Público
Entrevista por FERRAN ESPADA
BARCELONA
El arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona Eudald Carbonell / EFE
Eudald Carbonell Roura (Ribes de Freser, 1953) es uno de los arqueólogos de más prestigio y proyección internacional. Desde el año 1999 ocupa la cátedra de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili y actualmente es investigador principal del Grupo de Autoecología Humana del Cuaternario de esta universidad e investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), un instituto transdisciplinar que trabaja en los principales yacimientos del mundo para averiguar el origen de las primeras poblaciones humanas y que forma parte de la élite de la investigación sobre la evolución humana.
Como codirector del Proyecto Atapuerca y director general de la Fundación Atapuerca, Carbonell es uno de los artífices del Museo de la Evolución Humana, creado en Burgos, fruto de más de 30 años de investigación en los yacimientos de Atapuerca. El confinamiento por la covid-19 ha llegado en los meses de más intensidad para preparar las importantes excavaciones arqueológicas que dirige y que habitualmente comienzan en el mes de julio.
De momento no se ha cancelado nada, pero Carbonell explica que se mantiene la incertidumbre de cuáles serán los protocolos de actuación vigentes por aquellas fechas. Al margen de su tarea arqueológica, la socialización del conocimiento es una de las grandes obsesiones de Carbonell. Así como la reflexión en el entorno de la evolución humana y su futuro como especie, que ha plasmado en una amplia bibliografía en la que hay libros como Planeta humano, La conciencia que quema o El nacimiento de una nueva conciencia. En esta entrevista Carbonell desgrana su pensamiento, apunta al colapso de la especie humana y asegura que el coronavirus es el último aviso. Un colapso que solo evitará la construcción de una verdadera "conciencia crítica de especie", sentencia.
El confinamiento es el mejor método que tenemos ahora mismo para detener la pandemia. Pero, ¿no es un método muy contrario a la socialización inherente a la especie humana?
El confinamiento es un proceso de desocialización. Tenemos la vertiente psicológica y la social. Y cuando pretendemos la desocialización de una especie social aparecen muchas contradicciones. Y eso mismo es lo que está pasando ahora. Estamos desocializando nuestra especie y la estamos resocializando en el espacio doméstico generando contradicciones importantísimas para nuestra psique. Porque encima, a la vez que nos desocializamos estamos hipercomunicados. Nunca se había vivido una situación así.
El coronavirus nos está obligando más que nunca a depender de la tecnología, ¿no?
Los que hemos defendido siempre la revolución científico-tecnológica y la socialización de la tecnología estamos corroborando las ventajas para el ser humano que tiene el uso social de esta tecnología. Nuestro cerebro es lo que ha producido esta hipersocialización tecnológica, pero a la vez hay muchos espacios cerebrales que aún no la tienen asumida. Pero ahora sí lo estamos incorporando. Es muy importante lo que está pasando, porque esta vez hemos sometido nuestra evolución a contradicciones y a incorporar el aprendizaje interacccionando continuamente con la tecnología.
¿La pandemia de la covid-19 era inevitable o es responsabilidad de los humanos?
Es absolutamente responsabilidad de los humanos porque no hemos sido capaces de tener un protocolo universal ante una pandemia como esta. Estos protocolos universales hace años que deberían estar hechos ante la aparición de otras epidemias.
¿Cómo deberían ser estos protocolos? ¿Quién los debe establecer?
Deberían ser unos protocolos de estricto cumplimiento como especie, independientemente del país al que se pertenezca o de cualquier otro criterio. Y que deben estar guiados evidentemente por los epidemiólogos y virólogos. Por la gente que tiene capacidad de saber exactamente el tipo de funcionamiento biológico de estas moléculas. Y esto no se ha hecho. Es curioso que muchos de estos científicos han recibido más dinero en 48 horas que en toda su vida investigando.
Es el típico planteamiento oportunista de las situaciones ligadas a la geopolítica y a las clases extractivas. En esto encontramos unas contradicciones evolutivas importantes que son consecuencia de estas visiones tan jerárquicas y oportunistas que tenemos en los momentos históricos. Cuando hay un peligro para la propia especie, no se puede estar discutiendo otras cosas que no sean la supervivencia y la reproducción de la especie
La organización social y política de la humanidad en forma de estados con sociedades que pugnan entre ellas ¿es lo que impide actuar como especie de forma solidaria y aplicar estos protocolos?
