PRODUCCIÓN ESPECIAL DE EL CRONISTA Miércoles 08 de Noviembre de 2017
La Villa 31 o ‘Barrio 31’, como ahora se lo denomina, genera tanto polémicas como expectativas, así como un impactante contraste con el entorno que la rodea. El gobierno porteño viene desplegando un proyecto de obras y relocalizaciones con el que promete integrar a ese populoso barrio al resto de la Ciudad, en paralelo con las políticas contra la inseguridad –con allanamientos incluidos- desplegada por las autoridades nacionales.
¿Cómo es la situación hoy en la Villa 31?. El Cronista recorrió el lugar en exclusiva y habló con un equipo del gobierno porteño, integrante de la Secretaría de Integración Social y de la Subsecretaría de Territorio. Una mirada directa sobre las condiciones de vida en el lugar y de las obras que se están realizando.
Julieta Williams, subsecretaria de Territorio, relató que el objetivo del gobierno porteño es llegar a fines de 2018 con el 100% del barrio conectado a la red de servicios básicos como cloacas, agua potable, luminarias y conexión eléctrica.
Actualmente se están levantando nuevas viviendas, ya que se relocalizarán las que están levantadas bajo la autopista Illia, y en el sector central, el que se ve también desde la autopista, se avanzó en el mejoramiento de viviendas ya existentes, conservando su formato original “para conservar la cultura y la idiosincrasia del barrio”.
Chicos que van y vienen al colegio, las clásicas motitos con carro de carga, barcitos y despensas, gente en plena situación de calle que se mezcla con la que con paso apurado denota alguna actividad. Filas interminables de escaleras caracol y pasillos de complicada diagramación –muchos ya pavimentados- son imágenes que se repiten. En el medio, aparecen plazas de juegos para chicos recién estrenadas por la Ciudad y una cancha de fútbol de césped sintético.
En algunos puntos se nota actualmente la presencia policial, y en el recorrido cercano a la salida hacia la terminal de Retiro aparece de pronto de pronto una suerte de semáforo y se amplía la calle abriendo paso a la zona más comercial, con comercios y puestos ambulantes de toda variedad.
A cargo del gobierno porteño funciona un centro de salud (prometen abrir dos nuevos) y un centro de capacitación laboral, en el que se dan también cursos de inclusión financiera. Frente a esa misma puerta, hay una oficina de la AFIP y otra de la AGIP, el organismo recaudador de la Ciudad.
¿Cómo reaccionan los habitantes del barrio a esos cambios? “Desde 2015 estamos trabajando en el conocimiento de la gente del barrio, consultamos a los vecinos sobre los proyectos en asambleas participativas”, cuenta Julieta, y a la vez reconoce que las cosas no son fáciles. “En algunos casos es difícil, pero la relación se va construyendo poco a poco, en las conversaciones casa por casa”.