Clarín | 27/05/2019 | Pablo Novillo
Espacio público
Une Puerto Madero y Retiro. Los camiones y micros saldrán de las calles e irán por una autopista subterránea. Así, habrá más lugar para los autos. Influirá en el resto del Macrocentro.
¿Cuánto tardó en hacerse el Paseo del Bajo?, ¿los dos años y cinco meses que pasaron desde que comenzó la construcción, en enero de 2017?, ¿o los más de 50 desde que se empezaron a estudiar los primeros proyectos para completar la circunvalación de la Ciudad y así sacar el tránsito pesado del área central? Por lo pronto, la fecha de este lunes sí supone un cambio: desde las 10.30, y con cambios progresivos durante todo el día, los micros de larga distancia y los camiones empezarán a circular por la nueva autopista subterránea. Así, habrá más lugar a nivel calle para los autos.
Las zonas más beneficiadas serán Puerto Madero y Retiro. Pero el impacto en el tránsito debería llegar, de manera indirecta, también a la 9 de Julio, Paseo Colón, Leandro N. Alem, la zona de la Costanera y muchos otros sectores.
El nuevo diagrama es bastante simple. Lo principal es que el tránsito pesado se volverá “invisible”, porque sólo circulará por autopistas. Desde Retiro, por ejemplo, los camiones que vengan por la Illia o desde el Puerto entrarán al Paseo del Bajo y recién podrán salir cuando tomen la autopista 25 de Mayo o la Buenos Aires-La Plata. En sentido contrario, entrarán desde esas autopistas a una rampa descendente que termina a la altura de Carlos Calvo, para seguir por debajo hasta el Puerto, la terminal de micros o la terminal de Retiro.
Esto supone varios beneficios, porque separar al tránsito implica menos riesgo de accidentes, menos ruido, más espacio para autos y peatones y menos costos de reparación de la calzada de las calles comunes.
Mauricio Macri: “La obra pública en el pasado fue sinónimo de mentira, cinismo y corrupción”
A la vez, ya empezaron los cambios para los autos. Desde el norte, los autos entrarán por Retiro hacia Madero/Huergo, que será una avenida de cuatro carriles con una separación central: los dos de la izquierda, para quienes quieran seguir de largo hacia el sur; y los dos de la derecha, para los que necesiten doblar hacia Paseo Colón y para los colectivos de línea. De la otra mano, hacia el norte, el esquema será idéntico sobre Alicia Moreau de Justo y Antártida Argentina.
Este nuevo diagrama permite la reapertura de varias calles transversales que estaban cortadas por la obra y bloqueaban el paso desde el Bajo hacia Puerto Madero: Estados Unidos, Independencia, Belgrano, Perón, Corrientes, Lavalle y Córdoba; más dos nuevos cruces en Cochabamba y en Moreno. Además, se agregan cinco pasos peatonales: Chile, México Venezuela, Viamonte y también la “escalinata-puente” a espaldas de la Casa Rosada, que fue inaugurada ayer, en el marco de un festival que también contó con un desfile de autos clásicos y una feria de colectividades en Puerto
Es que tanto el Gobierno nacional como el porteño tratan de sacarle el máximo jugo político a la inauguración, para “mostrar gestión”, y comparar las obras públicas de ahora con los proyectos manchados de corrupción en la era K (ver página 5). El propio Macri visitó ayer los festejos, que fueron de acceso gratuito y en la vía pública. No es casual y supone un acto de campaña: cuando inauguró el tramo peatonal de Corrientes y el viaducto del tren Mitre, semanas atrás, el Gobierno porteño también organizó grandes festejos en la calle.
Sin embargo, al Paseo del Bajo le falta otra parte. Lo que se habilita hoy es todo el nuevo esquema vial, pero para agosto debería estar listo también el parque lineal que se instalará sobre la autopista en trinchera, como un “techo verde”. Correrá entre La Boca y Retiro, contará con ciclovías y senderos peatonales. y permitirá que la Ciudad sume una superficie pública equivalente a dos veces el Parque Lezama.
Para festejar la apertura del Paseo del Bajo se hizo un desfile de autos clásicos. Foto. Rafael Mario Quinteros.
La inauguración debería aliviar al tránsito y también a los comerciantes y empresarios gastronómicos de Puerto Madero, quienes desde que comenzó la obra dicen que perdieron un 40% de su clientela, porque llegar a la zona de los restaurantes se hizo casi imposible.
Los beneficios deberían ser múltiples porque la inversión fue altísima: el Paseo del Bajo costó US$ 650 millones, que se financian con US$ 400 millones de un crédito de la Corporación Andina de Fomento y el resto con la venta de terrenos públicos, como el playón ferroviario de Retiro.