Por Demián Verduga. Redacción diario Z.
“Ciudad verde” es un eslogan permanente del gobierno porteño. Sin embargo los especialistas en medio ambiente sostienen que el principal problema que tiene la Ciudad en esta materia es, justamente, que “falta verde”. Y que no parece haber un plan para aumentarlo sino todo lo contrario.
Los datos son conocidos. La Organización Mundial de la Salud recomienda entre 10 y 15 metros cuadrados de espacios verdes por habitante. La Ciudad tiene en promedio dos metros cuadrados por porteño. Incluso las comunas con mayor cantidad, como la 14, que incluye el barrio de Palermo, oscila entre 6 y 18 m2. En la otra punta, la 5, que abarca Almagro y Boedo, tiene entre 0,2 y 1,2 m2.
En general, cuando se analiza este déficit, los principales cuestionamientos se originan en su impacto en la vida cotidiana. Pocos espacios de recreación, menos relación con la naturaleza. Es menos explorado el impacto concreto sobre el medio ambiente.
“La falta de estos espacios tiene un efecto directo en la calidad del aire y la generación de oxígeno porque son los que absorben el dióxido de carbono (CO2), que en una ciudad como Buenos Aires se genera sobre todo por el tránsito”, le dijo a Diario Z Marcelo Corti, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable Geo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. “De hecho-agregó-en abril del año pasado, con las restricciones por la pandemia, había bajado un 40% el CO2 que genera la Ciudad”.
“La falta de estos espacios tiene un efecto directo en la calidad del aire y la generación de oxígeno porque son los que absorben el dióxido de carbono (CO2)”
Marcelo Corti, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable Geo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
“La pandemia mostró que no hay una disociación entre ambiente y sociedad-señaló Corti-. El espacio verde es recreativo, pero impacta en varias cuestiones más: oxígeno, absorción de C02, aves, especies nativas de vegetación. Hace a la generación del ecosistema en el que vivimos. La calidad de vida tiene que ver con lo ambiental”.
Mariano Villares es uno de los fundadores de la Fundación Sustentablidad sin Fronteras, que entre otras cosas estudia el cambio climático.
“La absorción del C02 es una parte de la función de los espacios verdes”, le dijo Villares a este medio. “También la absorción del agua. Evitan que haya más inundaciones y mayor interacción con la biodiversidad. A su vez, respecto del cambio climático, se evita que se genere un fenómeno que es aislar y conservar el calor. En un espacio en el que sólo hay cemento aumenta la temperatura. No ocurre solamente durante el día sino también de noche. Es por esto que las noches de verano son tan calurosas en la ciudad y si uno se aleja es distinto”.
Villares sostuvo que el Gobierno porteño no tiene ninguna política para intentar incrementar los espacios verdes de la CABA. “Es una Ciudad en la que se hacen proyectos inmobiliarios cuando hace más de 70 años que no aumenta la población. No está claro para quién se está construyendo, excepto para la especulación inmobiliaria. Y eso no hace a la Ciudad más sustentable”.
El ambientalista sostuvo que la primera decisión debería ser que “en los pocos espacios que quedan no se promuevan proyectos inmobiliarios. Pero no es lo que está pasando ni en Costa Salguero ni en la Costanera Sur”.
“A esto tenemos que sumarle que hay una tendencia de poner muchos elementos en los espacios verdes, incluso ampliando la superficie con baldosa-sostuvo Villar-. Europa tiende a lo contrario, menos cemento en las plazas, promover mayor cantidad de tierra, de árboles, de plantas”.
La separación de residuos
El segundo eje que destacaron los especialistas consultados como un problema ambiental serio de la Ciudad es la gestión de los residuos.
“Es otro de los temas fundamentales porque la Ciudad destina muchísimos recursos. Y todavía no se logró un proceso de reducción y separación de residuos-señaló Corti-. En la última licitación que se hizo en el 2014 fue a contramano del mundo. Se aumentó la cantidad de veces que se recolecta basura, cuando en el resto de las grandes ciudades es al revés. La tendencia es recoger menos veces y forzar la separación. Entonces un día se levanta plástico, otro cartón, otro vidrio”.
Según el director del centro Geo, hay hábitos de los porteños que incluso han empeorado. “Perdimos la buena costumbre de sacar la basura de 8 a 9 de la noche. No hay políticas agresivas de la Ciudad, con estímulos económicos. Hay campañas, pero nada más”.
“El 3% del presupuesto para residuos se destina para publicidad y campañas educativas. Y el efecto de esas estrategias no se ve”, remató Corti.
“Los residuos se tratan afuera de la Ciudad. Acá no se reciclan. Si la basura se lleva afuera no hay sustentabliidad”.
Mariano Villares, de la Fundación Sustentabilidad sin Fronteras.
Villares coincidió. “El correcto tratamiento de la basura es otro problema ambiental clave. Se trata fuera de la Ciudad. La CABA no recicla los residuos que genera. Se habla de que sea sustentable, pero la verdad es que si los residuos se tratan afuera no hay sustentabliidad. Queda mucho por mejorar. Está más avanzada en comparación con otras ciudades de Argentina, pero esto también se explica por el volumen del presupuesto”.
Un punto más que remarcó Corti sobre el medio ambiente es lo que ocurre con el transporte.
“Es el que produce la mayoría de los gases que generan efecto invernadero en la Ciudad porque no hay tantas industrias-destacó-. Hay que promover una reconfiguración para que no haga falta usar tanto el auto. El tema de las bicisendas se desarrolló bastante, pero falta mucho. Ahora, incluso con el microcentro más vacío porque mucha gente sigue trabajando remoto, Avenida Corrientes se colapsa. El transporte público menos contaminante es el subte y se expansión está parada”.
Para Villar, otra de las mayores deudas ambientales es el Riachuelo. “En los ‘90 se planteó que una empresa china iba a limpiar el fondo. Eso no tenía ninguna solvencia técnica-dijo-. En ningún lugar del mundo se pudo hacer”.
“Los fallos judiciales condenando al gobierno nacional, al porteño, al bonaerense y a las empresas, empujaron la creación de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar)-agregó-. Las cosas mejoraron desde entonces, pero demasiado poco”.