28.09.2020 BORDE COSTERO

Nadie se baña

Autor: Marcelo Parmet
El Arq. Marcelo Parmet reflexiona con respecto a los cambios y continuidades entorno a los proyectos de transformación del Borde Costero: "Pasaron los años. No sé cuántos. Pasaron las distintas gestiones y gobiernos en la Ciudad de Buenos Aires y en el país. Pasó el tiempo. Pasaron muchas cosas y, de alguna manera, no pasó nada. Tengo la sensación de que siempre 'nos pasa mucho', tal vez demasiado. Pero que, en definitiva, nada cambia."

Pasaron los años.
No sé cuántos. 
Pasaron las distintas gestiones y gobiernos en la Ciudad de Buenos Aires y en el país. 
Paso el tiempo.
Pasaron muchas cosas y, de alguna manera, no pasó nada.

Tengo la sensación de que siempre “nos pasa mucho”, tal vez demasiado. Pero que, en definitiva, nada cambia.

Al aceptar esta propuesta, para escribir un breve artículo de opinión sobre el sector norte de la Costanera de la ciudad, lo primero que viene a mi mente es la frase de Heráclito de Éfeso: “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”. 


La relación entre la Ciudad de Buenos Aires y su río es, por lo menos, rara. Sin traer a la discusión innumerables cuestiones y odiosas comparaciones, nuestra ciudad se fue consolidando a espaldas de su río o, por lo menos, siempre nos las hemos ingeniado para que algo intermedie entre él y nosotros.

Casi primariamente, se perdió la continuidad lineal de accesibilidad al frente costero, de la mano de grandes infraestructuras e instalaciones. Luego, las poco estudiadas acreciones y terrenos “ganados” eliminaron, a lo largo de nuestra historia, los pocos puntos de relación que existían para los habitantes comunes de la ciudad.

Con el paso de los años, varios proyectos e iniciativas han ido conformando un paisaje que no termina de conformarse ni de conformarnos. Creamos espacios de uso público costeros, los cuales no terminan de articular un borde continuo sino que son un conjunto de piezas dispuestas en el borde.

Es como que la ciudad crece a espaldas de su río o que ese río nos da la espalda. Hidrográficamente, parecería que el frente de este cauce compartido baña las costas de nuestro vecino (Uruguay), regalándole a su capital esas playas y ese borde amigable que se extiende por kilómetros. Es extraño de entender quién está en dónde en esta extraña relación que, como dice la canción de Sumo, “¡Yo estoy al derecho! ¡Dado vuelta estás vos!”

Así somos. Lo que ocurre en la “Costanera Norte”, siento que ilustra y nos “pinta” como sociedad.

Veo la coexistencia de varios proyectos. Algunos de ellos, iniciados pero no terminados. Otros que se superponen a ellos y un conjunto de nuevas iniciativas que se impulsan. Todo este variopinto repertorio consigue complejizar “a la manera argentina” un sector complejo por demás.

Hace ya algunos años que me he alejado de los temas urbanos, de las complejidades y las visiones de la ciudad. Así que estas líneas las escribo como espectador, como un usuario. Como un simple habitante de esta ciudad.

Hace aproximadamente unos 15 años, hubo un ámbito interdisciplinario e interjurisdiccional que intentó aportar una solución articulada a los problemas y desafíos que el sector presentaba. No sé si este fue lo mejor que nos podría haber pasado pero sí creo que fue una situación atípica que logró aglutinar en una misma mesa las diferentes visiones, necesidades, derechos, intereses, deseos y restricciones que cada actor participante representaba o perseguía. Fue un camino, por momentos, dificultoso pero que permitió encontrar los consensos que posibilitaron plasmar en un “plano” una estrategia común a seguir y permitir que, con el paso del tiempo, esos acuerdos pudieran materializarse e impactar en el territorio.

Cuando pienso en las complejidades de este sector de la costa de la ciudad con los equipamientos e infraestructuras que allí confluyen, se destaca la relevancia del Aeroparque, su impacto y la necesidad de su adecuación que surge luego de saldada la discusión respecto de su emplazamiento.
Abordado todo esto, es casi obvia la necesidad de articular todas las piezas circundantes potenciando los intereses de la Ciudad.
Es interesante como los proyectos pueden de-construirse en palabras y que estas cobran entidad por sí mismas.
Realizar este ejercicio y recorrer la abultada cantidad de nombres, definiciones y actores posibilita que estas cobren nuevamente sentido y magnitud para entender la complejidad del sector y lo relevante de su ordenamiento.

Así el mundo de ese sector de la costanera se divide en dos universos paralelos muy distintos. El LADO AIRE y el LADO TIERRA (terminología aeroportuaria, en este caso seguramente mal utilizada, pero muy gráfica). Dos lógicas diferentes. Que no se tocan pero conviven. Como dos bandos o como dos niños jugando al “aire es libre” en la ciudad.
Así, van fluyendo los términos, conviven en superficies tanto en la tierra como en el cielo. Con señales, límites y bordes pero evitando el contacto o la interferencia entre las partes.
Del lado más etéreo, aparecen: aeródromo, normas OASI, cabecera norte, cabecera sur, áreas de seguridad, calle de rodaje, salida rápida, ILS, límites frangibles, cono de seguridad o aproximación, torre de control, pista, longitud de pista, peine, interferencia, obstáculo, pista contaminada, distancia entre eje de pista y calle de rodaje, posiciones, operación y gestión aeroportuaria, código SABE, Fuerza Aérea, ORSNA, Aeropuertos Argentina 2000, Departamento Aeródromos, Secretaría de Transporte y Ministerio de Planificación Federal, por nombrar algunos.

