El Observatorio en el tiempo

62 PlanificAcción: nuevas formas de planificar Buenos Aires ante los nuevos desafíos Estamos viviendo tiempos de transformaciones sin precedentes. La inequidad creciente, el cambio cli- mático y la digitalización de la economía se encuen- tran entre los principales desafíos de la sociedad contemporánea. Todos ellos tienen implicancias en el territorio, y en particular en las ciudades, que se han convertido en el escenario principal donde la socie- dad moderna eligió desarrollar la vida. Estos nuevos desafíos ponen en crisis varios concep- tos básicos, tal como los entendíamos en el siglo XX; por ejemplo, el rol del Estado y el sector privado, la soberanía, el contrato social, la relación entre produc- tores y consumidores, entre otros. Hay un nuevo paradigma que poco a poco va toman- do forma con la aparición de nuevas tecnologías, los desafíos asociados al cambio climático, las migracio- nes masivas y la dificultad para acceder a empleos que están cada vez más automatizados. Este nuevo paradigma requiere nuevas formas de organización de la ciudad. Es necesaria una nueva gobernanza, capaz de poner de acuerdo a los múlti- ples actores que deben unir fuerzas para hacer frente a amenazas que desdibujan las fronteras de las na- ciones, como ocurre con el cambio climático, o de los municipios de los aglomerados metropolitanos, con el manejo de la movilidad o las cuencas hídricas. Sin embargo, en medio de estas transformaciones carac- terísticas del siglo XXI, los ciudadanos y sus gobiernos buscan reproducir su vida empleando herramientas institucionales surgidas de los siglos XIX y XX. ¿Tiene sentido planificar la ciudad en un escenario de tanta incertidumbre? La pregunta es válida y la res- puesta es absolutamente afirmativa, más allá de que los mecanismos para llevar adelante esa planificación deben ser diferentes de los que hemos estado aplican- do hasta ahora. Sucede que los planes tradicionales rara vez se implementan, y esto lleva a una profunda revisión disciplinaria de la manera en que elaboramos un plan. En cualquier caso, los nuevos requerimientos de ma- nejo de la incertidumbre lo que exigen es flexibilidad y capacidad de reacción de sus líderes, cuestiones que solo se logran con la participación activa y permanen- te de los principales referentes de una sociedad, invo- lucrando al gobierno junto con el sector privado, a las organizaciones de la sociedad civil y a la academia. Todos, desde su lugar, son capaces de ser cataliza- dores de los consensos necesarios para que el plan, que ordena la sucesión de acciones para lograr un objetivo común, perdure más allá de los tiempos del gobierno de turno, a la vez de ser flexible para adaptarse a los cambios coyunturales del momento. La gobernanza debe construirse en múltiples direc- ciones. De arriba hacia abajo, porque el Estado es el responsable de generar las normas que nos rigen y de su ejecución, pero también de abajo hacia arriba, como nos demostró la planificación participativa de fines del siglo XX, que puso en evidencia la fuerza –a veces limitada– de las organizaciones de base. La Ciudad de Buenos Aires ha realizado grandes esfuerzos para aprobar sus nuevos Códigos de Pla- neamiento Urbano y Edificación. Estos instrumentos, que son necesarios para ordenar el desarrollo de la ciudad, no son suficientes para alcanzar los consensos que permiten acompañar una estrategia ni tienen la efervescencia para adaptarse a los cambios. Tenemos códigos sin un plan que oriente las principales obras y el desarrollo urbano. Buenos Aires debe concentrar sus esfuerzos en realizar el plan (o los planes) que marquen el rumbo del desarrollo urbano para 2030. El método de planificación tradicional, basado en un recorrido lineal que va del diagnóstico a la estrategia, para seguir con el diseño de planes y proyectos, en la mayoría de los casos ha terminado en libros de gran calidad técnica, pero que reposan en bibliotecas. Sucede que esos documentos no llegan a seducir a la ciudadanía ni a los funcionarios que deben aplicarlo. GABRIEL LANFRANCHI , director del Programa de Ciudades del CIPPEC y director del Posgrado de Urbanismo Metropolitano, FADU (UBA).

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