El primer lunes de octubre se conmemora a nivel global esta fecha, destinada a evaluar la sostenibilidad de las zonas urbanas y la accesibilidad a una vivienda adecuada. La Nación
7 de octubre de 2024
Por Chiara Perin
LA NACION
La fecha para celebrar el Día Mundial del Hábitat fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1985 y es conmemorada año a año desde el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat). Entre los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) propuestos por la ONU en 2015, el número 11 hace referencia a este tema y promueve: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Sin embargo, el abogado Nicolás Gallardo, especialista en urbanismo y referente del movimiento Jóvenes por el Clima, recuerda que el problema excede la jornada conmemorativa. “Las efemérides son una buena excusa para hablar de temas que pasan desapercibidos en el día a día, pero la meta debe ser que se convierta en la agenda prioritaria de todo gobierno”, advierte.
Según ONU-Hábitat, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y se prevé que alcanzará el 70% en 2050. Gallardo añade que en América Latina asciende hasta el 80% y en la Argentina, al 90%. Pero las ciudades no están preparadas para hospedar a este número de personas. Entre los retos más inminentes, la ONU destaca el nivel del consumo urbano de energía, la contaminación y la desigualdad. “El mayor partido del futuro se juega ahí, los cambios más impactantes sobre nuestras vidas son los que transforman nuestras ciudades”, declara Gallardo.
Desde la organización Eco House, comentan: “Uno de los principales desafíos es la presión del crecimiento demográfico y la expansión urbana”. A medida que las ciudades crecen, generan una demanda persistente de nuevos espacios para viviendas, infraestructura y servicios; a menudo a costa de ecosistemas locales, áreas verdes y biodiversidad. El desarrollo urbano aumenta la contaminación del aire, suelo y agua.
Hoy resulta imposible no vincular el cambio climático a las ciudades: son grandes contribuyentes a la crisis ambiental debido a que emanan un 75% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y suponen entre el 60% y el 80% del consumo de energía. Las ciudades son grandes responsables, pero también padecen las consecuencias. Las zonas urbanas se ven amenazadas por el aumento del nivel del mar, las precipitaciones, las inundaciones y las temperaturas extremas. “La falta de servicios hace a las ciudades mucho más vulnerables a los efectos de la crisis climática”, profundiza Gallardo.
Carlos Tanides, coordinador del área Ciudades, Clima y Energía en Fundación Vida Silvestre Argentina, explica: “Un desafío clave es cambiar el paradigma urbanístico porque se siguen repitiendo fórmulas antiguas que contribuyeron a los problemas actuales”.
Las ciudades deben adaptar su infraestructura para ser más resilientes frente a los desastres naturales que aumentan con el calentamiento global. “Pero no se trata solo de prepararnos para la crisis –señala Gallardo–. Es una oportunidad para que la gente viva mejor en una ciudad más verde, con un transporte público eficiente, que produzca su propia comida y energía, una ciudad más justa y feliz”.
No obstante, como suele suceder con los conflictos ambientales, quienes realmente tendrán que convivir con las repercusiones son las generaciones futuras. Este año, el lema designado para el Día Mundial del Hábitat es “Implicar a los jóvenes para crear un futuro urbano mejor”, a través de la participación en el desarrollo urbano y de oportunidades de liderazgo local.
“Heredamos una deuda que no contrajimos, es profundamente injusto. Pero es aún peor que no nos dejen ser artífices de nuestro propio destino”, lamenta Gallardo. “Es necesaria la frescura de quienes no están impregnados con la dinámica actual de las cosas para soñar un futuro mejor, sin condicionamientos ni prejuicios”, argumenta.
A nivel nacional, diferentes organizaciones cooperan en la misión del desarrollo urbano sostenible. Entre ellas, Jóvenes por el Clima, Fundación Vida Silvestre y Eco House comentaron a LA NACION los diferentes proyectos que emprenden.
Jóvenes por el Clima
Jóvenes por el Clima es un movimiento juvenil, que desde 2019 lucha contra el cambio climático. “Intentamos tejer redes con los sectores más perjudicados e invisibilizados en entornos urbanos”, afirma Gallardo, referente de la agrupación. Trabajan junto a la organización Techo para mejorar las condiciones de vida de casi 6500 barrios populares en todo el país. Colaboran con sectores de la economía popular, como los recuperadores urbanos, encargados de limpiar las ciudades. Además, buscan poner en agenda los reclamos de vecinos que luchan por sus barrios, como la recuperación de la costanera porteña o la construcción de plazas en barrios como Villa Santa Rita.
Según el referente, los dos mayores problemas de la nueva generación son la precarización de las condiciones de vida y la destrucción de los lazos sociales, secuelas de la pandemia. “Ciudades que fomenten comunidades saludables son el antídoto perfecto para ello”, argumenta el referente. Desde Jóvenes por el Clima buscan crear ciudades de cercanía, con calles para las personas, con actividad comercial y cultural que inyecte vida a los barrios, y con espacios verdes que permitan conectar con la naturaleza y con los demás.
Fundación Vida Silvestre Argentina
Fundación Vida Silvestre Argentina es una ONG ambiental que busca armonizar la relación entre las personas y la naturaleza desde 1977. Realizan convenios con municipios para tratar la planificación y las normativas ambientales, integrar conceptos como los biocorredores, y ejecutar iniciativas de participación desde diferentes sectores de la ciudadanía. “Promovemos el compartir experiencias para generar sinergias y ofrecemos campañas de concientización para que los municipios promuevan buenas prácticas entre sus vecinos”, resume Tanides.
A la vez, elaboran planes climáticos, evalúan riesgos y promueven las soluciones basadas en la naturaleza (SBN), que buscan mitigar los problemas urbanos a través de la reincorporación de la naturaleza a las ciudades para retroceder el impacto ambiental generado por la urbanización y favorecer la salud física y mental.
Eco House
Eco House es una organización sin fines de lucro que busca promover la transición hacia la sostenibilidad a través de la concientización, la política y la restauración ecológica. Con el programa Territorio y Comunidades, apoyan áreas naturales de cinco regiones y promueven las reservas urbanas. Asimismo, ofrecen programas de prácticas de vivero y la enseñanza de huerta y compost, para reducir los residuos, disminuir los gases de efecto invernadero y crear espacios verdes para mejorar la calidad del aire, la biodiversidad local y la salud mental de las personas. Gran parte de este trabajo se combina con la Red de Escuelas Para el Desarrollo Sostenible (Redes) y el área de cultura empresarial.
“En Eco House siempre sostenemos que las pequeñas acciones, multiplicadas por muchas personas, logran grandes cambios”, afirman. Así, impulsan hábitos sostenibles para implementar desde el hogar y ofrecen recursos gratuitos y contenidos educativos en redes sociales.
Producción realizada con el apoyo de Aves Argentinas