La Nación | Mauricio Giambartolomei | 27 de marzo de 2018
Al finalizar el día en la ciudad habrá 6760 toneladas de basura para recolectar. Mañana ocurrirá lo mismo, el viernes también, al igual que el sábado. El envío de residuos a relleno sanitario no se detendrá hasta colapsar los predios, que se encuentran al límite de su capacidad. Para reducir el impacto, una de las alternativas será la incineración de residuos, que ya dejó de ser una posibilidad para convertirse en un propuesta concreta.
Infografía a la izquierda, Cómo es el proceso
La intención quedó formalizada en un proyecto presentado anteayer por el gobierno porteño para habilitar el uso de esa técnica de tratamiento de residuos. El texto, además, establece nuevas metas de reducción progresiva de la disposición final de los desechos y modifica varios artículos de la llamada ley de basura cero, sancionada en 2005. De aprobarse, en 2028 quedará prohibido enterrar materiales reciclables y aprovechables.
La propuesta oficial abre la puerta a la instalación de plantas de termovalorización, es decir, de incineración con recuperación de energía. Para diseñar el proyecto, varios funcionarios viajaron por diferentes ciudades del mundo donde se aplica esta técnica, principalmente en Europa.
La discusión empieza en un escenario desfavorable y contra reloj, con los predios de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) al borde del colapso, sobre todo el de José León Suárez, que recibe el 87% de la basura de la región metropolitana. Allí se depositan a diario 18.500 toneladas de residuos, 3000 de las cuales viajan directamente desde la Capital. Deberá enfrentar, también, el rechazo de las organizaciones ambientalistas por la emisión de sustancias tóxicas durante el proceso.
El predio de José León Suárez tiene una capacidad de absorción de cinco años; el Gobierno busca soluciones alternativas para afrontar el problema de la basura Crédito: Ceamse
El proyecto plantea la modificación de varios puntos sensibles de la ley 1854 (basura cero), entre ellos el artículo 6 que fija el cronograma de reducción progresiva de la disposición final de residuos. La norma vigente establece que las metas a cumplir debían ser de un 30% para 2010, de 50% para 2012 y de 75% para 2017, tomando como base los niveles enviados a la Ceamse durante 2004 (1,5 millones de toneladas). Las metas propuestas son un 50% para 2021, un 65% para 2025 y un 80% para 2030, pero sobre la base de los niveles de 2012 (2,2 millones de toneladas).
"El replanteo de basura cero es un reconocimiento al fracaso de la gestión del tratamiento de los residuos en la ciudad. La reformulación de las metas de reducción es una muestra evidente. Pero detrás de eso está la propuesta específica de introducir la valorización a través de la incineración, lo más grave de la ecuación", opinó Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Más críticas
El proyecto oficial recapitula varias acciones emprendidas para reducir el envío de desechos a rellenos sanitarios. "No obstante -admite- aún es necesaria la implementación de nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia de la gestión de residuos, entre ellas, la valorización energética". Como se dijo, evaluó experiencias en otros países, como Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, España, Japón, China, Estados Unidos y Canadá, según se explica en los fundamentos de la iniciativa.
Si pretende avanzar en la instalación de plantas de termovalorización -que pueden ser entre tres y siete, como adelantó hace algunos meses LA NACION- se debe aprobar esta modificación de la ley 1854. Por ejemplo, la del artículo 7°. El vigente expresa: "Queda prohibida la combustión, en cualquiera de sus formas, de residuos sólidos urbanos con o sin recuperación de energía". El nuevo establece: "Queda prohibida la combustión de residuos sólidos urbanos sin recuperación de energía". Según fuentes oficiales, lo que se quemaría no superaría el 10% de los residuos generados.
"La incineración no es otra cosa que magia: un truco para disimular que la basura desaparece cuando, en realidad, se transforma y contamina a través de emisiones y cenizas tóxicas, cancerígenas y que generan cambio climático", sostuvo Diego Salas, director de Greenpeace, una de las 35 agrupaciones que firmaron un comunicado para manifestar su disconformidad con la medida que impulsa la Ciudad.
Entre ellas hay varias cooperativas de recicladores que ven peligrar su fuente de trabajo si la basura se destina a la combustión. "Esta tecnología requiere residuos para funcionar, está pensada para generar mayor energía posible por lo que se pondrá en tensión el mensaje del gobierno que alienta el desarrollo de la economía circular. Impactará en el mercado del reciclado y los cooperativistas serán los primeros afectados", aseguró Nápoli.
