Clarín | por Fabián Debesa
Una ONG ambientalista pide al gobierno que cumpla las exigencias para proteger ese recurso natural. Son más de 10 mil hectáreas de selva y bosques con ejemplares únicos.
El sur del Gran Buenos Aires tiene su propio pulmotor natural que lo abastece de oxígeno y aire puro. Una barrera verde que hace de frontera entre la metrópolis superpoblada y el inicio de un ámbito amigable. Una selva marginal con bañados, humedales y pastizales pampeanos recostados sobre el río de la Plata.
Es el Parque Pereyra Iraola, un territorio de 10.248 hectáreas expropiadas a esa familia patricia en 1949 y que desde entonces constituye un dominio total de tierra pública fiscal. En 2007, ese pulmón verde que abarca porciones de los municipios La Plata, Ensenada, Florencio Varela y Berazategui, fue declarado por la UNESCO Reserva Mundial de la Biosfera, junto a la Reserva Natural Integral de Punta Lara.
La categoría ambiental distinguida desde la ONU apunta a “impulsar armónicamente la integración de las poblaciones con la naturaleza, respetar los valores naturales y culturales, y la capacidad de adaptación de la sociedad ante los cambios”.
Pero, ahora esa condición impuesta por el ente mundial corre riesgo de esfumarse porque –según denuncian los ambientalistas- la Provincia no presentó informes sobre el estado de la Reserva a los comités evaluadores. “Como toda respuesta a ese pedido se elevó en el 2018 un vergonzoso informe de revisión de tan sólo una carilla”, planteó a Clarín, Rosana Marcela Donato, integrante de la Asamblea de la Reserva de Biósfera Pereyra Iraola y miembro de la ONG Historia y Naturaleza.
Después se habría registrado otro incumplimiento. “En abril de 2020, le piden al Ministerio de Desarrollo Agrario que presente el informe y le dieron plazo hasta el 30 de septiembre del mismo año. Nos enteramos no se presentó. No entendemos que la propia autoridad que solicitó la categoría de Biosfera hoy no cumpla con los requisitos que le pide el organismo que se la otorgó ”, agregó Donato.
Alejados de esos planteos supranacionales, en el terreno también hay protestas. Esta semana, los guardaparques organizaron un corte en el Camino Centenario, frente a la calle 403, en Villa Elisa para mostrar su protesta por las condiciones del complejo y su situación laboral. "El Parque es un desastre por la desatención de los responsables de su funcionamiento", se quejó Alba Alé, jefa de los encargados de la custodia,.
Fuente: Gob. Pcia. de Buenos AiresInfografía: Clarín
"Hace 15 años que nadie invierte ni se preocupa. Es tanta la burocracia por los organismos cruzados que tienen jurisdicción que cualquier decisión queda paralizada", plantearon los trabajadores.
Esta perspectiva difiere de la mirada del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) bonaerense. En el organismo explicaron que en septiembre de 2018, cumplieron con el proceso periódica y remitieron -a través de Cancillería- a la UNESCO “una la ficha de revisión periódica 2007/2018, con el Plan de Gestión de las áreas núcleo y amortiguamiento y la cartografía actualizada”, explicaron en el ente que dirige Juan Ignacio Brardinelli.
El ente que depende de la ONU respondió y pidió avances en estos puntos: la delimitación de una nueva zonificación que proteja mejor la zona núcleo; un plan de gestión global para toda la reserva de biósfera e información sobre la forma en que las autoridades garantizarán la participación de los interesados en la reserva de biósfera.
El gobierno bonaerense conformó en febrero pasado, el Comité de Gestión que tendrá 120 días para avanzar en los pedidos que hizo UNESCO.
Parque Pereyra Iraola. Captura
En la ONG ambientalista aseguran que la gestión se demoró. Y no resultó eficiente. Para Donato, “la actuación del OPDS es testimonial: no se ve la presencia real del organismo en la preservación de la reserva y tampoco su articulación con el ministerio de Asuntos Agrarios, ni con la sociedad organizada que se involucra en el lugar”.
El Parque Pereyra es un reservorio de naturaleza. Contiene un bosque con especies de todo el mundo, entre ellos el único “árbol de cristal” (Agathis Alba), que existe en América. Un ejemplar protegido por ser el único individuo que resiste en pie fuera de su continente de origen, Oceanía. Sembrado de pastizales, bañados, selva marginal en galería sobre la costa ribereña, donde sobreviven más de 200 especies de aves, mamíferos como zorro gris, coipos, comadreja, gato montés. Y reptiles como lagarto overo, tortugas y culebras.
Está conformado por tres sectores interrelacionados y complementarios. La zona núcleo, de mayor riqueza natural autóctona, constituida por un mosaico de ambientes, con parches, de distintas comunidades vegetales: pajonales, totorales, juncales, ceibales, talares.
En la franja de selva se incrementa la diversidad con especies autóctonas y exóticas: Coronillo, aliso, espina de bañado, curupí, entre otros. Compuesta por ecosistemas protegidos, que contribuyen a la conservación de los paisajes, ecosistemas, especies y variaciones genéticas. La Reserva tiene un alto valor de biodiversidad en la zona núcleo, que va desde la Autopista La Plata-Buenos Aires hasta el Río de La Plata ya que es la zona de máxima recarga del acuífero Puelche.
La zona tampón, que rodea el núcleo, donde se realizan actividades compatibles con prácticas ecológicas adecuadas que pueden contribuir a la investigación, el seguimiento, la capacitación y la educación científica.
La zona de transición es la franja exterior de la reserva donde se fomentan y practican formas de explotación sostenible de los recursos. Funcionan 200 huertas en transición algunas con agroecología, otras ya orgánicas; instituciones educativas, el casco Santa Rosa -donde funciona la administración del Parque-, destacamento policial, Centro Comunitario de Extensión Universitaria N° 10 de la UNLP, entre otros, la Base de Guardaparques del Sector San Juan, ECAS, IAR, entre otros.
También aquí está el casco de lo que fueran las Estancias San Juan y Santa Rosa de la familia Pereyra Iraola, con puentes, avenidas de época, con casonas y construcciones históricas.
Hace 10 años, la Asamblea en defensa de la Reserva de Biósfera, frenó un proyecto que pretendía construir un tramo de la autopista Presidente Perón (que proyecta rodear el conurbano en un tercer cordón vial) entre medio de los árboles. Hubo protestas, planteos judiciales y las autoridades retrocedieron.
Ahora quieren que las autoridades cumplan con la UNESCO para no perder el privilegio de ser una reserva con carácterísticas casi únicas en el planeta.