Nuevo Código de Planeamiento Urbano - “Los vecinos deben estar preocupados”

Página 12 |  SOCIEDAD | Eduardo Reese, del CELS
17 de marzo de 2018 | Por Gisela Marziotta

El Código de Planeamiento Urbano incide directamente sobre la calidad de vida de los habitantes y, según el director de Derechos Económicos, sociales y culturales e inclusión del CELS, Eduardo Reese, los porteños “deben estar preocupados” por el proyecto que presentará en los próximos días en la Legislatura el gobierno porteño porque si bien reconoce que es necesario modificar el que rige hoy que es de 1977, el único objetivo de la nueva propuesta es beneficiar a las empresas inmobiliarias y a las constructoras porque “están más preocupados por lo que se puede construir que por la calidad de vida de la gente”.

–¿Por qué deben estar preocupados los porteños?

–Porque el Código tiene una incidencia fundamental en su calidad de vida. En la medida en que el Código determina cuánto y qué se puede construir, eso hace a un ambiente mejor o peor, una calidad de vida mejor o peor, a una circulación por la ciudad mejor o peor. El Código y la calidad de vida de la gente tienen una relación fuertísima, hacen a su vida cotidiana.

–¿Cuáles son los puntos del nuevo código por los que deberían preocuparse?

–Primero porque no está basado en ningún estudio serio que correlacione las densidades habitacionales y edilicias que propone con el soporte de la infraestructura, con los equipamientos, con los espacios verdes, absolutamente con nada. No hay ningún estudio que fundamente por qué los funcionarios municipales van a darles a ciertas avenidas treinta y ocho pisos y torres, en algunos barrios. No hay nada que esté diciendo que efectivamente la Ciudad puede aguantar eso. Y me refiero a que las infraestructuras no colapsen, a que el tránsito no se atasque, a que los espacios verdes sean suficientes para la calidad de vida ambiental de la Ciudad. Hay una correlación entre la cantidad de gente, la cantidad de pisos, los metros cuadrados y el soporte que da la electricidad, el agua, el gas, las plazas, las escuelas, los jardines. Esa correlación no está ni siquiera estudiada. Los funcionarios le pusieron alturas, densidades a cada uno de los terrenos sin tener ningún análisis de cómo esto va a repercutir en esas infraestructuras y en esos equipamientos sociales. Están más preocupados en lo que se puede construir que por la calidad de vida de la gente. La segunda cuestión es que lo único que les importa es elevar los niveles de edificabilidad, o sea construir más metros cuadrados en cada uno.

–¿El objetivo principal es que haya más metros cuadrados en la ciudad?

–Yo lo que hago con esto es interpretar las propias declaraciones de los funcionarios que dicen dos cosas. Primero, ellos quieren tener un millón de habitantes más en la Ciudad. Segundo, quieren saber dónde colocar un millón de metros cuadrados más por año en la Ciudad. Ese es el índice de construcción que entienden les está mostrando que esta es una ciudad que progresa, porque el progreso para los inmobiliarios es la cantidad de metros cuadrados, o sea, si se construye mucho, la Ciudad eleva el “índice de progreso”. Ahora, ¿hay que poner más un millón de metros cuadrados por año? ¿Por qué? ¿Con qué sentido? ¿Con qué correlación se va a tomar esta decisión respecto de las infraestructuras, de los espacios verdes? ¿Por qué un millón de habitantes más, si ya se sabe que esta Ciudad no crece en los habitantes que pernoctan, que viven en la Ciudad desde el Censo de 1947? La tercera cuestión por la que deberían estar preocupados es que este Código es absolutamente liberal, pretende otorgar todos esos metros cuadrados de edificación con una liberalidad total, que lo que va a hacer es aumentar aún más los precios en la ciudad. Que aumenten los precios en la Ciudad lesiona la posibilidad de que los sectores medios, por supuesto los sectores populares ya no pueden estar en esta cuidad, ya no pueden vivir, es una ciudad completamente expulsiva y ahora está expulsando a toda la clase media, y a los hijos de la clase media. Por lo tanto, el tercer ámbito de preocupación de un porteño es que los precios del suelo con este Código, van a subir de una manera escandalosa y por lo tanto los alquileres que van a pagar, los precios del suelo que van a pagar van a ser escandalosos.

–Si al vecino le aumenta el valor de la propiedad, también le aumentan los impuestos.

–Sí, por supuesto. Y con los impuestos hay un problema adicional. Acá se discute mucho si los impuestos en la Ciudad de Buenos Aires son caros o no. El problema de los impuestos de la Ciudad no es si son caros, la verdad es que en términos relativos son caros pero no son carísimos, el problema más complicado es que los impuestos son muy injustos. Por ejemplo, entre un departamento en Lugano y la casa de Mauricio Macri, la diferencia en los impuestos es de más o menos siete u ocho veces, pero la diferencia del valor de las propiedades es de 700 veces. Eso quiere decir que los pobres pagan mucho más que los ricos en esta ciudad.

–¿El código debería ocuparse de esta inequidad?

