Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

CAPÍTULO TERRITORIOS, PROYECTOS E INFRAESTRUCTURA PARA EL AMBA 74 territorial, que busca en los elementos del paisaje -infraestruc- turas viarias y trazados ferroviarios, cursos de agua, antiguas y nuevas centralidades, grandes vacíos y espacios de límite-, potenciales engranajes de una renovada estructura espacial a escala metropolitana. “Si ‘cualificar’ los centros y los frentes urba- nos mediante montajes público-privados fue una de las prin- cipales preocupaciones de las últimas décadas del siglo XX, en el inicio del siglo XXI estas miradas ponen el foco en esa ciudad no-compacta que se extiende entre los núcleos urbanizados y el espacio rural” (Novick, 2012). “El proyecto territorial, en conso- nancia con las nuevas perspectivas acerca de las configuraciones metropolitanas, muestra que no se trata de trazar diagnósticos para traducirlos en proyectos sino, en cambio, de identificar los problemas, las dimensiones de análisis y las respuestas posibles en el acto mismo de proyectar” (Novick, Vecslir, 2013). Resulta evidente que el reconocimiento de nuevos programas y de- mandas que no se resuelven dentro de los límites convencionales del municipio -las grandes infraestructuras, las nuevas formas de producción, el hábitat precario, la dispersión del crecimiento, la ges- tión del agua y de la basura y, más recientemente, las catástrofes del cambio climático-, no son ajenos a este“salto”al territorio que, sin embargo, necesita de todas las lecturas simultáneas. Frente a nuevas situaciones metropolitanas -por ejemplo, los paisajes inundados de la Cuenca- la experimentación proyectual parece encontrar no tanto un impedimento o una dificultad como un desafío para ensayar op- ciones de trasformación del espacio urbano y territorial, articulando demandas funcionales y sociales con aspectos de índolemás pura- mentemorfológicos. En la construcción de estas opciones proyectuales se prioriza el trabajo sobre procesos y dinámicas , en lugar de sobre modelos o formas cerradas. Se plantean escenarios que, más que en cui- dadas intervenciones arquitectónicas sobre un territorio como “telón de fondo”, confían en estrategias o tácticas proyectuales y en sistemas de relaciones sobre un territorio dinámico, con un rol activo en los procesos de transformación urbana. A mediados de siglo pasado, Lynch ya nos anunciaba que la forma de una metrópoli no podía exhibir un orden gigantesco o estratificado, sino que debería responder a una pauta compleja, continua y total, pero intrincada y móvil, “(…) plástica para los hábitos de percepción de millares de ciudadanos, abierta para cambiar de función y significado, y receptiva para la formación de nuevas imágenes” (Lynch, 1960: 119). Cierre En este sentido, uno de los desafíos con los que se enfrenta este tipo de abordaje parece radicar en la articulación, desde las tácticas o estrategias proyectuales, entre las “relaciones vertica- les”, ligadas a las condiciones históricas, culturales, económicas y geográficas de cada contexto, y las “relaciones horizontales”, que tienden a la homogeneización de los paisajes y tipos arquitectó- nicos (Dematteis, 1995). La sensibilidad por unas determinadas condiciones topográficas y paisajísticas, el respeto por la ciudad y los tejidos existentes, el reconocimiento de enclaves patrimo- niales, se contraponen muchas veces con las reglas o lógicas subyacentes a las transformaciones metropolitanas recientes, producto de las leyes de mercado más que de los mecanismos tradicionales de la planificación urbana y el ordenamiento terri- torial. “Uniformidad y diferenciación se asumen así, tanto como una contradicción permanente, como un valor a hacer emerger a través del recorrido entre múltiples categorías interpretativas y propositivas” (Paone, 1995:11). Pero quizás, el mayor reto -extensible al resto de disciplinas que directa o tangencialmente inciden en el campo de los estudios urbanos- consiste en la articulación entre distintos saberes y disciplinas . Una visión contemporánea del territorio resulta necesariamente integradora de la complejidad urbana en todas sus aristas. Tal como se afirma en la memoria del proyecto para la Cuenca Matanza Riachuelo, “articular no se trata sólo de relacionar las componentes físicas o piezas de un proyecto, sino también de compatibilizar modelos, prácticas, estrategias, accio- nes, sentidos, lógicas, saberes, escalas, inserciones, gradientes, actores.” Junto a la necesidad de armarse de nuevas categorías de lectura y de un instrumental de proyecto y gestión renovado, las manifestaciones espaciales de las nuevas dinámicas me- tropolitanas hacen imprescindible el diálogo constante entre especialistas, a fin de orientar políticas inclusivas que incorporen instancias de participación desde arriba y desde abajo. Tal como dábamos cuenta en un ensayo reciente, “esas perspectivas múl- tiples que requieren la complejidad de los problemas, obligan , E INFR ESTRUCTURA PARA EL AMBA CONVOCATORIA 2012 PROYECTOS SELECCIONADOS

RkJQdWJsaXNoZXIy Mjc3NzY=