Candela Toledo. 10/02/2023. Clarín.
Lo restauraron en 2017, pero a pesar de anuncios y promesas, no había vuelto a cruzar el Riachuelo.
Es uno de los ocho en su tipo que sobreviven en el mundo. Estuvo décadas parado y hasta se analizó desarmarlo y venderlo como chatarra. Hace seis años volvió a arrancar, pero el río que atraviesa simbolizó como nunca la "grieta" política. Se volvió a parar y ahora, después de varias discusiones, anuncios y proyectos inconclusos, volvió a moverse.
El puente transbordador Nicolás Avellaneda, que une el barrio de La Boca con el municipio de Avellaneda, volvió a funcionar con fines turísticos. Y suma una actividad más en La Boca, uno de los barrios de la Ciudad que más visitantes atrae.
El transbordador se pone en marcha los viernes y sábados de 10 a 16, con excepción de los días de lluvia, vientos intensos o tormenta eléctrica. Tiene capacidad para transportar a 25 personas en cada viaje. Y sale desde cada una de las orillas del Riachuelo cada 30 minutos. Se calcula que por jornada hace 13 viajes y transporta a 325 personas.
Comienzo fallido
2017 fue el año de puesta en marcha, tras un prolongado trabajo de restauración. Y el primero viaje quedó en medio de una grieta política entre el Gobierno porteño y el Municipio de Avellaneda.
La gestión y mantenimiento estaban a cargo de Vialidad Nacional. Según estaba previsto, el control pasaría a manos del Gobierno porteño. Pero en 2019 cambió la administración nacional, de Juntos por el Cambio al Frente de Todos, y nada de eso pasó.
Una de las organizaciones que vela por el cuidado del transbordador es la Fundación por la Boca. “Para el barrio, el Nicolás Avellaneda tiene un significado importantísimo desde 1914”, consideró Gabriel Lorenzo, director ejecutivo de la organización, en conversación con Clarín.
“En su momento, nos pareció una locura que luego de tremenda inversión que se hizo a nivel nacional y por una cuestión política, no funcionara”, agregó Lorenzo, y destacó: “Solo se movió esa vez en septiembre de 2017, cuando hicimos la inauguración. Después, nosotros llevamos distintas propuestas para que se abra distintos días. Al año conseguimos que funcione para ciertos eventos y nunca Vialidad Nacional terminó de decidir la apertura total”.
En la Fundación dijeron que ahora que se reanudaron los viajes turísticos, buscan impulsar que el puente Nicolás Avellaneda tenga una iluminación adecuada, a la par de los emblemas importantes de la Ciudad.
También, junto con la Asociación Mundial de Transbordadores, están en tratativas para que la UNESCO declare como patrimonio cultural de la humanidad a los únicos ocho transbordadores del mundo: el Nicolás Avellaneda es el único en America.
El mismo organismo lo reconoció en 2019 con el Escudo Azul, una distinción que le da status de patrimonio mundial y que significa, por ejemplo, que debe ser protegido en caso de guerra o catástrofes naturales.
Recorrido Historico
El transbordador funciona como reflejo de la historia Argentina. Se pensó en 1904, se trajeron las piezas en barco desde Inglaterra y se lo armó en la costa del Riachuelo como un mecano.
Cuando en 1914 fue inaugurado, el progreso parecía imparable en las dos márgenes del río. Es que a principios del siglo XX el movimiento de trabajadores de una orilla hacia la otra era vital para los astilleros, las carboneras y el frigorífico Anglo, que llegó a tener 15.000 empleados.
El puente mide 52 metros de alto y su extensión es de 77 metros. Lo más interesante está en su viga horizontal, la que sostiene la barquilla del transbordador, capaz de soportar una carga de hasta 50 toneladas. Con esa plataforma colgante, además de la gente, cruzaban carros, camiones y hasta tranvías.
El recorrido duraba cinco minutos y el servicio era gratis. Funcionaba de 6 a 21 y, en caso de que se cortara la luz, podía moverse con guinches que se accionaban en forma manual.
Pero con el tiempo, el transbordador perdió valor. En especial, desde 1940, cuando se construyó al nuevo puente vehicular Nicolás Avellaneda. Y en 1960 el transbordador ya no funcionaba.
En 1993, el gobierno de Carlos Menem quiso venderlo como chatarra. Pero los vecinos lograron frenar el plan. Siguió detenido hasta los esporádicos movimientos desde 2017. Hasta ahora.