–Exactamente, lo dice de manera más amplia y tributaria, porque pueden ser otras formas de recuperación de plusvalía, pero en este Código no está. Y la cuarta cosa por la que cual deberían estar preocupados los porteños es porque el capítulo 8 referido a la integración de barrios, villas y asentamientos, barrios, no tiene ningún componente ejecutivo. Es más una declamación que una realidad.

–¿Cuáles son los barrios más afectados?

–En general los barrios del centro de la Ciudad. Las avenidas de los barrios intermedios como Caballito, Almagro van a tener una sobreedificación, y en particular el sur. El Código dice que a partir de ahora no se van a poder edificar torres en el norte de la Ciudad, salvo unas series de condiciones. ¿Las torres donde van a estar? En La Boca. ¿Quién le dijo al Gobierno de la Ciudad que la gente de La Boca quiere tener un barrio igual al del norte? ¿Quién le dijo que Parque Patricios quiere vivir en torres igual que en avenida Libertador, en Núñez o Belgrano? ¿Quién le dijo que en Lugano quieren hacer torres? ¿Cuál es la figura? La figura es que el progreso es la torre y que en el sur no tiene progreso. En el norte ya se hicieron todas las que podían, entonces se las llevan al sur. Y eso es un atentado contra la cultura urbanística, arquitectónica y al patrimonio de esta ciudad. La imagen de desarrollo que tiene el gobierno porteño es una imagen asociada al negocio inmobiliario y esa imagen es la que transmite el Código. Las desarrolladoras constructoras y el gobierno tienen la misma empatía respecto del tipo de ciudad que quieren.

–Si se aprueba así, el nuevo código afectaría directamente la identidad de los barrios.

–Sobre todo en el sur. Ahí hay una pérdida del sentido del patrimonio cultural. Una cosa es revitalizar el barrio y otra cosa es destruirlo.

–¿Cuál cree que debería ser la prioridad?

–La primera cuestión es que hay que discutirlo barrio por barrio. Son los barrios los que tienen que definir cuál es el carácter que le quieren dar a su barrio, a su zona, a su comuna. O los distintos caracteres que tienen que tener cada uno de los barrios porque de lo contrario, primero es un código absolutamente autocrático. De ninguna manera la gente participó de esto, de ninguna manera discutió los barrios.

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Críticas al nuevo Código de Planeamiento Urbano que impulsa el gobierno porteño
Por Gisela Marziotta | Página 12 | 

A la medida de las empresas


El proyecto prevé una ciudad que sume un millón de habitantes, torres en la zona sur y más metros construidos. Los especialistas advierten que será más expulsiva para la clase media: aumentarán el suelo y los alquileres. Prioridad para la especulación inmobiliaria.

Un millón de habitantes más, torres en la zona sur de la ciudad y más metros cuadrados construidos son los principales objetivos del proyecto para un nuevo Código de Planeamiento Urbano que tiene el gobierno porteño en carpeta y que en los próximos días ingresará a la Legislatura.

Según los especialistas, la sensación es que el objetivo está lejos de buscar mejorar la calidad de vida de los porteños y de terminar con las inequidades ya existentes. Por el contrario, la ciudad será cada vez más expulsiva para la clase media y los hijos de la clase media porque aumentará el precio del suelo, los alquileres serán cada vez más caros, habrá más habitantes y eso empeorará la calidad de vida de los ciudadanos porque no se contemplan las cuestiones ambientales en ninguna de las 500 páginas del proyecto.

“El Nuevo Código Urbanístico viene a brindarle seguridad jurídica a las empresas”, asegura a PáginaI12 Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad, quien además considera que el debate “es inoportuno porque primero se tendría que haber dado el debate sobre la actualización del Plan Urbano Ambiental, que es la ley madre de la planificación urbana de la Ciudad de Buenos Aires, a la cual debe someterse el Código de Planeamiento Urbano o el Código Urbanístico”.

“Creemos que este Código Urbanístico si se trata de esta forma, si mantiene el contenido que tiene, genera un perjuicio grave a la ciudadanía. Primero porque no va a tratar los problemas que realmente tiene que abordar la ciudad de Buenos Aires. En segundo lugar porque va a consolidar la dirección que está tomando la ciudad, que es la de una ciudad muy centralizada. Y en tercer lugar, va a generar impactos ambientales y habitacionales muy fuertes, donde se va a aumentar la densidad de la población sin tener en cuenta la capacidad de carga de los barrios y de las comunas. La capacidad de carga es lo que los barrios o un sector de la ciudad puede soportar en relación a los servicios públicos y no hablamos únicamente de las redes de agua, cloacas y luz, sino también con todo lo que tiene que ver con educación, salud y espacios verdes. Ese tipo de interacción entre el aumento de la densidad de la población y la capacidad de carga de la ciudad es algo inexistente en el Código Urbanístico”, explicó Baldiviezo.

Según el gobierno porteño, la reforma apunta a “brindar un nuevo marco normativo a la gestión urbanística que respondería a las necesidades actuales de la ciudad. Y que este anteproyecto del Nuevo Código Urbanístico buscaría devolver la homogeneidad al ejido urbano de la ciudad, generar las condiciones para una mejor convivencia entre las distintas actividades, y propondría una densidad poblacional adecuada”.

