Clarín ARQ | por Berto González Montaner
Convenios urbanísticos. Uno de los legados del año 2021: la propuesta de McCormack Asoc. para Costa Urbana.
Terminamos el año un poco agotados. Tanta vida virtual, con ese combo Zoom, Meet. Teams y WhatsApp que nos impuso la pandemia. Y siempre con la incertidumbre si tendríamos buena o mala conexión: si quedaríamos congelados en la pantalla o hablando en el vacío. Saltando de una computadora a otra o de la tableta al teléfono...
Parecía que todo esto ya estaba pasando y que venía la parte en que tomaríamos de esta extrema experiencia lo que nos permita volver mejores. Sin embargo irrumpió la variante delta y ahora se suma ómicron. Por ende los contagios -aunque con consecuencias menos letales- volvieron a subir.
Igual, como podemos, tratamos de recuperar lo perdido, sostener la actividad y volver mejores.
Según el último informe Construya, en 2021 la construcción fue el sector que más se recuperó con relación al período enero-setiembre 2020 (+ 38,5%) y solo quedó apenas un 3,6% por debajo del mismo período de 2019.
Como se vio en 2020, gran parte de esas obras fueron refacciones y ampliaciones, pero en 2021 también empezaron a gravitar las obras nuevas medianas y grandes mayormente privadas, muchas de esas llamadas inversiones desde el pozo.
Respecto a las expectativas a corto plazo, un buen termómetro son los Permisos de Construcción. Según el INDEC, en septiembre la superficie autorizada para construir en los municipios principales del país llegó a 1,03 millones de metros cuadrados, el valor mensual más elevado de los últimos seis años. Y en los primeros 9 meses del año llegó a los 7,15 millones, unos 10,5% más que los metros solicitados en enero-septiembre de 2019.
Sin embargo, para el Indice de Expectativas y Actividades que genera el CPAU porteño, la serie se mantiene en una zona de “moderado optimismo”. Y dice en su último informe: “La muy elevada incertidumbre sobre el devenir de la economía a partir del resultado de las elecciones generales del 14 de noviembre genera cautela en las expectativas”.
Y enumera: “La tensión cambiaria sobre la brecha, las cada vez más restricciones sobre los diferentes cambios legales, la presión inflacionaria, los fallidos planes para intentar controlarla, el crecimiento de los pasivos monetarios del Banco Central a tasas de interés altísimas, entre otras cosas, generan un escenario muy delicado”.
A esta situación, el presidente del CPAU, Emilio Rivoira, le suma otro efecto que según su visión es crítico para la Ciudad: “el estructural cambio de código urbanístico”.
Sin duda el nuevo código aprobado hace casi dos años reformuló la manera de pensar la ciudad con criterio morfológico. Y también generó la posibilidad de nuevos negocios. Además, con la nueva norma, volvieron redefinidos los convenios urbanísticos, un instrumento que permite “negociar” modificaciones en la norma de un lote a cambio de darle otros beneficios a la Ciudad.
Algunos de estos convenios que hoy se están tramitando son para lotes pequeños y obras de escala menor; otros, en cambio, prometen cambiarle la cara a Buenos Aires. Los que más sonaron y generaron polémica en los últimos tiempos son los proyectos Costa Salguero y Costa Urbana, recientemente aprobados por la Legislatura.
Pero también hay varios otros que se están cocinando en los “tableros” y que todavía en detalle no han tomado estado público porque las fuentes, los proyectistas, aseguran que sus clientes les exigen absoluta reserva. Nadie quiere adelantar una información antes de tener todo aprobado, no sea cosa que los vecinos, alguna agrupación u ong les pongan piedras en el camino. «