Viven más de 40 mil personas
Clarín.com Ciudades
Silvia Gómez
“Nuestros propios vecinos comerciantes se aprovechan de la situación”, dice una referente del barrio. Cerraron plazas y canchitas de fútbol. Y armaron grupos de whatsapp para difundir medidas de prevención.
En villas y asentamientos porteños, las plazas y las canchitas son siempre un refugio, un punto de encuentro. El patio trasero, el balcón que los vecinos y las vecinas de estos barrios populares no tienen. Y son casi el único sitio en donde muchos pueden respirar un poco de aire fresco y escapar del ambiente viciado y húmedo de sus casas.
Particularmente en la Ciudad -como en todas las grandes ciudades en donde crecen los “asentamientos humanos”, como los define Naciones Unidas- estos barrios están caracterizados por el apiñamiento. En estos momentos de la pandemia de coronavirus, cuando el Estado decretó el “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, el hacinamiento y la precariedad laboral signan la decisiones de las familias cuando se plantea la permanencia adentro de sus viviendas.
En estas horas, la Ciudad decidió el cierre de plazas y canchas en las Villas 31 y 31 Bis del barrio de Retiro. “Sabemos que va a generar un gran impacto en el barrio, pero creemos que es una medida necesaria”, explicaron desde Integración Social y Urbana, una secretaría creada específicamente para implementar la urbanización ordenada por ley para este asentamiento. Confirmaron que tanto la recolección de residuos como las cuadrillas de limpieza –integradas por vecinos del barrio- continúan trabajando normalmente. Como en el resto de la Ciudad, la Secretaría promueve los canales digitales y un Whatsapp (155.050.0147); y reforzaron los contactos con los referentes barriales.
Coronavirus en Argentina. En la villa 31 de Retiro intentan sostener las medidas de aislamiento, aunque hay poco espacio y los vecinos viven hacinados. Tomaron la medida de cerrar plazas y canchitas de fútbol. Foto: Germán García Adrasti
La Ciudad estudia también colocar vallados para limitar la circulación por algunos sectores del barrio, pero en función de cómo avance el aislamiento. Se estima que más de 40 mil personas viven en la villa y si bien muchos de sus habitantes salen todos los días a trabajar, muchos otros tienen sus negocios y emprendimientos en el barrio; también tareas vinculadas con la obra de urbanización.
Para muchos vecinos es una preocupación, porque aún se ve mucho movimiento en calles y pasillos. Una de las zonas más apiñadas del barrio es el Bajo Autopista, en donde casi mil familias viven precisamente con la Autopista Illia como techo, en casas muy precarias. El objetivo del Gobierno porteño es mudar a estas familias a las viviendas que ya están construidas en inmediaciones del Ministerio de Educación. Las primeras 300 ya lo hicieron, pero el proceso avanza muy lentamente. Son familias que pasan de la informalidad total, a la formalización: a pagar impuestos y servicios, y la cuota de un crédito. “Ahora mismo se decidió la suspensión del vencimiento de las cuotas, para bajar el impacto económico de este aislamiento", confirmaron desde la secretaría.
"Hay vecinos que desconfían, que no creen que esto del coronavirus realmente está sucediendo. Pero en Capital está la mayoría de los casos, no está bien pensar que porque somos pobres no puede llegar, me preocupa”, cuenta Mirta Rodríguez, que participa activamente de la visibilización de las cosas que ocurren en el barrio. Y como en la "ciudad formal", aquí los precios también se descontrolaron. “El alcohol en gel duplicó el precio, la leche aumentó, igual que las verduras. Nuestros propios vecinos comerciantes se aprovechan de la situación", lamentó. El marido de Mirta es carpintero y tiene el taller en su casa. Tienen tres hijos en primaria. Por estos días solo salen para hacer algunas compras.
Coronavirus en Argentina: María Alejandra Martínez es una de las referentes de la villa 31 de Retiro, en donde buscan concientizar a los vecinos para evitar la propagación del virus. Foto: Germán García Adrasti
Y como en cualquier grupo de Whatsapp, entre los vecinos de la villa también circulan rumores sobre posibles infectados. La aparición de una ambulancia, un vecino que volvió de viaje, una vecina que recibió visitas.
"Hicimos un video con todos los consejeros para concientizar y lo viralizamos entre los vecinos. Y entendemos que fue necesario cerrar las plazas porque si no los chicos siguen yendo a jugar. Los primeros días de la semana pasada se veía todo normal, como que no pasaba nada. Si bien muchos vecinos realmente tienen que seguir trabajando, porque están empleados en seguridad o limpieza de hospitales y clínicas. Ahora los comercios están cerrando más temprano y se fue bajando un poco la circulación. Y si bien se pararon las obras grandes, todo el personal de la Ciudad que trabaja en temas de agua, electricidad y cloacas, está presente", detalló María Alejandra Martínez, delegada de Barrio Güemes.
Daniel Menéndez, un histórico referente de Barrios de Pie y ahora subsecretario de Promoción de la Economía Social y el Desarrollo Local (del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación) habló con Clarín y compartió su mirada sobre esta situación: "Es utópico pensar que en los barrio populares se pueda llevar a cabo un aislamiento. La realidad de estos barrios tiene que estar contemplada con otro abordaje, porque es aquí donde se da la mayor informalidad, y vecino que no sale a trabajar, no come y no come ese mismo día. El aislamiento en términos de política pública tiene que contemplar esta situación. Por eso creemos que hay que fomentar el trabajo en el lugar, con pequeñas obras de infraestructura, y pensar el barrio como una unidad de aislamiento", sintetizó. Por supuesto, siempre que no se pase a una orden de aislamiento extremo.
En un momento atravesado por la complejidad que supone esta pandemia, para los barrios populares el desafío es aún mayor: para los vecinos, claro, pero también para los gobiernos y las políticas pensadas en función de las situaciones de mayor vulnerabilidad.
Dengue y gripe
Además del coronavirus, la otra gran preocupación barrial es el dengue. Por eso también los vecinos se organizan para descacharrar. Por su parte, la Ciudad intensificó los operativos de fumigación para contener al mosquito. En lo que va del año -hasta el 14 de marzo- se confirmaron 1.266, según el Boletín Epidemiológico de la Ciudad.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo comenzó a organizar las campañas de vacunación contra la gripe, y la idea es que se realicen en lugares abiertos.
SC