CABA: las “excepciones” para construir en gran altura

Página 12  
Por Santiago Brunetto 27 de septiembre de 2021
Torres como hongos

Las futuras torres de hasta 85 metros afectarán a doce barrios. En una casa protegida de Belgrano levantarán el edificio en el patio. Advierten que pueden aprobarse muchas más.

Torres y más torres en la Ciudad de Buenos Aires. Eso es lo que propone el paquete de 16 proyectos inmobiliarios que en solo cinco días el oficialismo porteño dictaminó en la Legislatura y está en condiciones de tratar en el recinto. Los 16 convenios urbanísticos, que funcionan como excepciones a las normas de edificación ya definidas para los terrenos en cuestión, afectarán a doce barrios de la Ciudad con torres de hasta 85 metros --una de ellas en Área de Protección Histórica-- compuestas por viviendas de lujo, oficinas y comercios. En algunos casos, para levantar las torres se demolerán casas bajas y tradicionales, y los vecinos que rechazan el avance inmobiliario denuncian que hay un "barricidio" (ver aparte) del Gobierno porteño que está destruyendo la identidad de los barrios. Legisladores del Frentede Todos porteño advirten que, para el GCBA, los convenios son "solo un esquema de interés privado". Fuentes legislativas aseguran que estos 16 convenios son parte de un paquete de más de cien que se encuentran a la espera de ingresar a la Legislatura.

Torres exprés

Belgrano, Boedo, Palermo, San Cristóbal, Núñez, Colegiales, Villa Crespo, Almagro, Caballito, San Telmo, Barracas y San Nicolás son los barrios apuntados para los 16 edificios que ya tienen dictamen. El paquete fue enviado a las comisiones de Planeamiento Urbano y Presupuesto el lunes 13 de septiembre --un día después de las PASO--, presentado en plenario el miércoles 15 y dictaminado el viernes 17, por lo que no llegó a una semana de debate. La fecha tentativa para el tratamiento en el recinto es el jueves 30, aunque la sesión aún no está confirmada.

El proyecto más cuestionado por las organizaciones que trabajan en defensa del espacio público está en San Nicolás. Se trata de un convenio con la empresa Nehuente para construir una torre de hasta 72 metros junto al monasterio y la iglesia de Santa Catalina de Siena, Monumento Histórico Nacional ubicado dentro del APH N° 51 "Catedral al norte". "Son 21 pisos en el entorno de un patrimonio histórico construido en 1745, una de la pocas edificaciones que sobreviven de la época de la colonia", detalla a Página 12 el legislador Matías Barroetaveña.

En Reconquista y Viamonte Nehuente tiene un estacionamiento y en 2012 había intentado levantar una torre que fue frenada tras un amparo de la organización Basta de Demoler. En 2016 el Tribunal Superior de Justicia dejó firme el fallo que había suspendido esa obra por peligros estructurales para el edificio de valor patrimonial. Ahora la empresa reformó su proyecto y cedería media cuadra para un espacio público que, según se observa en el plan, tendrá hasta usos comerciales en el subsuelo. "Es una especie de shopping con patio de comidas anexo al edificio", define Barroetaveña. Basta de Demoler presentó un proyecto para hacer una plaza en ese predio, que nunca fue tratado en comisiones.  

Pero la torre de Santa Catalina no es la más alta del paquete. En San Telmo, en el límite con Puerto Madero, se proyecta un edificio con plano límite de altura de 85,5 metros, cerca de treinta pisos, sobre Ingeniero Huergo, entre Independencia y Estados Unidos. Ese convenio permite además los usos que el Código Urbanístico cataloga como "Alta mixtura de usos 4", es decir, casi todo lo que se pueda imaginar: viviendas, oficinas, comercios, estacionamientos, e incluso servicios hoteleros.

El segundo gigante le toca a San Cristóbal. Son 74,5 metros para la esquina de San Juan al 2500. Los usos son los mismos que para la torre de Huergo, al igual que para las dos previstas en Avenida Corrientes. Al 5700 de esa avenida (en Villa Crespo), una torre alcanzaría los 72,15 metros; al 3400 (Almagro) otra se elevaría hasta los 73,2 metros. 

