municipio,

Los que tienen hambre tienen prisa. Pero al analizar las medidas institucionales mencionadas, queda claro que existe una brecha entre el momento de la implementación (y la mayoría de ellas aún no se han producido) y la urgencia de algunas necesidades básicas como la alimentación, la higiene y la vivienda.

En Natal, el Movimiento Nacional de Población en Situación de Calle (MNPR) comenzó a utilizar Instagram como un medio para difundir información y hacer solicitudes de donaciones, porque en ese momento la mayoría de los grupos filantrópicos que generalmente distribuyen alimentos e higiene tampoco pueden ir a las calles Además, los líderes de este movimiento han estado presionando a los organismos públicos locales para lanzar planes de protección de emergencia y llevar a cabo las medidas necesarias, ya que esta población, que ya es muy vulnerable, permanece en las calles y sigue expuesta a los riesgos del virus. En la Figura 1, un grupo de MNPR entrega donaciones a personas sin hogar, además de transmitir información sobre los riesgos del coronavirus.

Otro ejemplo de atención inmediata para los más vulnerables en Natal (y en todo Brasil) ha sido el Movimiento de Lucha en los Barrios y Favelas (MLB), así como otros que luchan por la vivienda, que ha estado articulando redes de donación de alimentos y materiales. higiene para quienes no tienen su propio hogar. En Natal, la ocupación de Pedro Melo, ubicada en el barrio de Ribeira, destaca, recibe y distribuye donaciones (Figura 2). Lo que muchos han llamado redes de solidaridad.