26/06/2019 - 15:26 Clarín.com
El tránsito pesado ahora tarda un 75% menos en unir la autopista Illia con la 25 de Mayo y la Buenos Aires-La Plata.
A partir del Paseo del Bajo mejoró la fluidez de circulación del transporte pesado y disminuyó el ruido en la zona. Foto: Germán García Adrasti
Durante 28 meses, las obras del Paseo del Bajo fueron tema de conversación entre quienes pasan cada día por Puerto Madero y el eje Madero-Huergo. A un mes de su inauguración, vecinos, choferes y empresarios de camiones y de micros, taxistas, trabajadores y dueños de los restaurantes de la zona son algunas de las voces autorizadas para hacer un balance del antes y el después.
A primera vista, sorprende la ausencia de vehículos de carga, habituales desde siempre en ese paisaje urbano. También se percibe una notable disminución del ruido ambiental. Entre Alicia Moreau de Justo y Madero, cerca del cruce con la avenida Córdoba, casi no se siente el andar de los camiones que circulan, un nivel más abajo, por el recorrido soterrado: 12.848 por día, más 678 micros de larga distancia, según las cuentas del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte del Gobierno porteño. Es decir que, al día de hoy, ya pasaron 372.589 y 19.663, respectivamente.
La entrada al Paseo del Bajo. Foto: Fernando de la Orden
El recorrido de la flamante vía exclusiva para transporte pesado tiene dos cabeceras: en la norte sale hacia la autopista Illia y en la sur, hacia las autopistas 25 de Mayo y Buenos Aires-La Plata. En el camino incluye dos salidas: la que va a la terminal de ómnibus de Retiro, que utilizan los micros, y la que va al puerto, que usan los camiones que cargan y descargan en esa zona.
El proyecto original preveía una reducción del 75% del tiempoque empleaban los camiones antes de la obra para hacer el trayecto (unos 35 minutos en total). Las contrapartes empresariales confirman este descenso. De acuerdo con un relevamiento de la compañía Lo Jack sobre más de 3.100 vehículos, se pasó de un tiempo máximo de una hora y diez minutos antes de la obra a cinco minutos y cincuenta segundos. Si se tiene en cuenta el promedio, se verifica el 75% de disminución al que se apuntaba.
Los empresarios del transporte de larga distancia dicen que ganaron en puntualidad. Foto: Germán García Adrasti
El sector de los ómnibus de larga distancia ya contabiliza ese impacto. Con 1.600 destinos y un promedio de 30 a 35 millones de pasajeros por año, de los cuales la mitad parten o llegan a Buenos Aires, los ahorros de tiempo están entre 25 minutos (los que salen de Retiro hacia el norte) y 50 minutos (los que van de Retiro hacia el Sur y el Oeste). Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (CELADI), comenta: “Las empresas pagamos por el uso del Paseo (una tarifa plana de 70 pesos por recorrido), así que la mayor ventaja no está en el ahorro de costos sino en la puntualidad, que sí hace a la salubridad del negocio”.
Gaona también tiene en cuenta otros cambios ocurridos en la zona, como la construcción del Metrobus del Bajo -que redujo varios carriles- y la restricción de circulación en el micro y macrocentro, que concentró el tránsito en las avenidas Alem-Paseo Colón y Huergo-Madero. “El resultado del Paseo es doblemente positivo, porque si no estuviera la situación se habría complejizado mucho más”, agrega.
La tarifa para circular por el Paseo del Bajo es de $ 70. Foto: Germán García Adrasti
Los empresarios de transporte de carga también festejan. Martín Borbea Antelo, secretario de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) y vicepresidente de la Primera Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Cargas (PAETAC, que concentra los camiones que hacen operaciones portuarias) confirma la reducción del tiempo y la mejora para los conductores: “Los camiones están canalizados en la autopista, no se detienen ni se mezclan con el tránsito normal”, explica.
Así y todo, considera que queda pendiente una mejora en el ingreso al puerto, ya que suele haber demoras en ese lugar. “Mientras esa obra no esté terminada van a surgir congestiones que se van a ver reflejadas en el Paseo del Bajo”, aclara.