"Se autoriza la construcción de torres con la excusa de que existen previamente edificios en la manzana de gran altura. Los nuevos códigos fueron armonizando las alturas hacia abajo y estos convenios significan volver a los tiempos donde las alturas estaban prácticamente desreguladas", indica a Página/12 Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad.

El último de los edificios mayor a 70 metros es, a su vez, el primero de la lista a construir en un terreno donde aún hay una vivienda. En Arcos 1865, barrio de Belgrano, una casa de dos plantas, una de las pocas que no supera esa altura en una cuadra ya colmada de edificios, será derribada para levantar 71,55 metros de plano límite.

"Vuelve a quedar en manifiesto el desprecio de la gestión macrista sobre lo público y el cuidado ambiental. Lo han demostrado un sin número de veces con el desfinanciamiento en la educación y la salud públicas, en el avance de la venta de tierras y la reducción del espacio público", evalúa el diputado porteño Santiago Roberto.

Adiós a las casas

Uno de los casos más llamativos también se encuentra en Belgrano. 11 de septiembre 1535 es la dirección de una tradicional casona de dos pisos. Con su vivienda vecina, ya se encuentran rodeadas de edificios y lo estarán aún más de aprobarse los convenios: como la casona tiene protección cautelar, el plan del GCBA es construir un edificio de 53 metros detrás de ella, es decir, un edificio en el patio. Para los funcionarios que presentaron los convenios en reunión informativa, el edificio "respeta y pone en valor" a la casona.

"La Ciudad está sufriendo la fragmentación de su planificación con la acumulación de excepciones. Carecemos de un Código Ambiental y un Plan Urbano Ambiental actualizado. El Código Urbanístico no se respeta, cada negocio inmobiliario que se impulsa y no se adecúa a sus parámetros genera una modificación ad hoc", señala María Eva Koutsovitis, de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA.

La vivienda de dos pisos ubicada en Lafinur 3126, en Palermo, será demolida para levantar 60 metros de departamentos. Allí la situación es similar a los casos anteriores. Excepto una casita que resiste llegando a Avenida Cerviño, en esa cuadra ya no queda nada que no sea edificio.

En la esquina de Amenábar 1501, Colegiales, una torre de 53 metros remplazará al local donde alguna vez funcionó una panadería, al igual que en Díaz Vélez y Virasoro, Caballito, donde una casa antigua desaparecerá para dar lugar a un edificio de altura similar al de Amenábar.

En Álvarez Thomas 401 se construirán 45 metros sobre un lote donde hubo una estación de servicio. "Ese caso preocupa, la ley dice que en un lugar así tiene que haber un plan de remediación del suelo antes de construir. En el convenio ni se habla de eso, es como si lo escribieran los desarrolladores y el GCBA solo firmara", advierte Barroetaveña.

Interés privado

"Los convenios urbanísticos están siendo utilizados como herramientas de generación de ingresos para la Ciudad en vez de constituir herramientas de buena planificación", sostiene Baldiviezo. Los 16 convenios modifican la normativa de edificación de las zonas donde se ubican los terrenos con excepciones a los usos, alturas, morfologías y capacidades constructivas. "La herramienta fue pensada para resolver problemáticas de zonas degradadas: con algún beneficio para el privado, lograr un beneficio mayor para el interés público. Pero el GCBA los utiliza solo como un esquema de interés privado", asegura Barroetaveña.

Consultado por el anuncio del GCBA de un "Parque Lineal" en Caballito, el legislador, que en agosto presentó un relevamiento sobre la falta de espacios verdes en CABA, consideró que "ganar espacio al auto dándoselo al ciclista o al peatón está bien, el tema es que lo que finalmente se ve es que los 'espacios verdes' terminan siendo macetones", denuncia. "La Ciudad no necesita más cemento ni edificios de lujo para pocos, necesita volverse amigable con el ambiente, igualitaria e inclusiva".

Ante la cantidad de convenios ingresados, la legisladora Claudia Neira (FdT) presentó un pedido de informes sobre la convocatoria y la metodología con que fueron evaluados. "No puede ser que toda la Ciudad hoy se construya en base a excepciones. No hay estudios de diagnóstico, ni análisis técnicos serios. No hay planificación", resume.