GENTE - por Florencia Rodríguez Petersen
27 enero 2021
Sumergidos, el primer tema elegido por Grupo Atlántida para su nueva campaña de compromiso social, gira en torno a la problemática del agua, una cuestión que fue abordada por GENTE en diversos momentos de su historia.
Ya en 1975, cuando la doctora Haydé Armándola de Paolillo se desempeñaba como gerente de Explotación de Obras Sanitarias, el acceso al agua potable era un problema. La entrevista a la especialista comenzaba haciendo alusión al mal sabor del agua que llegaba a los hogares a través de la red pública. "Nuestra tarea más importante es que el agua sea purificada de tal manera que no contenga bacterias ni virus que provoquen enfermedades en la población", declaraba Armándola, que fue la primera mujer en ocupar ese cargo.
Declaraba que aunque la población pensara lo contrario, el sabor no se debía a que se usara cloro en exceso, sino a las crecientes y bajantes intensas que periódicamente afectan al Río de la Plata. Posiblemente muchos lectores del Área Metropolitana de Buenos Aires tengan presentes temporadas de agua con sabor y olor extraños.
Pero la provisión de agua potable –que todavía está lejos de llegar a todas las familias del país– no era ni es en la actualidad el único problema relacionado al vital elemento. A fines de los 80' GENTE relataba el impacto del calentamiento de la Tierra y anunciaba un "pronóstico dramático": "Las sequías aumentarán los problemas del hambre, la agricultura se verá afectada y Argentina será uno de los países más amenazados". El apocalíptico artículo hacía referencia al "vertiginoso crecimiento demográfico" y daba cuenta de que los cinco años más cálidos de la Historia habían tenido lugar durante esa década. El agujero en la capa de ozono era uno de los ítems que más preocupaban a nivel ambiental.
El mundo no acabó en ese entonces. Y tampoco se terminaron los problemas con el agua. Una muestra tomada en el Río Reconquista en 1992 mostraba que era caldo de cultivo de enfermedades que resultaban ser una "amenaza para todos". Aun en la actualidad la contaminación del agua es un problema para millones de argentinos.
El Riachuelo y la promesa de su limpieza fue uno de los temas que recorrieron la década del '90 y los años que siguieron. Durante su primera presidencia, Carlos Menem prometió sanear en 1.000 días la Cuenca Matanza-Riachuelo, altamente contaminada. La recuperación del río parecía una causa perdida. En 1997 el BID aprobó un préstamo para la misión, pero nunca llegaron a ejecutarse los fondos. El problema persiste: en 2006 se creó ACUMAR (Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo) para articular políticas públicas orientadas a sanear el territorio y mejorar la calidad de vida de las familias instaladas en la cuenca.
En 1995, y ante señales de alarma por la contaminación, GENTE mostraba en una infografía cómo estaba afectada la cuenca Matanza-Riachuelo y hacía un ránking de las industrias más contaminantes alrededor del río.
Tres años más tarde un documento fotográfico daba cuenta de cómo fracasaba el intento de limpiar el agua de la cuenca: "Así limpian el Riachuelo... y así lo ensucian" mostraba la revista, reforzando la creencia popular de que la limpieza de la cuenca era una causa perdida.
"Algo huele a podrido en Buenos Aires", continuaba alertando GENTE en 2006. El agua de la cuenca se convertía en uno de los puntos más contaminados del planeta. "En algunos tramos tiene siete capas de venenos químicos y metálicos que causan decenas de enfermedades", alertaba la nota, en la que los especialistas planteaban su punto de vista respecto al agua.
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