Cuadras verdes: harán 49, pero afirman que no alcanzan para cubrir lo que necesita la Ciudad

Karina Niebla. 10/03/2023. Clarín
Ya empezaron a construirlas en 15 barrios. Para los especialistas son útiles, pero no suficientes. Cómo afectan el tránsito y dónde están.

El anuncio tuvo bombos y platillos: 20.000 metros de áreas verdes en 49 cuadras de 15 barrios para ayudar a la Ciudad a adaptarse al cambio climático. Es el proyecto Calles Verdes del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, según el cual 18 calles en las que hoy solo circulan vehículos se convertirán en zonas públicas peatonales. El plan suena prometedor. Pero, ¿qué magnitud tiene en una urbe sedienta de parques y plazas?

Intervenir 49 cuadras ampliando el área de circulación de peatones, plantando árboles, creando zonas de descanso, reforzando iluminación e incorporando 19.274 metros cuadrados de “áreas verdes”. En eso consiste el grueso del plan del ministerio, que no vuelve totalmente peatonal ninguno de los puntos, ya que quita carriles en algunos casos pero siempre permite el tránsito de autos de frentistas y la carga y descarga.

Los trabajos arrancaron el año pasado en Paraguay entre Alem y Carlos Pellegrini (Retiro) y Vera entre Lavalleja y Corrientes (Villa Crespo). También en la plazoleta Elías Alippi (Almagro), que quedó ensanchada y con nuevas rampas y plantas. Las obras siguen en esos y otros diez barrios, entre ellos Caballito, Coghlan y Liniers. También en Boedo, en la comuna con menor espacio verde por habitante, con la única “calle verde” a cargo de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas: Castro entre Independencia y San Juan.

Al mismo tiempo avanza el proyecto para hacer un Parque Lineal en la avenida Honorio Pueyrredón, en Caballito. Con polémica con los vecinos, la Justicia ya frenó dos veces los trabajos, y en la misma cantidad de oportunidades los volvió a habilitar.

“Se intentó que hubiera en varios barrios y en calles con sobrante vial, es decir, que fueran muy anchas para el tránsito que tienen. Algunas se desestimaron por instalaciones que nos impedían llegar a la tierra absorbente ”, explica Juan Vacas, subsecretario de Paisaje Urbano del ministerio. En la calle Castro, se privilegió además su ubicación en la parte alta de la cuenca Erezcano y San Pedrito, que según la secretaría permitirá ralentizar la llegada de la lluvia al sistema pluvial.

“Queremos que el verde le gane al asfalto. Estos proyectos mejoran la calidad ambiental”, resalta Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana. “Hay que pensar soluciones nuevas, superadoras y disruptivas para transformar lo que ya hay”, había dicho el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta en enero, durante el anuncio en el que presentó a la prensa este y otros proyectos de superficie verde.

Con todo, el plan de intervenir calles modifica solo el 0,1% de las cuadras de la Ciudad: son 49 dentro de un universo de más de 40.000. “Lo importante es ganarle espacio al asfalto, que circulen menos autos, nuevas áreas de suelo absorbente y espacios de disfrute”, remarcan en el ministerio.

Si se lo compara con el total de espacios verdes públicos dependientes del Gobierno de la Ciudad -que incluye canteros y derivadores de tránsito-, la proporción es apenas mejor: se incorporarán menos de dos hectáreas verdes a las 2.063 ya existentes (número difundido en 2021 por la Dirección General de Estadística y Censos porteña), es decir, un 0,9% más.

Las tres ce: calidad, cantidad, cercanía

En términos ambientales, por un lado es clave la cantidad de metros cuadrados verdes juntos. Mora Arauz, de la Fundación Ciudad, recalca que “es fundamental que en las ciudades haya espacios verdes de grandes dimensiones”. Y lamenta: “Los árboles que ponen en estas intervenciones no son de gran porte, habría que plantar de copa grande si queremos que baje la temperatura”.

Por otro lado, es importante que haya espacios verdes cerca de los vecinos. Hasta hace pocos años, se hablaba de cantidad de metros cuadrados por habitante. Hoy, en cambio, se prioriza la recomendación de la Oficina Regional Europea de la Organización Mundial de la Salud, según la cual cada ciudadano debe tener un espacio verde a no más de 300 metros de su casa, por lo que es fundamental que estén bien distribuidos.

Las 49 cuadras verdes en principio cumplen con la meta de distribución: están repartidas en 15 barrios de la Ciudad. Sin embargo, se observa una mayor concentración de intervenciones en el oeste y el centro geográfico de Capital, con el sur porteño ausente, al menos en este proyecto. “Priorizamos las comunas centrales, que son muy densas y tienen más déficit de espacios públicos verdes. Probablemente a futuro podamos hacer más calles”, señala Vacas.

Lo micro y lo macro

Para especialistas en espacios verdes, el mayor impacto de estas intervenciones es local. “En algunos barrios hay que trasladarse hasta un kilómetro para llegar a un espacio verde. Por eso creo que todo lo que se pueda hacer por aumentar el espacio verde en todos sus formatos es importante y suma, aunque no tenga gran efecto a nivel general”, observa María Semmartin, profesora de Ecología en la Facultad de Agronomía de la UBA e investigadora del Conicet.

Ese impacto no sería crucial en materia absorbente. Aunque en el ministerio dejan en claro que las nuevas áreas verdes no son superficiales sino que llegan al suelo -sin asfalto de por medio-, su tamaño es reducido. “Con la superficie planteada, el impacto del proyecto en la retención hídrica no es significativo para la totalidad de la Ciudad”, señala Damián Pérez, docente de la cátedra de Espacios Verdes de la misma Facultad de Agronomía, quien investigó sobre techos verdes y escurrimientos superficiales urbanos.

Con todo, Pérez rescata que este plan puede ser “una mejora sustancial desde el punto de vista del paisaje urbano y lo vivibles que son esas calles”, ya que las intervenciones pueden ayudar a que “el verde empiece a cobrar un poco más de protagonismo en estas áreas”.

Algunos otros especialistas tienen más dudas. Como la geógrafa Mariana Romano, que investiga sobre ordenamiento territorial en relación al cambio climático en la Universidad Nacional de General Sarmiento. “Me pregunto si realmente es un plan de infraestructura verde que permita sumar capacidad de filtración o es greenwashing, marketing verde”.

En ese sentido, Romano remarca la importancia de una participación ciudadana “en todas las instancias”. Y pide medidas ambientales con mayor profundidad: “Se podría tratar el proyecto de ley porteña para proteger e inventariar los humedales, de manera de conservar esa suerte de esponjas absorbentes y generar una ciudad verdaderamente resiliente frente al cambio climático. Pero esas medidas no se ven tanto ni son tan marketineables”.

También surgen dudas que solo tendrán respuesta cuando se mida el impacto una vez hechas las intervenciones. Lo que es indudable es que, en una ciudad sin el verde mínimo recomendado, la necesidad de medidas es cada vez más urgente.