La Nación | Víctor Pombinho Soares |
Los murales de Bernardo Ezcurra, junto a la Dársena
La zona estaba abandonada desde hace décadas; los reconocidos artistas Bernardo Ezcurra y Alfredo Segatori pintaron coloridas figuras de animales en los silos; habrá veredas y senderos
El puerto arenero de Buenos Aires, junto a la Dársena F, empezó a perder su aspecto
lúgubre y a llenarse de color a partir de la realización de gigantescos murales que le
dan vida a la zona, olvidada durante décadas.
Había una intención de conquistar el lugar, que estaba monocromo, castigado,
abandonado. Se quería dar un golpe y la pintura fue la herramienta elegida. Creo
que se cumplió el objetivo, de algo neutro se pasó a una caja radiante de luz y color.
Las obras pertenecen a los artistas Bernardo Ezcurra y Alfredo Segatori; con una emática federalista, muestran los colores de las regiones, y la flora y fauna de la Argentina. Hay enormes reproducciones de horneros, águilas, yaguaretés, llamas y otros animales.
Había una intención de conquistar el lugar, que estaba monocromo, castigado,
abandonado. Se quería dar un golpe y la pintura fue la herramienta elegida. Creo
que se cumplió el objetivo, de algo neutro se pasó a una caja radiante de luz y color.
Es un primer paso", afirma Ezcurra, que además de artista es arquitecto y ya dejó su
huella en el viaducto de la calle Iberá, en el barrio de Núñez.
El mural de Ezcurra es mezcla de una representación figurativa con otra abstracta.
Está el puerto con su maquinaria más la fauna y la flora argentinas, con algunas
especies en riesgo de extinción, como un llamado de atención.
Por ahora, las obras están casi escondidas, porque la Dársena F no es un lugar por el
que transite mucha gente, salvo los estudiantes que se toman los colectivos 33 y 45
para ir a Ciudad Universitaria.
Las construcciones existentes son silos que están operativos. La mitad de la arena
utilizada para construir en la Capital entra en buques por este puerto y luego es
transportada a los silos mediante conductos subterráneos. El proyecto es sumar
veredas, sendas peatonales y semáforos, para que las familias se acerquen y
recuperar el río para los vecinos. Los camiones que hoy pasan a toda velocidad por
la avenida Rafael Obligado desaparecerán cuando el año que viene se culmine la
obra del Paseo del Bajo.
Además de los murales, los cambios incluyen unos cubos de colores que se
colocaron en la escollera. "Es un lugar divino, imperdible, sería genial recuperar
esto. Sin duda, el paisaje urbano es maravilloso. La infraestructura de arranque es
increíble: las cajas de hormigón, las grúas abandonadas, la central eléctrica Puerto
Nuevo... No se puede creer", señala Ezcurra, que trabajó dos meses junto a su
equipo para terminar el mural, al que define como "poderoso".
Por su estilo, los murales de Ezcurra solo pueden apreciarse si se miran con
detenimiento. En cambio, los realizados por Segatori son netamente figurativos, con
animales de gran escala.
"El trabajo está en proceso, todavía. El 21 de diciembre se termina la primera parte y
hacemos la inauguración. Va a haber una figura humana en el mural de las llamas.
En marzo vamos a continuar con algo más abstracto, con personajes portuarios en
los silos", afirma Segatori, un prestigioso muralista que tiene otras obras en barrios
como Palermo, La Boca, Villa Soldati y Coghlan.