El proyecto que en breve se discutirá en la Legislatura ya generó duras críticas de los especialistas. Baldiviezo subrayó que “este Código Urbanístico vino a otorgar seguridad jurídica a las empresas, porque la Justicia ha venido encontrando aplicaciones ilegales del Código de Planeamiento Urbano o el tratamiento de permisos ilegales que se repiten de forma sistemática en muchos edificios de la ciudad, así que este Código, con la excusa de establecer un nuevo criterio, lo que viene a hacer es a salvar esas ilegalidades que la Justicia fue encontrando en los permisos que fueron otorgados por el gobierno”.

“Existe una celeridad por parte del gobierno para tratar este Código porque es un requisito que le están pidiendo desde las desarrolladoras inmobiliarias para invertir en la Ciudad a cambio de seguridad jurídica y más áreas para expandir el mercado inmobiliario. En definitiva, es un código que está orientado más a la especulación inmobiliaria que a garantizar y a resolver las problemáticas que tiene la Ciudad de Buenos Aires, y que ha generado tantos conflictos sociales y resistencias en estos últimos años”, argumentó.

Para Baldiviezo, además, una de las novedades que traería este código es la mixtura de usos, “que tampoco está regulada como para enfrentar los futuros conflictos sociales que eso va a generar en distintos lugares de la ciudad. Uno de ellos puede ser en los límites entre San Telmo y La Boca. Se han ido extendiendo las áreas gastronómicas en áreas residenciales, y eso genera conflictos sociales entre los habitantes previos y las actividades comerciales nuevas. La mixtura de usos que propone el gobierno va a extender estos conflictos en toda la Ciudad sin establecer criterios para solucionarlos, sin establecer evaluaciones de conflictos ambientales previas, sin establecer herramientas participativas para llegar a un acuerdo de un uso común o mixto de sector de la Ciudad entre actividades diversas. Ya sean comerciales, residenciales o industriales”.

La arquitecta y urbanista Daniela Szajnberg explicó a PáginaI12 que “lo que persigue esta reforma desde lo cosmético es la homogenización visual, pareciera que molestan las visuales de las medianeras y que haya edificaciones bajas al lado de edificaciones altas, esa imagen de la medianera carcomida, que no es más que proceso normal de la evolución de una ciudad”, y en ese sentido, agregó: “A nivel psicológico no sé cuánta gente podría soportar una visión tan igual y no me parece que se esté yendo para donde quiere que se vaya la población”.

Para Szajnberg, el proceso más expulsivo de la Ciudad se da por el aumento de impuestos territoriales y de los servicios. “Para algunos está siendo imposible pagar el ABL, lo que ha crecido es inabordable, van obligando a que la gente se mude o a lugares más pequeños o más alejados. El costo de mantener los impuestos está siendo bastante expulsivo”, aseguró.

Sobre la cantidad de metros cuadrados nuevos que permitiría construir el nuevo código por años y el nuevo millón de habitantes que pretende tenga la ciudad de buenos aires, la arquitecta explicó que “no hay un solo estudio serio con datos fehacientes sobre el estado y la capacidad de carga de las infraestructuras de la ciudad, pluviales, cloacales, de energía eléctrica, que por cierto fallan bastante en algunos barrios como Caballito. Que tiene problemas con todos estos servicios”.

“En el nuevo Código se deja en manos de las empresas, que en general están privatizadas, la definición de dar una certificación a la aprobación de los permisos de obra. O sea, el particular y su arquitecto tienen que ir girando empresa por empresa solicitando el sellado, le transfieren al sector privado y a las empresas de prestaciones de servicios, todas por separado, la aprobación de dónde se puede edificar, dónde no, es una locura”, enfatizó.

El nuevo Código contempla áreas de desarrollo prioritario que son zonas con ciertos privilegios y que según la arquitecta, “simbolizan acuerdos implícitos entre el sector público con el sector privado, para que estos inviertan en esos lugares que el gobierno apunta a que crezcan, y que aparecen como objetivo en los códigos de planeamiento urbano”, y recuerda que en la década de los 90, por ejemplo, la zona de Puerto Madero fue un área de desarrollo prioritario.

“Este es un juego que lo juegan siempre los mismos”, agregó y señaló que “puede haber intereses particulares de los desarrolladores, porque la idea no es entrar en competencia con ellos mismos, ni entre las áreas de desarrollo”.

“Cuando ya Puerto Madero no tiene un lote más que vender, las empresas empiezan a pensar en otras áreas de desarrollo prioritario como las que aparecen en este nuevo código que están sobre los bordes de la ciudad, sobre el Riachuelo y sobre toda la avenida general Paz en el cruce con sus principales avenidas”, precisó.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), también elaboró un informe en el que sostiene que el Nuevo Código Urbanístico no garantiza una ciudad justa y sostenible y que, por el contrario, de aprobarse tal como lo enviará en los próximos días el gobierno porteño, se verá deteriorada la calidad de vida de los vecinos en función de obtener más metros cuadrados construidos por año y más habitantes en la ciudad.