Según un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires sobre la ejecución de la ley de basura cero, para el ejercicio de este año, el gasto de la Dirección General de Reciclado contempla un aumento del 37,2%. Si se compara el presupuesto sancionado en 2017 destinado a financiar los gastos corrientes de las cooperativas contra el sancionado en 2018, el salto es del 46,6% pasando de $561 millones a $823 millones).
"Como la Ciudad no cumplió las metas establecidas en la ley de basura cero, tuvo que pagar un costo extra para poder enviar los residuos a disposición final. Entre 2008 y 2017 esa cifra fue superior a los $3100 millones. Para dimensionar la enormidad de este costo, con ese dinero se podrían haber construido 4400 viviendas, 160 escuelas y 90 hospitales", criticó Cecilia Segura, presidenta del organismo.
El debate sobre el destino de la basura y las nuevas técnicas acaba de ser abierto oficialmente, aunque hace varios años se habla del tema. A fines de 2007, LA NACION informó sobre un proyecto del entonces flamante gobierno macrista para la instalación de hornos incineradores de basura. Y en 2014, un exfuncionario porteño invitó a legisladores de distintos partidos a un viaje por Valencia, Madrid y París. "Tuvimos varias reuniones con expertos en medio ambiente y todas terminaban con el mismo mensaje: decían que siempre había un núcleo duro de basura que no se puede eliminar", fue su conclusión.
............
La Nación | Fabiola Czubaj | 9 de noviembre de 2017
Alertan sobre un proyecto para volver a incinerar basura en el área metropolitana
La propuesta oficial impulsa la construcción de siete plantas para quemar residuos y producir energía; según ONG ambientalistas, sería un retroceso en el cuidado de la salud y el hábitat
Cuatro ONG ambientalistas esperan poder frenar la vuelta a una práctica antigua y poco amigable con el medio ambiente para disponer de la basura en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): la incineración.
Por carta, las entidades Salud sin Daño, Greenpeace Argentina, Coalición Anti Incineración y Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) solicitaron a los gobiernos nacional, porteño y bonaerense que no avancen los proyectos existentes para instalar unas siete plantas incineradoras de residuos con recuperación de energía en la ciudad y la provincia. Afirman que pudieron acceder a estas iniciativas.
"Es una fuente de emisión de una gran cantidad de compuestos tóxicos para la salud, incluyendo varias sustancias cancerígenas. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, tres millones de personas mueren al año en el mundo por causa de la contaminación del aire. Sumar contaminación aérea a ciudades ya saturadas de contaminantes, como Buenos Aires y otras del conurbano bonaerense, implicará un nuevo deterioro en los índices de calidad del aire", sostiene Cecilia Allen, de la Coalición Ciudadana Anti Incineración.
La idea de volver a esta práctica para deshacerse de los residuos urbanos mediante la combustión no es nueva. Hace una década, LA NACION informó sobre un proyecto oficial porteño de instalación de hornos para resolver lo que entonces era uno de los principales problemas ambientales. La alternativa complementaría a los tres rellenos sanitarios de las bonaerenses de San Martín, Ensenada y González Catán.
Ahora, para poder concretarla en el AMBA habría dos obstáculos normativos: la ley porteña conocida como Basura Cero y la ley nacional de energías renovables. La primera describe cómo deben manejarse los residuos sólidos urbanos y fija metas de reducción de enterramiento para 2010, 2012 -no cumplidos- y del 75% para este año, además de prohibir la combustión "en todas sus formas, con y sin recuperación de energía" hasta alcanzar la última meta.
Aun cuando se logre, el artículo 54 de la norma advierte que se podrá adoptar la incineración u otros métodos de disposición de la basura, "siempre y cuando se garantice la protección de la salud de las personas y el ambiente".
La norma nacional, en tanto, fomenta el uso de fuentes renovables para la producción de energía eléctrica. Su texto, para las ONG ambientalistas, va en una dirección diferente que el regreso a la incineración, porque los desechos sólidos urbanos son -como lo definen- "una mezcla heterogénea de materiales, que incluyen varios derivados de petróleo". Es decir, una fuente de energía fósil. Por lo tanto, no es "limpia".
