LA NACION | SOCIEDAD | POBREZA | 25 de mayo de 2018 | Valeria Musse
El barrio Papa Francisco va creciendo en el sur de la ciudad. Lejos en el tiempo quedó el terreno abandonado y sumido en un conflicto permanente. Un nuevo complejo de viviendas asoma en Villa Lugano. Y en agosto próximo, si todo sale como estima el gobierno porteño, 368 familias de la villa 20 se mudarán al predio para inaugurar la nueva vecindad.
A lo largo de la avenida Fernández de la Cruz se erigen 13 bloques de material con 64 viviendas cada uno. Muchos de esos departamentos están terminados; solo resta finalizar la conexión de los servicios para que puedan ser habitables. "Las primeras familias que se mudarán en agosto ya conocen qué casa les tocará. En general se consensuó la asignación según la cantidad de ambientes que precisaba cada grupo familiar y las necesidades especiales", indicó a LA NACION Juan Maquieyra, presidente del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC).
Los flamantes departamentos, casi listos para estrenar, tienen entre dos y cuatro ambientes. Las ventanas internas dan hacia un patio común, cuyo uso definirá cada futuro consorcio. Los vecinos podrán disfrutar también de un SUM. En la planta baja de algunos módulos se encuentran las unidades adaptadas para personas con discapacidad; en otros, linderos a las calles que se abrirán hacia la villa, funcionarán locales comerciales.
Martín Motta, funcionario que coordina las tareas en la villa 20, explicó que se está trabajando junto a los vecinos que se mudarán para capacitarlos en la formación de consorcios y sus respectivos reglamentos. La idea es que en cada bloque de departamentos haya al menos dos consorcios de 32 unidades cada uno, que se ocuparán de definir las tareas propias de limpieza y mantenimiento del edificio.
Cada familia que se mude tomará un crédito blando por 30 años adaptado a sus posibilidades económicas y financieras. La cuota mensual no podrá superar el 20% del ingreso de cada grupo, explicaron desde el IVC. A su vez, este organismo reconocerá el valor de la vivienda que dejan las familias para descontarlo de lo que deberán abonar por el nuevo inmueble. La entrega de la casa tiene como contrapartida la escrituración de la misma.
Hace cuatro años, el predio de Fernández de la Cruz y Pola fue ocupado por unas 2500 personas que reclamaban el cumplimiento de una ley de 2005 que había ordenado urbanizar la villa 20. La toma se extendió entre febrero y agosto de 2014; así surgió el barrio Papa Francisco. Previamente, durante mucho tiempo, en ese terreno había funcionado un cementerio de vehículos en desuso.
El día de la ocupación, una pelea a los tiros provocó la muerte de Osvaldo Soto, de 30 años. Seis meses más tarde, el asesinato de Melina López aceleró el desalojo.
La liberación del espacio, por momentos violenta, fue el primer paso de la lenta recuperación de la parcela. En algunos sectores, la tierra estaba contaminada por los fluidos de los autos que habían estado depositados. El proceso de remediación del suelo fue más lento de lo esperado, pero finalmente quedó en condiciones.
Las primeras familias que serán relocalizadas son las que residen actualmente en espacios de la villa en los que se realizará la apertura de calles para integrar el asentamiento con el resto de la zona y así agilizar también la circulación vecinal. La demolición de las viviendas que queden desocupadas se producirá a medida que las familias se reubiquen en las unidades a estrenar.
Infraestructura
En total, el barrio Papa Francisco tendrá 1702 nuevas viviendas; la primera etapa contará con 796 departamentos. Y detrás de esta primera línea de inmuebles habrá una segunda tanda de edificios que tendrán otro diseño y en los que habrá unidades de hasta cuatro ambientes. Ya en ejecución, sumarán otros 906 hogares. En paralelo, se avanza con la instalación de la infraestructura de servicios.
Mediante una serie de mesas de gestión participativas con los vecinos de la villa 20, que se reúnen cada tres o cuatro semanas, se arman los planos del barrio en su conjunto y se determina de manera consensuada qué inmuebles deberán demolerse sí o sí para abrir calles o bien para generar los pulmones de manzana, proceso que se conoce como "esponjamiento".
A la altura de Miralla, por ejemplo, cuatro familias que vivían en la villa, justo en el límite con el predio Papa Francisco, aceptaron créditos y optaron mudarse a otros barrios porteños, indicaron las fuentes. Hoy avanza el derrumbe de esas viviendas que quedaron deshabitadas para la apertura de la mencionada calle hacia Chilavert. Para fines de año se espera haber definido todas las manzanas. Los nombres de las plazas y las calles también serán decididos por votación de los vecinos en las asambleas.
"Estamos trabajando en conjunto. Esperamos con ansias para que comiencen las primeras mudanzas", dijo a LA NACION Marcos Chinchilla, vecino de la villa 20.
Convenio por las escrituraciones
El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y la Secretaría Legal y Técnica del gobierno porteño firmaron un convenio de colaboración con el objetivo de facilitar los recursos para escriturar viviendas en villas y asentamientos de la ciudad. Efectivamente, el convenio se firmó mientras avanza el proceso de urbanización e integración social, cultural, y urbana de las villas 20, 31-31 bis, Rodrigo Bueno y Fraga.Como parte del acuerdo, el Colegio de Escribanos puso a disposición escribanos de la ciudad de Buenos Aires que asumirán la escrituración de las viviendas a un costo social, según informó la entidad en un comunicado.La tarea responde a la necesidad de promover la recuperación de viviendas precarias y la regularización dominial y catastral, con criterios de radicación definitiva. El Colegio de Escribanos tendrá a su cargo la confección de los modelos de escrituras que se utilizarán (ventas, hipotecas, reglamentos de copropiedad y cancelación de hipotecas).