Déficit habitacional, un problema que afecta a más de un tercio de la población en la Argentina

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Santiago Bulat
PARA LA NACION

1- Déficit habitacional. A la hora de definir este concepto se distinguen dos fuentes de requerimientos: uno de tipo cualitativo, relacionado con mejorar la calidad de la vivienda, y otro, de tipo cuantitativo, relacionado con el número de viviendas. El cómputo de este último trata de estimar las nuevas unidades necesarias para que exista una relación uno a uno entre viviendas adecuadas y familias que necesitan alojamiento. El déficit cualitativo se refiere a las viviendas particulares que deben ser mejoradas en sus atributos materiales, acceso a servicios (agua corriente, cloacas, luz eléctrica) y eventual hacinamiento. El parque habitacional se divide en grandes grupos de calidad: a) "vivienda buena", cuyas condiciones son satisfactorias; b) "vivienda recuperable", que es aceptable pero requiere intervenciones específicas y parciales para convertirse en vivienda buena; c) "vivienda irrecuperable", donde solo cabe su reemplazo porque no hay posibilidad de mejora.

2- Avance. En 1959, la población urbana de América Latina y el Caribe era de 108 millones de personas; hoy en la región hay unos 500 millones de habitantes. Mientras que el proceso de urbanización de los países de Europa tomó un siglo, la tasa de urbanización en América Latina tuvo un crecimiento exponencial en solo 50 años, lo que incrementó entre un 4% y un 10% las tasas de urbanización de algunos países. Este proceso acelerado implicó grandes desafíos para los gobiernos locales y nacionales en materia de provisión de vivienda y de servicios al ciudadano en un sentido amplio. El 37% de la población urbana en la región vive hoy en condiciones deficitarias. El déficit cuantitativo solo representa el 6% del déficit total en áreas urbanas, mientras el déficit cualitativo agregado representa el 94% del déficit total. Sin embargo, el 90% de las soluciones de vivienda se ejecuta a través de la construcción y entrega de nuevas unidades, desatendiendo el problema principal.

3- Asentamientos. En los últimos años, los gobiernos nacionales de economías emergentes han entregado viviendas subsidiadas para las poblaciones más vulnerables a una escala sin precedentes. Sin embargo, esta expansión repentina y simultánea de programas muestra que, a pesar de los diferentes contextos, las políticas de vivienda han producido un mismo tipo de urbanización en las periferias de las ciudades con barrios homogéneos, de baja calidad y aislados de los centros y fuentes de trabajo. Desde el año 2000, la población mundial que vive en los "asentamientos informales" creció en un promedio de 6 millones de personas por año. En nuestra región se estima que un 21% de la población urbana reside en barrios informales; en la Argentina el porcentaje es del orden del 17%.

4- En el país. El déficit habitacional de la Argentina se estima en torno al 36% y los últimos datos del Indec, del último semestre de 2019, permiten observar que los de carácter cualitativo son los de mayor incidencia. En los 31 aglomerados urbanos relevados, el 5% de las personas vive en condiciones de hacinamiento crítico (más de 3 personas por habitación), 3,4% carece de acceso a agua potable, 34% no tiene cloacas, 13,4% vive en zonas inundables y 8,1% reside cerca de basurales.

5- Recomendaciones. El Banco Interamericano de Desarrollo hizo un trabajo para recoger aprendizajes de 100 casos de vivienda en economías emergentes. Concluyó que las políticas de vivienda social deben enfocarse en dos objetivos: alivianar el impacto que tiene la ubicación sobre el hogar de bajos recursos, y promover viviendas en ubicaciones con buen acceso a empleos e integradas al resto de la ciudad. Y se destaca que los montos necesarios para revertir esta situación son muy altos y que es indispensable canalizar recursos del sector privado, fortaleciendo los mercados de financiamiento para la mejora, la ampliación y la remodelación de viviendas.

Santiago Bulat Economista Asociado en Invecq Consulting SA