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En la pantalla del Gaumont se estrena este jueves Ladrillos capitales, un documental de Gustavo Laskier que retrata la lucha de los habitantes de la villa Rodrigo Bueno para ser reconocidos como barrio por parte del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
Ladrillos capitales, la disputa por la tierra en el corazón de la burbuja inmobiliaria. Así se llama el documental de Gustavo Laskier que retrata la lucha de los habitantes de la villa Rodrigo Bueno para ser reconocidos como barrio por parte del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y lograr la urbanización.
La Rodrigo Bueno se encuentra sobra uno de los terrenos más caros de la Ciudad. Son cuatro manzanas donde conviven mil familias, en pleno Puerto Madero y limitada por la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, la Reserva Ecológica de la Ciudad y el Río de La Plata. Tras 15 años de intentos de desalojos, vecinos, vecinas y cuatro delegados barriales lograron ser reconocidos como barrio porteño.
El documental de Laskier se estrenará este jueves en el Gaumont y muestra gran parte del proceso de lucha y urbanización, tomando como protagonista a Luis, un inmigrante peruano que llegó a la Argentina a fines de los ‘90, durante la crisis de 2001 se instaló en la Rodrigo Bueno y desde entonces encabezó la lucha por la urbanización.
“La idea es contar a un barrio en lucha por ser reconocido. Su historia es muy larga. Los primeros habitantes estaban en lo que hoy es la Reserva Ecológica, hasta mediados de los ‘80, cuando el gobierno de la Ciudad de ese momento decidió hacer la Reserva. Ahí había gente que cirujeaba, cartoneros que vivían en el río. Hay que pensar que Puerto Madero no existía en ese momento. Esa zona estaba semiabandonada. En ese momento, el gobierno les pidió a esos habitantes que se corrieran, y les dio los materiales y recursos para que se hicieran sus casas en lo que hoy es la cuarta manzana del barrio. Ahí empezó a generarse el barrio. De a poco, siguió llegando gente. La crisis de 2001 produjo que el barrio creciera muchísimo: era muy pequeño y hoy viven mil familias. Ellos hicieron un barrio de la nada, donde había escombros. Estaban las piedras de la AMIA. Era también un basural. Personas sin nada construyeron sus casas, bastante dignas, con materiales. La de ellos es la lucha por ser reconocidos, porque nunca fueron reconocidos por el gobierno de la Ciudad, siempre quisieron sacarlos de ahí. La película muestra la lucha y también muestra que al lado tienen el megaproyecto inmobiliario de IRSA”, contó el autor al diario Página 12.