Para Gonzalo Mórtola, interventor de la Administración General de Puertos, esto se explica en parte por la variación de los tiempos antes mencionada. “El Puerto de Buenos Aires, como todos, trabaja con un sistema de turnos. Con el nuevo paseo algunos camioneros no calculan que ahora tardan mucho menos y llegan antes, pero eso va mejorando”, asegura. Al mismo tiempo, anticipa un acceso más sencillo con las actuales obras de ampliación de la zona de apoyo portuario, las nuevas superficies ganadas al río y el plan de mejoramiento que se encuentra en proceso de licitación.
Asuntos pendientes
Si bien el proyecto anticipaba que el beneficio en reducción de tiempos se extendiera al tránsito liviano (un 30% menos), algunos automovilistas no perciben aún esa ganancia. “La verdad es que tardo lo mismo que antes de la obra”, dice Anabella, quien trabaja en Puerto Madero y llega todos los días en auto desde Olivos. “Quizás cuando vengo es un poco más rápido porque no hay vehículos pesados en Retiro, pero son cinco minutos menos nada más”. Al igual que Borbea Antelo, sostiene que es más complicada la zona cerca del puerto. “La parte de Puerto Madero está perfecta pero una vez que los camiones salen del Paseo del Bajo para entrar a la zona de los contenedores estamos en problemas. Ahora pusieron un muro provisorio, pero cuando lo saquen va a pasar lo mismo que antes, cuando los camiones que venían del norte ocupaban todos los carriles”, explica.
Anabella llega en auto para trabajar en Puerto Madero. Dice que, como mucho, ahora tarda cinco minutos menos que antes del Paseo del Bajo. Foto: Rolando Andrade
De sur a norte, por donde circula ella, también es posible encontrarse con las obras de construcción de un parque lineal sobre parte del paseo, cuya inauguración está prevista para el 21 de septiembre.
Por su parte, Alejandro, vecino de Puerto Madero, destaca mejorías en cuanto a la contaminación sonora. “Bajó muchísimo el ruido ambiental, eso es claro. Sigue existiendo el problema del acceso desde el barrio a la Ciudad a través de los puentes, pero con las obras se hicieron cinco cruces peatonales más y eso ayuda”, afirma.
Las vías en superficie para el tránsito en general, después de la obra del Paseo del Bajo. Foto: Germán García Adrasti
Leandro es taxista y suele andar por la zona. “Para mí, mejoró. De acá a Aeroparque vas todo por abajo y estás en 15 minutos. Si no querés pagar el peaje de la autopista Illia es una buena alternativa”, asegura, mientras espera su almuerzo en uno de los puestos de choripanes frente a la reserva de Costanera Sur. Su principal expectativa es que concluya el asfaltado para los vehículos comunes una vez pasados los tribunales de Comodoro Py, donde los camiones van en altura y los autos por debajo.
Leandro es taxista. Afirmá que el Paseo del Bajo mejoró la circulación en la zona. Foto: Rolando Andrade
Otra cuestión pendiente es la pérdida de lugares para estacionar, que afecta con mayor crudeza a los restaurantes emblemáticos del trazado de Alicia Moreau de Justo, ya que para hacer el corredor se eliminaron las playas a cielo abierto. Perjudicados en sus ventas tras más de dos años de obra, sus dueños intentan negociar con el Gobierno porteño, y por el momento recurren a soluciones temporales como alquilar cocheras en edificios de la zona.
En algunos casos, incluso es posible ver autos estacionados temporalmente sobre la mano derecha mientras aguardan a que se desocupe un lugar. “Pasa más a la noche y los fines de semana, así que no complica el tránsito en los días hábiles, y además tenemos cuatro carriles”, observa comprensivo Leandro, el taxista.
Mapa de calor
Desde el sector de monitoreo de los transportes de carga, los análisis de datos confirman el alivio de la zona. Un mapa de calor de congestión del tránsito realizado por la compañía de seguridad LoJack refleja la situación de un día hábil a las 11 de la mañana. Hay una mayor presencia de puntos verdes, que representan a vehículos que van a mayor velocidad, que antes de la inauguración del Paseo del Bajo. Antes de las obras, en 2016, abundaba el rojo, que indica las velocidades más lentas y las detenciones.
“Hace tres años, la velocidad promedio de ese recorrido para los vehículos que monitoreamos era de entre 20 y 30 kilómetros por hora. Desde hace un mes los vehículos van a 60, que es la máxima permitida en el corredor”, informa Fernando Arrieta, Director de Tecnología de la empresa. Durante los meses de la obra, más de una vez el sistema generaba falsas alarmas, producto de que un camión había estado detenido mucho tiempo o había tenido que desviar su camino.