Sí. Lo hemos visto con lo que ha pasado ahora en la UE. Es una Unión Europea de pies de barro no creada para la solidaridad sino para organizar cómo las clases extractivas se llevan el dinero de la gente por la vía de los impuestos. Con unas minorías de poder sociales y económicas que se aprovechan de los estados para el robo y el drenaje continuado del dinero de la gente, en vez de mejorar las condiciones sociales. Por eso cuando ha habido problemas desaparece la Europa de Schengen y los estados se vuelven fortalezas.
Pandemias ha habido siempre, como la peste durante la Edad Media. ¿En sus yacimientos arqueológicos hay indicios de epidemias en la prehistoria también?
Por supuesto. Las pandemias han existido siempre, aunque es muy difícil poder encontrar evidencias. Pero hay que tener presente que las pandemias funcionan a partir de las cargas demográficas. No es lo mismo cuando esto afectaba a 200 o a 1.000 personas de un territorio hasta morir todos y no quedaba ningún huésped del virus que pudiera continuar el contagio porque a muchos kilómetros de distancia ni se enteraban. Ahora, en un mundo globalizado y de grandes comunicaciones de transporte, los huéspedes, que somos nosotros, se multiplican exponencialmente.
¿La globalización es el problema entonces?
El problema es que la hemos hecho mal. Es una globalización con pies de barro. No es una globalización social sino una globalización dirigida por clases extractivas y esto hace que se tienda a la uniformización del planeta cuando lo que habría que hacer es mantener la diversidad y ser capaces de integrarla. Es decir, crear un consenso y que las diversas conductas y culturas humanas pudieran aportar a la nueva síntesis todo lo que sabemos y no perder memoria en el sistema. Es decir, la planetización. Habría que parar esta globalización, que es lo peor que estamos haciendo, y generar una conciencia crítica de especie en la educación y la formación que socialice la revolución científico-tecnológica y que incremente la sociabilidad de los grupos.
Usted ha dedicado buena parte de su trabajo como pensador a esta conciencia crítica. Lo empieza a plantear en 'Planeta humano' y lo desarrolla en otros libros como 'La conciencia que quema' o 'El nacimiento de una nueva conciencia'. ¿Qué quiere decir?
Que los humanos debemos evolucionar hacia una conciencia operativa. No solo una conciencia abstracta. La gente cree que la conciencia es algo abstracto pero no es verdad. Porque la conciencia es la fusión de la inteligencia con la organización social de nuestra especie.
¿Y la adquiriremos?
Este es el problema. Que si no la adquirimos, con los crecimientos exponenciales convergentes que tiene la especie, vamos hacia el caos.
¿Y qué conllevaría en la práctica el cambio que propugna?
Romper con las jerarquías, conseguir unos sistemas de cooperación y de organización mucho más horizontales y de consenso que integren todas las formas de pensar que hay en el planeta con el objetivo de sacar siempre las mejores consecuencias. Esto ya ha pasado en nuestras culturas que se han adaptado al clima, a los crecimientos demográficos y a muchas otras cosas. Por lo tanto, hay una rica fuente de experiencia que hace que si sabemos dónde queremos ir, la podemos utilizar para generar las condiciones nuevas de nuestra especie.
No parece que la especie humana mire por la supervivencia como tal, sino más bien por los intereses de cada generación en concreto...
Es la primera vez que el ser humano aplica una lógica de desafío de nuestra propia evolución y de la selección natural y, mediante la selección técnica cultural, establece mecanismos para evitar que la selección natural actúe. Esto es un gran desafío a la evolución humana. Ahora se puede hacer porque la biotecnología tiene los instrumentos capaces de llevarlo a cabo.
Es un hecho favorable a la supervivencia de la especie humana, pero cada vez más automodificada genéticamente y probablemente en favor de unas conciencias nuevas que aparecerán cuando en este planeta haya varios tipos de especies y subespecies de humanos. Ahora estoy escribiendo sobre esto, que no es el futuro inmediato pero es el futuro del futuro.
¿La modernidad y la tecnoeuforia han provocado que como especie nos hayamos creído invulnerables?
Es un engaño semejante al que se instauró con la idea del estado del bienestar. La gente tiene miedo a la muerte y se esconde para creer que la muerte no forma parte de la vida. Y la vida se tiene como algo inconmensurable. La vida es obviamente lo más importante que hay, pero todavía estamos en esta fase de la evolución en que la muerte es una solución de la vida por mucho que en un futuro se retrase y se controle. El ser humano ha pensado siempre que esto o lo otro no me pasará a mí. Y hasta que muere alguien cercano no nos damos cuenta de que sí podemos morir. Forma parte de las respuestas que la antropogénesis humana ha construido con el hecho de no acordarse de lo malo.
