
Página 12
Vialidad Nacional, la historia de la entidad que trazó rutas y caminos
La pérdida de un siglo de gestión de obras
El cierre del organismo interrumpe funciones que estructuraron redes para el desarrollo de la infraestructura de Buenos Aires y del país.
Fundada en 1932 durante la presidencia de Agustín P. Justo, la Dirección Nacional de Vialidad fue encabezada en sus primeros años por el ingeniero Justiniano Allende Posse. En apenas seis años de gestión, el organismo impulsó la creación de más de 30.000 km de rutas nacionales, incluyendo 10.000 km pavimentados, en contraste con los 2.000 km de caminos existentes hasta entonces y solo 100 km pavimentados. Entre las obras fundacionales se destacan la ruta nacional 3 al sur del país, la 9 hacia Jujuy, la 2 hacia Mar del Plata y los corredores hacia Rosario, Córdoba y Mendoza, entre otras. Hoy, con el cierre de este organismo quedaron pendiendo de un hilo décadas de obras ganadas y proyectos que permitieron el desarrollo de la infraestructura tanto a nivel bonaerense como nacional, según advirtieron desde el gobierno bonaerense.
En la provincia de Buenos Aires, Vialidad tuvo un papel determinante. Durante los años treinta se pavimentaron tramos clave de la ruta 5 entre Mercedes y Chivilcoy, se levantaron puentes sobre los ríos Salado y Samborombón en la ruta 2, y se construyeron los primeros accesos a la Capital Federal, como la autopista General Paz. Esta última fue planificada durante la gestión de Allende Posse y se inauguró en 1941 como la primera autopista parque del país.
También se trazaron redes de caminos que conectaron zonas agrícolas del interior bonaerense con los puertos de salida, lo que facilitó el transporte de la producción y consolidó la integración territorial. Esta red fue posible no solo por el aporte nacional, sino también por las tasas provinciales, que permitieron mejorar miles de kilómetros de caminos en Buenos Aires.
Más allá de su función operativa, Vialidad Nacional fue parte de un proceso de modernización más amplio que incluyó obras como el puente Uriburu (hoy Alsina), Avellaneda, La Noria, el Pueyrredón, y el puente internacional “Agustín P. Justo-Getulio Vargas”, en Corrientes. En la Plaza de los Dos Congresos, en Buenos Aires, se colocó el monolito que marcaba el kilómetro cero del plan de rutas nacionales diseñado por Allende Posse, según datos confirmados por la Provincia a Buenos Aires/12 y también difundidos tiempo atrás por la cuenta Argentina en la Memoria.
Mientras tanto, en el sistema ferroviario, Pablo Nogués, administrador general de los Ferrocarriles del Estado entre 1932 y 1943, logró revertir un déficit de explotación de 8,1 millones a un superávit de 36,3 millones en 1942. Su modelo, basado en eficiencia administrativa y control técnico, fue contemporáneo al de Allende Posse en Vialidad, mostrando una estrategia estatal integrada de infraestructura.
El vínculo entre obra pública y expansión económica fue central durante las décadas de 1930 y 1940. En paralelo al desarrollo vial, se concretaron obras como la Guarnición Aérea de Córdoba, el Hospital Militar Central, el Obelisco, y los estadios de Boca y River. En la provincia de Buenos Aires, se destacaron también las obras del ingeniero Francisco Salamone, que dotaron de edificios públicos a decenas de municipios del interior.
Un cierre que no cierra
La primera semana de julio, el Gobierno nacional oficializó el cierre de la Dirección Nacional de Vialidad. La medida, parte del programa de “obra pública cero” impulsado por la administración de Javier Milei, afecta a más de 5.500 trabajadores y paraliza el control y mantenimiento directo sobre más de 40.000 kilómetros de rutas nacionales, que ya desde comienzos de 2024 quedaron a la deriva. Según el decreto 462/2025, sus funciones pasarán al Ministerio de Economía y a un nuevo ente: la Agencia de Control de Concesiones y Servicios Públicos de Transporte.
Desde el sindicato STVyARA se denunció que la decisión no responde a una necesidad administrativa, sino a una orientación ideológica de desmantelamiento del Estado. En paralelo, se cerraron también la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la CNRT y otros organismos vinculados a servicios e infraestructura. La oposición sindical y técnica sostiene que el cierre de Vialidad no es una reorganización sino un vaciamiento que pone en riesgo la seguridad vial y el control democrático de la obra pública.
Como dio cuenta Buenos Aires/12, según datos del Instituto Argentina Grande, en 2022 el 54,9 por ciento de las rutas nacionales pavimentadas se encontraba en buen estado. En 2024, ese porcentaje cayó al 47,5 por ciento. Las rutas en mal estado crecieron del 23 por ciento al 29 por ciento y las regulares pasaron del 22,1 por ciento al 23,5 por ciento. En poco más de un año, cerca de un tercio de la red vial nacional quedó en condiciones deficientes.
El mismo informe señala que los gastos de capital en infraestructura cayeron un 82 por ciento en términos reales. Entre enero y mayo de 2025 se ejecutó un 75 por ciento menos de lo devengado en el mismo período de 2023. En ese año, el gasto fue de 10.321 millones de dólares; en 2024, se redujo a 2.437 millones. Para alcanzar los niveles del año anterior, faltarían 7.883 millones de dólares.
La desaparición de Vialidad Nacional en este contexto acentúa los riesgos. En la provincia de Buenos Aires, la falta de mantenimiento y control directo sobre rutas clave como la 2, 3, 5, 8 y 9 podría derivar en un mayor deterioro, demoras logísticas y complicaciones ante emergencias, de acuerdo a lo argumentado desde el IAG.
La transferencia de funciones a una agencia de control de concesiones plantea interrogantes operativos: ¿quién fiscalizará los contratos con las empresas privadas? ¿cómo se garantizará la continuidad de las obras detenidas? Sin un ente técnico con personal especializado y capacidad operativa propia, las respuestas quedan sujetas a estructuras, que de acuerdo al IAG, poseen escasa experiencia en la gestión de infraestructura vial.
A casi un siglo de su fundación, el cierre de Vialidad Nacional marca el fin de una política pública que tuvo un rol central en la construcción del país.