Observatorio Metropolitano

Tras más de una década de reclamos, los vecinos de la localidad de General Pacheco, en Tigre, cerca del Frigorífico Rioplatense, lograron que se expusiera públicamente y con datos fehacientes la contaminación de la empresa en la cuenca del Río Reconquista y los afluentes de los ríos Luján y de la Plata.

Después de un trabajo de inspección que llevó meses y arrojó resultados en diciembre del año pasado, la Autoridad del Agua (ADA) de la provincia de Buenos Aires informó mediante la resolución 226/22 que los desechos que el frigorífico derrama tienen un alto nivel de contaminación.

“Valores objetables en pH, SS 10 ́, SS 2 hs, DBO, DQO, fósforo total, nitrógeno amoniacal, coliformes fecales, hidrocarburos totales y SSEE, según los límites de descarga admisibles establecidas en la Resolución ADA 336/03″, señala detalladamente el informe.

También “que las instalaciones de tratamiento de líquidos residuales se encuentran en mal estado de conservación u operación, presenta vuelcos sin tratamiento y contaminación directa o indirecta, todo ello en infracción”.

El Frigorífico Rioplatense y sus lagunas contaminadas.

El Frigorífico Rioplatense, una de las principales empresas cárnicas en la Argentina, que faena unas dos mil cabezas de ganado por día e incluso exporta cortes a Europa y a otros mercados del exterior, recibió la orden de la ADA de un “cese del vuelco anómalo y el cese definitivo del vuelco de lixiviados a suelo detectados, debiendo derivar los mismos al sistema de tratamiento, en el establecimiento”, junto a la presentación de un plan de contingencias.

También, en el artículo 7 de una resolución de la Provincia de Buenos Aires del 22 de junio pasado, se obligó al frigorífico a realizar un “Plan de Saneamiento y Cierre de las 3 lagunas a desafectar, junto con un cronograma de las tareas a realizar”.

Por otra parte, también a mitad de año, la diputada de la CC-ARI, Marcela Campagnoli, presentó una denuncia que tramita el juzgado Federal de San Isidro a cargo de Sandra Arroyo Salgado, que actualmente está en curso.

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Francisco Do Pico, vocero del reclamo de los vecinos de General Pacheo, señaló a TN que “lamentablemente solo cada vez que hay un coletazo mediático la justicia se activa”. Además, se mostró indignado porque “a más de tres meses de la denuncia no se hizo ninguna inspección al predio”.

A su vez, indicó que a pesar de que “el municipio de Tigre tiene un poder de fiscalización y de control limitado porque la competencia original es de la Provincia”, logró tras conversaciones y discusiones con el intendente, Julio Zamora, y dirigentes de la oposición como el titular del Concejo Deliberante, Segundo Cernadas, y el diputado bonaerense, Alex Campbell, que en agosto se aprobara una ordenanza que prohibirá a las empresas tener lagunas de efluentes para degradar los desechos.

La contaminación en las lagunas del Frigorífico Rioplatense pueden verse desde google maps.

En tanto, para el caso puntual del Frigorífico Rioplatense “se logró que tengan que sacar esas lagunas en un plazo de dos años”, señaló Do Pico, de modo que deberán colocar unos reactores en reemplazo, modernizando el actual sistema.

A pesar de la visibilidad mediática, las órdenes impartidas desde los gobiernos provincial y municipal y una causa judicial en marcha, el vecino de Tigre aseguró que el frigorífico continúa trabajando sin muchas modificaciones.

“Las multas son tan bajas que es más negocio estar en infracción que hacer las inversiones”, explicó, al mismo tiempo que remarcó que no solo “están fuera de la ley en cuanto al efluente líquido, tampoco hay estudios de la calidad del aire” lo que derivó que, colecta de vecinos mediante, estén por concretar el pago a un laboratorio para iniciar un estudio al respecto.

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Por último, recordó que en varias oportunidades la empresa intimó a los vecinos denunciantes a través de cartas documento para que cesen en sus reclamos y que los han llegado a “apretar” e incluso “mandado gente a insultarnos a las asambleas cuando se preguntaba sobre estos temas”.

Más allá de los infortunios, la lucha de más de una década por parte de los vecinos parece estar rindiendo sus frutos y, lentamente, dejando las bases para que los habitantes de jóvenes y futuras generaciones en esas zonas puedan, esta vez sí, vivir en un mejor entorno medioambiental.