CPAU
Ante un nuevo Código que busca aprobarse sin las consideraciones de entidades profesionales y comunitarias, ponemos a disposición de nuestra matrícula un análisis realizado por profesionales que integran nuestras comisiones y equipo técnico especializado.
Se tomó conocimiento de la iniciativa desarrollada recién una vez presentada. No hubo consulta previa en la que existiera una oportunidad de opinar, ni para el CPAU, ni para un conjunto de instituciones profesionales, comunitarias barriales o inclusive para las juntas comunales y sus respectivos consejos. En su momento se publicó y puso a disposición un informe técnico por parte del CPAU sobre el impacto del aumento de la capacidad constructiva en barrios de baja densidad.
Ya existe un antecedente del que es necesario aprender. La versión del CUr aprobada en 2018 se hizo al margen de las consideraciones puestas a disposición por el CPAU y otras entidades. En aquella ocasión se explicó en profundidad cómo había sido la evolución del Código de Planeamiento Urbano, las modificaciones a las que dio lugar durante su vigencia, los puntos que eran objeto de mayor necesidad de reforma y los que merecían ser preservados. El resultado ha sido un Código Urbanístico que ha empeorado las condiciones para muchos vecinos y creado un marco de incertidumbre jurídica por las tensiones generadas, de las que se hicieron eco los distintos candidatos a jefe de gobierno en 2023, incluido el jefe de gobierno electo. Sin embargo, a pesar de una reintroducción del límite de un cuarto de manzana en la línea de frente interno y de alguna restricción puntual de alturas, de ajustes y simplificaciones en algunos procedimientos, la medida propuesta no da respuesta a los reclamos previos y abre nuevos frentes de incertidumbre. En las justificaciones orales de la presentación del proyecto se ha planteado que estos cambios ocurren porque ahora se discute la ciudad. Contra toda evidencia, se sostiene que en los 40 años anteriores no hubo discusión. Tampoco se presentan fundamentos de fondo, indicadores y bases de estudio sobre los que se basa la propuesta.
Para el CPAU es necesario diferenciar modificaciones urgentes en los barrios de baja densidad. El ejemplo de Belgrano y Núñez es claro: una reforma local aprobada con celeridad fue satisfactoria para los vecinos y despejó incertidumbres sobre las reglas del juego. En el mismo sentido existen iniciativas estudiadas en profundidad desde un conjunto de barrios, cuyo análisis también se acompañan en este estudio. Es necesario tomar en consideración las cuestiones ambientales, de salud, de equipamientos, espacios públicos, de vivienda, infraestructura y de movilidad urbana, espacio público, infraestructura verde, prevención del riesgo hídrico y una estrategia sobre las centralidades, incluida el área central. También un análisis de los incentivos y percepciones en los valores, en un marco de estabilidad en las reglas del juego.
Introducir un sistema complejo, ajeno a los problemas que dieron origen a esta necesidad de reforma, como un traslado de capacidad constructiva, supuesto incentivo para invertir en el sur, merece por lo menos un estudio en mucha mayor profundidad. Tanto por el efecto disruptivo que pueda generar en los corredores del norte que se ofrecen en la normativa como por el incomprobable beneficio en las condiciones para los barrios del sur. Cabe recordar que antes del código aprobado en 2018 el lugar donde existían metros edificables no construidos era precisamente en el sur. Por otra parte, este traslado propuesto establece límites de lo que se denomina sur no pueden ser definidos con criterios erráticos. Algo similar ocurre con los permisos especiales con parcelas englobadas y con la necesidad de un tratamiento en profundidad de los aspectos patrimoniales.
Tal como está presentado el proyecto, deja un amplio margen de discrecionalidad al poder ejecutivo, lo que abre un nuevo frente de inestabilidad jurídica. Por otra parte, es una delegación de atribuciones claramente contradictoria con el artículo 84 de la constitución de la ciudad*. Más allá de la necesidad de una secuencia lógica en el orden de las normas, Plan Urbano Ambiental, Modelo Territorial, Código Urbanístico, Ambiental y de Edificación, se advierte la ausencia de principios ordenadores que permita darle legibilidad y estructura a la normativa propuesta. Los enunciados genéricos, sin una articulación con la parte dispositiva, no tienen más que un valor retórico.
Una reforma apresurada más corre el riesgo de improvisaciones con una nueva necesidad de corrección al poco tiempo y mayor incertidumbre para el futuro. Separar un tratamiento urgente de medidas para los barrios de baja densidad de lo que admite un tratamiento con mayor profundidad permitirá que se evite dejar en suspensión por un tiempo prolongado la posibilidad de presentar proyectos, cuyo impacto afecta la actividad profesional y económica y genera múltiples manifestaciones de inquietud en la matrícula.
La información que aquí se presenta es producto del trabajo de la comisión de códigos, de miembros de la comisión de urbanismo, de los equipos técnicos del CPAU. Para nombrar a algunos, Magdalena Eggers, Virginia San Martín, más recientemente Silvia Fajre, Pedro Linares (gerente técnico) y otros profesionales que han aportado su tiempo.
Es un producto en desarrollo, por lo que se invita a nuestra matrícula a enviar observaciones y sugerencias para mejorar su calidad al siguiente mail: [email protected]