Una parte significativa de los candidatos inscriptos para competir en las próximas elecciones primarias proviene de la Ciudad o de la región metropolitana de Buenos Aires.
19/07/2023. Clarín
OPINIÓN Por Andrés Borthagaray
Ilustración Daniel Roldán
Una parte significativa de los candidatos inscriptos para competir en las próximas elecciones primarias proviene de la Ciudad o de la región metropolitana de Buenos Aires. Esta situación debería ofrecer una oportunidad para que se debatan también las políticas territoriales correspondientes junto a las de otros niveles de gobierno que intervienen en su seno, a nivel provincial o municipal.
En todas las áreas metropolitanas es necesario contar con instancias de coordinación que multipliquen los resultados de los esfuerzos en función de los distintos territorios involucrados. Rosario, por ejemplo, ha avanzado en un Ente metropolitano. En Buenos Aires en particular, dada la cantidad de entrecruzamientos entre niveles de gobierno, la articulación es en gran medida una materia pendiente.
Por supuesto, los desafíos económicos de corto plazo, las prioridades sociales y los conflictos en torno a la seguridad, entre otros, toman precedencia en el debate electoral frente a las cuestiones urbanas. Sin embargo todo avance en la articulación metropolitana significa un mejor aprovechamiento de los recursos, una mayor disponibilidad de fondos para inversiones federales a lo largo y a lo ancho del territorio nacional.
También significa poner en valor un polo económico vital y una clave para la respuesta a los desafíos de inclusión social. En las elecciones locales de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires o en los municipios de la región, la escala metropolitana puede parecer también abstracta. Sin embargo de la capacidad de abordarla como tal depende buena parte de la calidad de vida, de la calidad de la educación y de la salud de la población.
Tokio ofrece, en ese sentido, una contracara. Cuenta con un servicio ferroviario ultramoderno, asociado a una visión del desarrollo urbano que crece junto a los viajes a pie y en bicicleta mientras que el automóvil tiene una de las participaciones más bajas del mundo para su nivel de ingresos.
En nuestro caso, a pesar de esfuerzos puntuales significativos, ha venido aumentando la polarización social junto al aumento relativo de las inversiones y espacios para el automóvil y a expensas del transporte público masivo.
Así, se ha generado un modelo de expansión urbana de alto consumo de suelo y muy baja densidad en la periferia y sin una relación integrada con el medio natural en las partes centrales, con el consecuente incremento en riesgo de inundaciones y efecto isla de calor urbana. Vivienda, uso del suelo y accesibilidad son factores indisociables si queremos utilizar con inteligencia los recursos de los que disponemos.
En ese sentido, el centro metropolitano sigue teniendo un rol crucial, inclusive si avanzamos a una región multipolar. El ex Mercado del Plata, con una accesibilidad inigualable, hoy carece de funciones. ¿Por qué no pensarlo como sede de un gran polo universitario, por ejemplo, de la UBA, como parte de la revitalización del centro?
No es una excusa válida que para coordinar políticas tenga que haber gobiernos de un mismo signo político. Primero, por que es algo que se da excepcionalmente en regiones urbanas complejas. Y, segundo, porque en muchos de los casos también son significativas los desencuentros en el seno de un mismo partido o coalición.
Es cierto que el proceso electoral no estimula los acuerdos. Es el momento legítimo y necesario de la diferenciación. Pero es también el de abordar principios para una integración democrática pendiente en una sociedad metropolitana.
Andrés Borthagaray es arquitecto, presidente de la Fundación Furban.