¿Qué quiere decir con eso del engaño del estado del bienestar?
Haciendo un planteamiento que va de lo social a lo político, me refería a cuando la socialdemocracia implantó aquí la idea del estado del bienestar en el que decían que se instalarían todas las clases medias. Y que el estado del bienestar había venido para quedarse. Mucha gente se lo creyó y eso es lo importante. La gente lo dio por hecho y no pensó que continuaban funcionando la conciencia y la lucha de clases. Y que no existía una conciencia crítica de la especie.
Entonces, ¿qué pasará después de esta pandemia?
Después de esto, lo que pasará es que la gente dentro de un tiempo no se acordará. A no ser que se empiece a plantear lo que hace años decimos una serie de gente que estamos removiendo la conciencia crítica de especie. De lo contrario, lo que pasará es que a la próxima muy probablemente la especie colapsará.
¿La especie colapsará?
De hecho, ya hace tiempo que estamos colapsando, aunque la gente no se quiere dar cuenta. Pero hace tiempo que estamos en el horizonte de acontecimientos de colapso. Los epidemiólogos y los virólogos ya hablan de que los episodios de ataque de estas moléculas son secuenciales y cada vez más exponenciales. Esto forma parte de la defensa de la propia estructura biológica cuando hay recargas demográficas y estas interacciones tan intensas e importantes.
Tenemos concentraciones de 20, 30 y 40 millones de personas en metrópolis que son focos de crecimiento y de complejidad muy importantes pero también suponen sobrecargas demográficas que implican que los huéspedes de los virus son fácilmente eliminables. Además, los humanos no somos responsables del cambio climático pero hemos contribuido a su aceleración y también interacciona con los hechos epidémicos. Todo ello conllevará cambios sociales.
¿Qué cambios?
Este sistema que estamos viviendo en la Tierra, este capitalismo viejo, caduco y acabado no es capaz de solucionar los problemas que genera. La socialización del capitalismo ya supuso 200 millones de muertos con las dos guerras mundiales. Por lo tanto, vamos hacia un nuevo sistema que o llegará de forma natural, lo que sería un desastre, o de forma lógica, que es como debería llegar. Si no se hace esto, lo que estamos haciendo es acelerar el colapso de la especie humana. Y es muy probable que ocurra. Si esto coge inercia y genera sinergia vamos realmente hacia un embudo evolutivo.
Entonces, ¿qué sentido tiene que se tomen medidas solo para hacer frente a los efectos de la pandemia a la espera de que acabe y volver a rehacer la situación anterior?
Es un error, porque esta es una oportunidad para cambiar el sistema. El problema es encontrar quién se atreverá a cambiarlo. ¿Qué parte de la especie será capaz de dar la vuelta al sistema? Yo no la conozco. Esta sería la mejor ocasión porque ahora el mundo está en paro técnico y en esta situación es cuando se pueden tomar medidas fuertes.
¿La covid-19 es un aviso de este colapso?
Sí. Nos ha puesto ante el espejo de nuestra deslealtad con la propia especie. La covid-19 lo que ha hecho es desestructurar un sistema que ya tenía muy poca estabilidad y mucho desequilibrio. Con consecuencias sociales y económicas evidentes. Y ahora todavía tenemos recursos para la supervivencia, pero si se produce con otras condiciones, las revueltas sociales y graves problemas que aparecerían en el planeta sin estos excedentes llevarían a una situación de gran confrontación de clases y de todo tipo.
En el marco de las posibilidades, cualquier escenario es posible y esto quiere decir que es el último aviso. Los sistemas hasta ahora siempre han cambiado de forma natural. La única vez que se ha intentado cambiar un sistema por parte de los humanos fue la revolución socialista a partir de una estructuración filosófica y no funcionó porque los humanos no estamos preparados para este tipo de pensamientos tan evolucionados.
Al margen de este intento, los sistemas económicos han funcionado siempre solos. El capitalismo no lo hizo nadie. Es de ignorantes hablar de refundación del capitalismo porque no lo fundó nadie. Ahora tenemos otra oportunidad para refundar el sistema desde la lógica y no desde el azar. Si no lo hacemos, será el propio desequilibrio el que generará un sistema nuevo.
Usted habla de revueltas y graves problemas mundiales. ¿El colapso de la especie humana puede llevar al enfrentamiento total entre humanos e incluso a la depredación entre nosotros?
