«Ilustro para no olvidar»: un proyecto que preserva la memoria arquitectónica de Buenos Aires

Tiempo Argentino Por: Martina Delgado
CULTURA

DE NATALIA KERBABIAN

Su creadora rescata, a través de sus dibujos, parte del patrimonio de una ciudad en la que el negocio inmobiliario avanza demoliendo construcciones centenarias sin tomar en cuenta que forman parte de la identidad porteña. La iniciativa tiene miles de seguidores y un libro en preparación.

“Nubes de arena como en el desierto africano, en el centro de Buenos Aires. Demoliciones en la calle Cangallo. En Carlos Pellegrini. En Sarmiento. Edificios despanzurrados. Castillos de naipes en ladrillo y papel. Faltan los reyes de baraja en el lienzo de los muros. La ilusión sería completa”, escribía Roberto Arlt para El Mundo en 1937. Más de ocho décadas después, la cita sigue siendo actual. En Buenos Aires las casas viejas se demuelen en un suspiro. Donde había una obra de arte, ya no hay nada. O peor: edificios de cartón, construidos en serie para la especulación inmobiliaria.

El proceso es vertiginoso: casas de arquitectura centenaria, construidas a principios de siglo, que están en buen estado por la calidad de sus materiales y diseño, de pronto aparecen tapiadas y en venta. Y al día siguiente, ya no están. Se van demoliendo una por una. “Es absurdo destruir algo que estaba vivo. Es ridículo y al mismo tiempo produce indignación porque estamos borrando nuestro patrimonio, lo que construimos en nuestro idioma simbólico, desde nuestra ciudad. La arquitectura es una proyección de la forma de vivir que se va consolidando con el tiempo y actúa como reflejo y acervo de identidades. Estas demoliciones son una destrucción de nuestra identidad cultural”, explica a Tiempo Natalia Kerbabian, arquitecta y creadora del proyecto “Ilustro para no olvidar”, una iniciativa artística que busca conservar en la memoria, a través de dibujos, esas casas antiguas que desaparecieron del paisaje urbano.

Foto: ilustracion Natalia kerbakian
El 6 de junio de 2022, Natalia vio cómo destruían cuatro casonas del año 1888 en Olazabal y Vidal, en Belgrano. Sintió impotencia y angustia. Esa esquina fue, desde siempre, punto de encuentro, referencia de paseos, parte indispensable del barrio. “Me quedé dura, no podía dar crédito a lo que estaba viendo, no entendía, me parecía mentira, absurdo, ilógico, una vergüenza. No eran casas para demoler, no estaban cayéndose, sólo necesitaban alguna refacción”. Ese mismo día empezó a dibujar, quería recuperarlas de alguna manera, evitar que se perdieran. Durante todo julio, compartió las primeras ilustraciones a través de redes sociales. El proyecto creció y empezó a resonar con otros vecinos que también veían cómo sus esquinas favoritas dejaban de existir. Cuatro meses después, más de 40 fachadas de casas dibujadas en pluma negra y acuareladas digitalmente en los barrios de Coghlan, Agronomía, Villa del Parque, Villa Crespo, Belgrano, Barracas, Paternal, Devoto, Almagro, Flores, Caballito, Palermo y Chacarita, le dan forma a un proyecto que tiene millones de seguidores y un libro en curso.

Entre sus ilustraciones, destaca la fachada del comercio La ideal, en Córdoba y Serrano, símbolo de Palermo. Si bien no tenía una arquitectura francesa notable -era más bien una tienda simple de barrio-, La ideal atravesó generaciones de porteños, se convirtió en sinónimo del barrio, interpeló su esencia. Fue testigo de las vidas de familias enteras. Esta ilustración es la que más impotencia y nostalgia trajo entre sus seguidores. Es que el dibujo recuerda la ausencia del original. Natalia acompaña cada ilustración con fotos del antes y después de la demolición. Y así logra que el impacto visual sea mayor. “La protección patrimonial de las edificaciones tiene que reflejar lo que sucede en la cultura y en las emociones de las personas que habitan el territorio. Esta nueva ola constructiva, en la mayoría de los casos, hace oídos sordos al valor patrimonial. Se prioriza el negocio y se alejan del servicio y el compromiso. Al punto que se están levantando frentes y formas que nos interpelaban y representaban, por otras que no lo hacen”, dice Kerbabian.

Foto: ilustracion Natalia kerbakian
La esquina del edificio Villa Virginillo, en Córdoba y Dorrego, es otro de los tantos casos de destrucción patrimonial, pero con un valor histórico y cultural particular. En ese edificio Cerati se inspiró para el disco Sólo por hoy, banda sonora del film homónimo de Ariel Rotter. Dentro de la construcción se filmó gran parte de la película. De estilo art nouveau con ventanas y puertas curvadas y rejas de diseño forjado, fue demolida en agosto de este año. Nadie sabe qué pasó con la icónica Águila que coronaba su frente.

“Cuando la estima y el compromiso están puestos en la arquitectura, se nota con el tiempo. Los edificios que habitamos nos inspiran. A veces me pregunto, en esta ciudad ¿quién va a quedar viviendo? Porque nos están corriendo de alguna manera a los que sentimos la ciudad realmente propia. No te reconoces en la calle. Es una sucesión de edificios que están hablando otro idioma, es otro lenguaje que vinieron y pusieron ahí, sin consultar con la ciudadanía. Por todo eso, ilustro para no olvidar”, dice Kerbabian.

Podés colaborar con el proyecto a través de este enlace