Estadística solo superada por Hong Kong, donde se necesitan 22 años, en Buenos Aires parece cada vez más inalcanzable el sueño de ser propietario.
11/12/2023. Perfil
por Gabriela Maidana
Es un sueño que desde hace largos años los argentinos tienen prohibido soñar: comprar una casa propia. Ciertamente es un imposible para jóvenes y para adultos, para asalariados con empleo registrado y mucho más para los arrojados al sector de la informalidad laboral. Es un escenario complejo por donde se lo vea: sin acceso al crédito hipotecario, con salarios diezmados por niveles de inflación obscenos y un mercado inmobiliario desértico como arrasado, sin ofertas a la vista ni para compradores ni para locatarios.
El contexto para los argentinos que se permiten la osadía de soñar con una vivienda propia es desolador. Esta realidad queda confirmada por los datos que surgen del último relevamiento realizado por el sitio especializado Reporte Inmobiliario, que reveló datos contundentes: En Argentina se necesitan 19 años de trabajo destinando los salarios completos durante todo ese tiempo, para pensar en adquirir un departamento de 60 metros cuadrados.
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Cabe señalar que al hablar de 19 años de salario, se hace referencia a los salarios “netos limpios”, sin destinar esas sumas para el pago de ningún otro rubro o gasto adicional paralelo.
Solo un poco mejor que en Hong Kong
Lo cierto es que la Ciudad de Buenos Aires es la única solo por detrás de Hong Kong, donde quien sueña con comprar su propia vivienda necesitará 22 años de ahorros. Ello según datos que arroja el ránking del banco suizo UBS en el que se basó el sitio web.
El economista Federico González Rouco, señala que el dato respecto de cuántos años de ahorro son necesarios para comprar una vivienda en la Argentina responde a una lectura no lineal. Para ejemplificar remarcan los expertos: “Argentina es el único de todos esos países donde literalmente tenés que ahorrar para comprar una vivienda. En todos los otros, ‘ahorrás’ para pagar el crédito, pero ya vivís en ese inmueble”.
Esta lectura no lineal implica entonces que no exista simple relación entre el ahorro y la posibilidad de compra.
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Cómo se elaboró el informe
El sitio Reporte Inmobiliario elaboró el informe y relevamiento de datos, tomando un valor de metro cuadrado de USD 1.744 en Buenos Aires y como referencia, un salario promedio medido para un trabajador informal, según los datos del índice Ripte del mes de agosto último.
Crédito hipotecario: cero
“Hay que tener en cuenta además que en la mayoría de los países del ranking más allá de la complicación para acceder a la vivienda poseen el apoyo de la financiación hipotecaria”, destacan desde Reporte Inmobiliario, y agregan: “El problema más serio que tenemos hoy, respecto a este tema, es el bajo nivel de salarios en dólares, elemento que nos pone en la cúspide de este fatídico ránking”.
Por lo tanto, esta es otra de las particularidades en el contexto argentino que vuelven aún más inmejorable el panorama. De hecho, los expertos remarcan que a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los países con economías fuertes, donde las personas tienen acceso a herramientas como el crédito hipotecario, en Argentina es necesario disponer de la totalidad del dinero para comprar una propiedad. Un factor que se vuelve el obstáculo que pone fin a los sueños de casi cualquiera.
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En un mediano plazo, hay luz
La pregunta que cabe hacerse es si sería posible reactivar herramientas como el crédito hipotecario en Argentina. Los economistas dicen que tal vez se pueda, pero recién en unos años. Rouco enfatiza: “Siguiendo la lógica de Milei, y con dos años de estanflación, recién podría hablarse de crédito hipotecario recién en 2026, y si todo sale bien. El acceso a la vivienda, en concreto, es macro estable y salarios medianamente lógicos en relación al metro cuadrado”.
“Si algo de todo esto pasa en el mediano plazo, hay luz”, señalan los expertos. En ese sentido, los analistas hacen foco en la necesidad de, en el mediano plazo, impulsar el crédito con una buena ingeniería financiera, como podría ser implementando un sistema de ajuste UVA, un fondo de compensación y seguros hipotecarios. En paralelo, con ciertas actualizaciones regulatorias e impositivas a la oferta, cambiarían positivamente el escenario.
Los pocos “privilegiados”
Mientras el panorama se presenta complejo y negro para la mayoría de los argentinos, algunos pocos pueden cerrar ciertas operaciones de compraventa dentro del mercado inmobiliario. Según datos que aporta el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, en el décimo mes del año, las escrituras de compra-venta de propiedades reflejaron un incremento del 53,3% interanual en la Ciudad.
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Las cifras que informa la entidad dan cuenta de que en total se registraron 4559 operaciones. “Hay mucha más demanda: la gente se largó. Tiene que ver con la confianza de que algo cambie. El perfil del cliente es que se mantuvo después del fin de los créditos UVA: es el papá que le compra al hijo, es el heredero, es la gente que tuvo la suerte en otro momento de juntar dinero, o jóvenes profesionales que ganan en dólares. Y siempre vemos gente que se reubica: que vende un departamento de tres ambientes para comprarse un cuatro ambientes”, destacan del sector inmobiliario.
Pero dejan en claro la inmutable realidad: “Hablamos de una porción minoritaria de la sociedad, el resto no tiene acceso a la vivienda”.