Verónica Odriozola, directora ejecutiva de Salud Sin Daño, participó de la redacción de la ley porteña. "La incineración conlleva un derroche masivo de recursos y escapa a los principios de la economía circular, orientados a que el valor de los materiales y los recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, y se reduzca al mínimo la generación de residuos, lo que cierra el ciclo de los materiales", explica.
Afirma que "en estos años" no hubo una política "seria y sostenida" de gestión integral de la basura, y que recurrir a este tipo de proyectos "es como declararse incompetente y optar por recolectar la basura para incendiarla con el mensaje de que se producirá energía".
El relevamiento de los predios de la ciudad y los partidos del conurbano para la instalación de siete plantas de combustión con recuperación de energía está a cargo de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), empresa pública de tratamiento de residuos que pertenece a los gobiernos porteño y bonaerense.
"No hay una decisión tomada. Si algún día se decide avanzar en esa línea será con acuerdo. El desafío en 10 años, con 17.500 toneladas de basura diaria, es que se terminan los rellenos sanitarios", indicaron a LA NACION fuentes oficiales que conocen los proyectos en estudio.
Según las cuatro ONG, el reciclaje y el compostaje en "la mayoría de los municipios" del país son "paupérrimos". Para Andrés Nápoli, de la FARN, "apostar por la incineración en este contexto no es tener un abordaje integral, sino querer entrar por la puerta de atrás, poniendo en primer lugar una de las opciones más bajas en la jerarquía de manejo de residuos y que encima tiene costos altísimos. En el caso de la ciudad supone contravenir la ley que prohíbe la incineración".
Martín Prieto es director de Greenpeace Argentina y opina que la incineración de residuos no puede considerarse generación de energías renovables. "Es quemar basura, sencillamente, y libera sustancias sumamente tóxicas al ambiente; además significaría una violación flagrante a la ley vigente, que apunta a la reducción de la cantidad de residuos, la recuperación de materiales y el reciclado, como se hace en distintos lugares del mundo -dice-. Si enterrar la basura es ocultarla bajo la alfombra, incinerar es quemarla en el medio del living y aspirar el humo".
En dos semanas, todas las partes compartirán una mesa debate sobre el tratamiento de residuos durante el Foro Metropolitano www.forometropolitano.org.ar. El presidente de la Fundación Metropolitana, que organiza la reunión, coincide con las otras ONG. "No estamos de acuerdo con incinerar materiales reciclables porque debemos revertir la economía lineal, no fortalecerla. La lineal (insumo, producto, consumo, desecho) es la economía de la cultura del descarte y del consumo desenfrenado, donde quemar desechos es peor que mandarlos a relleno. Si pensamos que al generar energía con basura le damos buen destino, no estamos advirtiendo que profundizamos la destrucción de recursos. Es peor que quemar combustibles fósiles", indica Pedro Del Piero. "La economía circular, además, propone recuperar todos los materiales reciclables y usarlos como materia prima para fabricar nuevos productos", agrega.
Opiniones de ambientalistas
Cecilia Allen, coalición antiincineración
"La incineración es una fuente de emisión de una gran cantidad de compuestos tóxicos para la salud, incluso cancerígenos"
Verónica Odriozola, salud sin daño
"Es como declararse incompetente para una gestión integral de la basura y optar por recolectarla para incendiarla"
Andrés Nápoli, farn
"Optar por incinerar, en el caso de la ciudad, supone contravenir la ley de basura cero, que lo prohíbe"
Pedro del Piero, fundación metropolitana
"Incinerar fortalece la economía lineal, la economía de la cultura del descarte y del consumo desenfrenado"
Una radiografía de los residuos porteños
En septiembre del año pasado, la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) difundió un relevamiento realizado con la Facultad de Ingeniería de la UBA sobre la calidad de los residuos sólidos urbanos que se recolectan a diario en la ciudad. Los porteños aportan 6000 toneladas de basura por día a las 17.000 que produce la población del área metropolitana, es decir el 35%, de acuerdo con datos al año pasado.
Según el informe de la Ceamse, el 11,5% toda esa basura podría reciclarse y un 8% de los residuos podrían separarse en las casas o los comercios, antes de sacarla a la calle. Son papeles y cartones, envases de plástico y de vidrio, metales ferrosos y no ferrosos.
El relevamiento también indicó que hasta el 69% de los residuos podrían usarse para generar energía. En este caso, se analizaron papeles y cartones, plásticos, telas, madera, pañales y apósitos descartables, desechos de alimentos y residuos de jardín y poda.
Por: Fabiola Czubaj