Seguro. Sin lugar a dudas. En el colapso hay varios escenarios. Si cuando se produce, hay alimentos para todos, la desestructuración se puede dar en violencias no atomizadas. Pero si realmente llegamos al colapso sin alimentos, y este es un escenario muy extremo que probablemente no llegará, pero que hay que tener en cuenta, la depredación puede llegar a formas de comportamiento que incluso pueden incluir el canibalismo. Como ya se ha visto en otras ocasiones de la historia cuando no ha habido comida para todos. Esto a la gente no le gusta que lo digamos y te acusan de apocalíptico y de querer dar miedo. No lo digo para asustar sino para crear conciencia. Solo son escenarios. Pero los escenarios son la forma que tenemos de saber hacia dónde podemos ir.
¿Del colapso podemos pasar a la extinción de la especie humana?
Esta es la gran pregunta. Algunos microbiólogos lo defienden. Yo pienso más en un escenario de colapsos consecutivos y de cambios estructurales. La socialización de la revolución tecnológico-científica nos llevará no a un nuevo paradigma sino a un mundo nuevo. Algo muy diferente que ahora mismo no podemos saber. Los cambios y las transformaciones ya no serán tales, sino que darán paso a cambios de fase. Serán fases diferentes con ruptura de la propia evolución. Con elementos nuevos que ahora no conocemos ni sabemos cómo serán.
Pero antes de que esto ocurra hay que hacer planteamientos, como algunos nos hemos dedicado a través del pensamiento, sobre qué hacer, qué es la conciencia operativa y la conciencia crítica, cómo se debe socializar la revolución científico-tecnológica, como se debe hacer la cooperación, por qué hay que destruir los liderazgos... Toda una serie de cuestiones importantes que están pensadas no sólo desde el punto de vista ideológico sino de supervivencia de la especie en un mundo como el actual de 7.000 millones de especímenes humanos que como mucho puede llegar a los 10.000 millones y es cuando se producirán estos cambios estructurales a los que ahora desconocemos si nos podremos adaptar o no.
Además, sobre las teorías de la extinción de la especie humana, yo siempre he pensado que esto no ocurrirá, entre otras cosas porque la tecnología permitirá vivir en un futuro en otros lugares que no serán la Tierra.
¿Destruir los liderazgos..?
Los liderazgos son lo peor de la humanidad. Debemos evitar los líderes a toda costa y debemos ser capaces de crear autoconocimiento y autoorganización. Habitualmente los líderes son los más imbéciles de todos. No sabemos por qué, pero la selección natural también promociona ignorantes y gente que es incapaz para los puestos de responsabilidad que ocupan y que sirven siempre a las clases no inclusivas.
Son gente con poca capacidad para escuchar a quien se ha de escuchar, que son los científicos, la gente que piensa de forma crítica, los que conocen los mecanismos de la historia y, a partir de un consenso de especie, integrarlos todos en pensar y discutir sobre los problemas para poder tomar decisiones. Y obviamente debe haber una representación política, pero hay que votar a personas que sean consistentes y coherentes con esta forma de pensar y no a personas incompetentes que normalmente son la mayoría y que no tienen capacidad operativa de reacción ante problemas importantes.
Pues no parece que pueda prosperar ningún proyecto político que vaya en la dirección de este planteamiento... De esta crisis de la pandemia hay quien augura que surgirá más individualismo y liderazgos fuertes, autoritarismo e incluso crecimiento de la ultraderecha
A corto plazo es probable. A medio plazo es plausible que esto no sea así. Ahora la historia está acelerada. Estas crisis pueden provocar reacciones humanas de miedo. Pero los sistemas que surgen duran poco porque la gente cuando pierde el miedo, los tumba.
¿La especie humana es la única autodestructiva del planeta?
No. Aunque eso es muy difícil de saber. La especie humana, el Homo sapiens después de 400.000 años de evolución, es la única que actualmente tiene una conciencia global de especie importante. La tiene aunque no la utilice para mejorar sus condiciones de vida porque sigue teniendo comportamientos jerárquicos de animal. Porque somos animales sociales jerárquicos y gregarios. Pero ninguna otra especie animal la tiene. Desde esta perspectiva somos una especie, al menos ahora mismo, única y singular. Hace cientos de miles de años probablemente todavía no, pero desde hace algunos miles de años sí tenemos esa conciencia de especie. Ahora hace falta que sea crítica.