24 de septiembre de 2020 | La Nación
Mauricio Giambartolomei
Los habitantes de la villa 20 caminan por las calles que se abrieron donde antes había casas que fueron demolidas; la obra es parte del proyecto de urbanización Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi
La pandemia paralizó todo. Durante meses la ciudad estuvo enfocada, casi únicamente, a controlar una enfermedad desconocida que amenazaba con colapsar el sistema sanitario. Con el correr del tiempo y en un mejor escenario frente al Covid-19, la apertura gradual de las actividades también involucra a los proyectos del Estado puestos en pausa por la falta de protocolos que fueron elaborándose en este período. La urbanización de la villa 20, en el sur porteño, es uno de ellos.
La iniciativa comenzó en 2016, años después de la violenta y trágica toma del predio bautizado Papa Francisco, donde se levantaron edificios de viviendas para la relocalización de los vecinos. La apertura de calles en sectores, que antes eran ocupadas por casas que fueron demolidas, es el último avance significativo para la conectividad del barrio.
El inició de la relocalización en las nuevas viviendas, donde ya viven 880 familias de la villa 20, permitió el avance de los trabajos de esponjamiento de las manzanas para lograr la ventilación e iluminación de cada sector con la demolición de casas. Así se generaron pulmones de manzana o se extendieron calles. En el último de los casos la apertura fue en Miralla y Corvalán, dos vías de circulación que permiten una mejor accesibilidad para los habitantes del barrio.Las nuevas vías de circulación se suman a otras dos aperturas que habían ocurrido tiempo atrás en la villa 20. Los primeros trabajos de este tipo fueron sobre las calles Unanue 1 y Unanue 2.
Esta medida y todas las que se toman en torno a la urbanización fueron consensuadas y definidas en la Mesa de Gestión Participativa (MGP) que funciona dentro de la villa 20 desde que comenzó la propuesta de urbanización llevada adelante por el Instituto de la Vivienda (IVC). Se trata de un espacio en el que los vecinos y representantes barriales debaten cada paso del proceso de integración junto al IVC y otros organismos de la Ciudad.
La apertura de la calle Miralla generó una vía de circulación de más de 400 metros cuadrados y veredas de ambos lados; mientras que en Corvalán se amplió la calle hasta los 344 metros cuadrados. En total fueron 57 las familias que debieron dejar sus antiguas viviendas, reducidas a escombros, y fueron reubicadas en las nuevas unidades. El proceso demandó tres años de estudio, concientización de los habitantes y diálogo para encontrar la mejor solución.
"Con las obras de apertura de las calles en el barrio las familias están viviendo ahora en su casa con mejores condiciones. Tenemos que seguir trabajando junto a los vecinos y vecinas para integrar el barrio a la Ciudad y la Ciudad al barrio", sostuvo el presidente del IVC, Juan Maquieyra.
Obra paralizada
A raíz de la pandemia de Covid-19 las mudanzas estuvieron frenadas durante varios meses hasta que se estableció un protocolo de prevención, elaborado por el IVC en línea con las recomendaciones brindadas por el Ministerio de Salud de la Nación y la Organización Mundial de la Salud. La proyección hasta fin de año indica que se debería llegar a 1.129 familias relocalizadas.
Además de las nuevas viviendas y la apertura de calles el plan de urbanización contempla obras de infraestructura para la provisión de los servicios básicos necesarios para los vecinos, como agua corriente, electricidad, cloacas y pluviales, y la mejora del espacio a través de bocas de tormenta, alumbrado público, arbolado, rampas y señalética.
En la villa 20, ubicada en Villa Lugano (comuna 8) entre las avenidas Escalada, General Fernández de la Cruz y Larrazábal, y las calles José Batle y Ordóñez, viven unas 28.000 personas de acuerdo al censo realizado por el IVC en marzo de 2016. Están distribuidas en 9119 familias y 4560 viviendas ubicadas en 30 manzanas.
En noviembre del mismo año, la Legislatura porteña aprobó la ley 5705 que impulsaba la puesta en marcha de la urbanización y brindó el marco legal para el desarrollo de las obras. "Es una fecha histórica. Estamos empezando esta obra tan demorada y necesaria para el barrio", dijo en ese momento el jefe de gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.
Pero nueve años antes, en 2005, la ley 1770 ya había ordenado la urbanización de la villa 20. Las demoras en el avance de las obras provocaron que unas 700 familias del asentamiento usurparon el predio aledaño en febrero de 2014. El día de la ocupación una pelea a tiros provocó la muerte de Osvaldo Soto; seis meses más tarde, el asesinato de Melina López aceleró el desalojo ordenado por la jueza porteña Elena Liberatori, que ya dirigía un expediente relacionado con el incumplimiento de la ley 1770.
A partir del proyecto de integración se aprobó la construcción de 1600 viviendas en módulos dobles de planta baja y tres pisos, con acceso desde la vía pública o desde los senderos peatonales. También se previó el mejoramiento de más de 3000 viviendas que quedan en el barrio histórico, así como la dotación de infraestructura básica (agua corriente, electricidad, cloacas y pluviales) y la apertura de calles y pasillos.