27/02/2018 - Clarin.com | Ciudades |
En Costanera Norte
Disminuirá el riesgo de inundaciones en cinco barrios. Correrá por debajo de la calle La Pampa y de las líneas B y D del subte.
Segundo emisario del arroyo Vega. Hoy baja la tuneladora alemana Elisa que excavará 6 kilómetros de los 8,4 que tendrá el nuevo túnel que aliviará inundaciones en cinco barrios.
En Costanera Norte, las obras del segundo emisario del arroyo Vega hoy entran en una etapa fundamental. Es que al inmenso pozo que mide 25 metros de profundidad y 35 de diámetro baja la tuneladora alemana Elisa que excavará 6 kilómetros de los 8,4 que tendrá el nuevo túnel que correrá por debajo de la calle La Pampa y las líneas D y B del subte. Con esta nueva obra se duplicará la capacidad de escurrimiento del agua de lluvia hacia el Río de la Plata. Y de esta manera disminuirá el riesgo de inundaciones en cinco barrios porteños: Agronomía, Villa Ortúzar, Parque Chas, Colegiales y Belgrano, y se beneficiarán 315 mil vecinos.
El arroyo Vega atraviesa la Ciudad de Oeste a Este hasta desembocar en esta zona, en Costanera Norte. Cuando llueve mucho, su cuenca y su primer emisario -construido en la década de 1940- desbordan e inundan las calles. Frente a ese conducto saturado, 12 años atrás, se decidió que debía construirse otro. En 2017, empezó la excavación. Máquinas que iban mordiendo su propio suelo sacaron 25 mil metros cúbicos de tierra. Y el pozo, ahora definido, no sólo es la puerta de entrada al segundo emisario, también, cuando el sistema esté en funcionamiento, servirá como regulador del agua de las lluvias.
La tuneladora fue bautizada con el nombre “Elisa”, en homenaje a Elisa Beatriz Bachofen, la primera mujer graduada en Ingeniería en Argentina y Latinoamérica. Mide casi dos cuadras y para trasladarla se necesitaron 118 camiones. “Su dimensión y delicadeza obligan a manipularla en rodajas”, explica Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad. La obra depende de su área. “Funciona como un gran taladro con un cabezal de corte y vagones atrás, que transportan equipos, operarios y la tierra excedente. Es que mientras cava, apuntala el hueco y va formando el túnel”, agrega.
“La tunelera funcionará de lunes a sábado, las 24 horas. El domingo será para mantenimiento. Calculamos un promedio de 20 metros de excavación diarios”, dice Eduardo Cohen, ingeniero a cargo del Plan Hidráulico de la Ciudad. La máquina sólo se usará en un primer tramo que empezará en el pozo y terminará en la calle Victorica, en Parque Chas. Ahí, se conectará con otro túnel. Ese segundo conducto se hará con una tuneladora distinta, de menor diámetro e irá por debajo de la calle Nueva York hasta Helguera, en Agronomía. “La razón de hacer dos túneles es que la cuenca se va angostando hacia el Oeste. Tiene forma de triángulo”, dice Moccia. Cuando la obra esté terminada, el emisario trabajará por gravedad y descargará el agua en el pozo, que escurrirá el líquido hacia el río por presión.
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La obra se completa con la construcción de 10 kilómetros de ramales y sumideros para conducir el agua de lluvia hacia el ducto principal. El objetivo es que entre el nuevo emisario y el más antiguo puedan soportar una tormenta de 81 mm en dos horas (hoy el límite está en 48). “Los trabajos en superficie serán mínimos -dice Moccia-. Es una megaobra que duplicará la capacidad de drenaje y pasará por debajo de la Ciudad sin molestar”.
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Un programa contra las inundaciones
El Plan Director Hidráulico de la Ciudad atravesó varios años y gestiones. Como jefe de Gobierno, Fernando de la Rúa lo convirtió en ley. Pero recién terminó de diseñarse en 2005. Su objetivo es paliar, a través de obras de infraestructura y programas de alerta, los efectos de precipitaciones y sudestadas.
Gran parte del proyecto consiste en concretar aliviadores para los arroyos entubados que desembocan en el Río de la Plata. La obra del arroyo Maldonado fue la primera del plan y la única hasta el momento terminada. Para triplicar su capacidad de escurrimiento, se construyeron dos aliviadores bajo la avenida Juan B. Justo.
Por la cantidad de personas a las que afecta en forma directa -315.000- le sigue en necesidad de concreción el segundo emisario del arroyo Vega. A diferencia de otras cuencas, la del Vega empieza y termina en suelo porteño. Frente al Río de la Plata está tomando forma y se prevé que se complete en agosto de 2019. Los costos de este tipo de infraestructuras están incluidos dentro del “Plan de Asistencia a la Gestión de Riesgo de Inundaciones para Buenos Aires”, que asciende a U$S 326 millones, solventados mediante un préstamo del Banco Mundial de U$S 200 millones, más U$S 126 millones de la Ciudad. Del total, U$S 135 millones son para la construcción del Vega, la contratista a cargo es una unión transitoria entre las empresas Roggio, Cartellone y Supercemento.
El tercer arroyo en importancia es el Medrano. Nace en el partido de Tres de Febrero, corre entubado por San Martín y Vicente López y entra a la Ciudad. Desde ahí, atraviesa Saavedra, Núñez, Villa Pueyrredón, Devoto, Coghlan y Villa Urquiza hasta su desembocadura en el Río de la Plata a la altura de Lugones. En su cuenca viven unas 500 mil personas, pero el 70% del arroyo está en Provincia y el 30% en Ciudad. Ahí también hacen falta aliviadores y hasta el momento sólo se hicieron paliativos: reservorios en un estacionamiento del shopping DOT, en Parque Sarmiento y Tecnópolis. Desde el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte dijeron que están evaluando un diseño de obra para esa cuenca.
Los arroyos Maldonado, Vega y Medrano no son los únicos que atraviesan la Ciudad y descargan sus afluentes en el Río de la Plata y en el Riachuelo. Pero el 70 por ciento de los problemas de inundaciones en Capital corresponden a sus desbordes.