Para el denominado lado tierra, los términos que tal vez son más concretos o afines: corrimiento del límite de Aeroparque, viaducto Sarmiento, paso a distinto nivel, área operativa ferroviaria, Autopista Illia hacia el norte, autopista, Muelle de Pescadores, borde costero, línea de costa, camino de sirga, árboles, espacio público, aliviadores del Arroyo Maldonado, tunelera, rellenos, protección histórica, equipamientos urbanos, costanera, nueva traza vial, Punta Carrasco, Costa Salguero, muelles, embancamiento, toma de agua – AySA, bajante, canal, dominios, jurisdicción, competencia, parques, usos, nueva estación ferroviaria, corrimiento estación Ciudad Universitaria, alturas máximas, movilidad, planeamiento urbano, AUSA, tránsito y transporte, Subsecretaría de Planeamiento, UBA, Centro de Estudios Aeroportuarios, Comisión Nacional de Museos, monumentos y lugares históricos, Club de Pesca, etc.

Cada una de estas palabras, implicó un pensamiento, una discusión, un proyecto, un actor, una restricción o una cesión. De alguna manera, cada una de ellas tuvo o tiene un impacto en el territorio que hoy vemos o intentamos descubrir.

Me pregunto si para encontrar una nueva relación entre la ciudad y su río (digo “nueva” porque pasan los años y si la encontramos no es tan buena para que nos quedemos con ella) el camino errático y “palimpséstico” (me permito inventar una palabra que refiere al palimpsesto) es nuestra mejor opción.

Al recorrer el entorno de Aeroparque, se pueden ver obras ya realizadas. Por ejemplo: el paso a diferente nivel, las nuevas vialidades y la Autopista Illia al norte (seguramente, porque pudo reinstalarse un nuevo sistema de ILS). También, ese sector de costanera tiene una nueva traza y se ha modificado el acceso al Club de Pescadores y extendido su muelle en 50 m. (seguramente, porque hubo podido modificarse la ley que nombraba sitio histórico hasta 100 m. a cada lado del acceso al mismo). Se ha concluido la obra de los aliviadores del Arroyo Maldonado e implantado allí su salida al río.

La cabecera sur del aeródromo ha modificado su perímetro pero es llamativo que, del otro lado del alambrado, todo ha quedado igual. Incluso, pertenecen al aeropuerto la traza de la antigua costanera con sus tipas frondosas y las antiguas vialidades que se utilizan como estacionamiento. Es el momento en el cual esos dos mundos (lado tierra y lado aire) comienzan a distanciarse cada vez más, volviendo a ser totalmente ajenos entre sí.

Del lado opuesto, hoy podemos observar el avance de nuevos rellenos sobre el río (no pequeños) en apariencia para incrementar espacios verdes y capacidad de estacionamiento de la aeroestación.

Para ver estas cosas solo basta recorrer el lugar. A ellas deberíamos sumarles los últimos concursos impulsados para el sector (barrio Joven y Parque Salguero) para terminar de constituir la totalidad.

Da la sensación que lejos han quedado las confluencias de aquel plan de sector en el cual toda la pieza Aeroparque incorporaba acciones para el mejoramiento de las condiciones de seguridad y operación de este, propiciando el ordenamiento del espacio público circundante junto con la recuperación del borde costero público y su vínculo con la ciudad.
Vuelve a plantearse la discusión sin haber saldado lo anterior. Sin haber terminado o probado. Volvemos a dejar de lado acciones acordadas para sumar nuevas.

Vuelvo a donde empecé.
“Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”

¿Por qué?
Porque los balnearios que alguna vez tuvimos hace mucho que no existen y varias generaciones no supieron ni sabrán de su existencia.
Porque casi no poseemos sectores en los cuales el borde sea NATURAL, sino que está conformado por los residuos constructivos de la ciudad.
Porque los niveles de contaminación aumentan.
Porque nunca llegamos a materializar un proyecto completo e integral para nuestra costa. Con lo cual, de alguna manera, ésta siempre es distinta.
Porque al continuar rellenando y “ganando” terrenos al río, lo modificamos.
Porque todavía y después de tantos años, continuamos discutiendo el destino de los grandes equipamientos.
Porque muchas veces nos hemos equivocado pero somos incapaces de asumirlo o enmendarlo.
Porque continuamos pensando que sacar los camiones de la costanera (la red de tránsito pesado) y que las líneas de colectivo 160, 33 y 45 son suficientes y apropiadas para afrontar las necesidades actuales y futuras del sector, dejando fuera de la discusión al transporte público.
Porque, por lo menos, me parece llamativo que se realicen dos concursos para dos sectores de proyectos que se encuentran contiguos.
Porque sigue siendo una oportunidad de completar y articular un pensamiento integral del borde costero, por lo menos desde Dársena F (areneras) hasta el Parque de los Niños en el límite con la Provincia de Buenos Aires.
Porque cambiamos para que nada cambie.

Y si cambia, lo hace de manera tal que -cuando lo percibimos- nosotros no somos los mismos.

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Arq. Marcelo Parmet - Especialista en Proyecto Urbano (UBA). Identificación, formulación y evaluación de Proyectos (ASAE-FOSIP). Cátedra Amette I Sánchez Gómez I Berdichevsky I Lopatín- FADU.
Realiza su actividad profesional en ámbitos privado y en la función pública.