Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

CAPÍTULO TERRITORIOS, PROYECTOS E INFRAESTRUCTURA PARA EL AMBA 72 tes colectivos permite que pequeñas intervenciones tengan una incidencia a escala territorial. Se afirma aquello de que la escala es una medida relativa (Solà-Morales, 1999), donde la impor- tancia del proyecto no radica en su mayor o menor dimensión, sino en la naturaleza diversa de la intervención y su capacidad de comprensión y relación con otros elementos de la estructura urbana general. En este marco, los elementos estructurantes en el ejercicio de aproximar y alejar el foco de atención, y que permiten articular y dar coherencia al conjunto de intervenciones, coinciden ge- neralmente con la jerarquización de algún elemento lineal de base territorial (curso de agua, línea férrea, ruta, camino). En las 20 Estrategias Urbanas para la Cuenca Matanza Riachuelo, pero también en la propuesta para la Cuenca del Reconquista e in- cluso en los “corredores” del Plan de Lanús, los polígonos y áreas de actuación no devienen de líneas municipales, ni siquiera de “áreas de oportunidad”, sino que encuentran su referencia en el “espesor” (variable) de algunos elementos lineales. Es decir, no sólo en el curso hidrográfico o canal de comunicación (ruta, avenida) y sus espacios o manzanas contiguas, sino también en el entorno extendido que participa de la dinámica urbana del corredor. Podríamos hablar de un nuevo impulso operativo, que a diferencia del “proyecto urbano” que trabaja sobre la relación entre edificios y espacio público, se centra en los elementos más sensibles, los territorios frágiles de la costa, las cuencas, los límites, los bordes deshilachados de ciudad, o en los más duros, como las infraestructuras de escala supramunicipal. Taxonomías Observar, clasificar, nominar, comparar, elucidar las característi- cas esenciales de la composición espacial constituye parte del proceso de una “urbanística descriptiva” orientada al proyecto (Secchi, 1992). Desde esta perspectiva, la tesis rossiana de la “ciudad por partes”, puede relacionarse con la lectura “elemental” del territorio que más contemporáneamente nos propone Paola Viganò (1999), o la atención hacia las “cosas urbanas” que sugiere Manuel de Solà-Morales (2008). Ante la complejidad del organis- mo metropolitano, analizar y categorizar sus elementos, o mejor dicho, sus materiales constitutivos 4 nos invita a “diseccionar” los territorios, a descomponerlos en figuras más simples: trazados, fragmentos de vegetación, parcelarios agrícolas, centros comer- ciales, zonas industriales, cementerios, barrios cerrados, tejidos urbanos existentes; mostrando (y exaltando) las similitudes y di- ferencias con que los territorios metropolitanos se materializan. En las búsquedas taxonómicas y de construcción de nuevas ca- tegorías interpretativas cabe destacar la gran influencia que en nuestro contexto -e internacionalmente- han tenido los estudios precursores de Kevin Lynch y György Kepes (Lynch, 1960). Desde una perspectiva más centrada en los problemas de la percepción visual y la imagen colectiva de la ciudad, éstos han trascendido las meras categorías descriptivas -sendas, bordes, barrios, nodos y mojones- con la aportación de un método de lectura urbana capaz de ser reinterpretado por otros estudios dentro y fuera del campo del urbanismo, tal como él mismo pregonaba en sus últi- mos escritos (Lynch, 1984). En este sentido, parte del trabajo del taller forma&proyecto se centra en la investigación de nuevos paradigmas formales, pro- pios de la ciudad latinoamericana, reformulando los elementos lynchianos de estructura urbana en algunos opuestos formales (vínculo, contenedor, conjunto, nodo y límite), y elementos de articulación (cinta, espiral, teselado, lazo, pliegue), entendiendo estas categorías no como imágenes concretas sino como dispara- dores de acciones o estrategias proyectuales (Fernández Castro, 2007). Así como se ensayaba en el proyecto para la urbanización del Barrio 31 Carlos Mujica en Retiro (Fernández Castro, 2010), el territorio de la Cuenca Matanza Riachuelo es explorado como escenario de una serie de condiciones permanentes, susceptibles de ser reformuladas en clave contemporánea a partir de nuevas configuraciones (centralidades, nexos, referencias, nuevos encla- ves, híbridos urbanos) y tácticas proyectuales (conexión, articula- ción, completamiento de tejidos, tratamiento de bordes). 4 A diferencia del término “elemento”, el “material” no pertenece necesariamente a un hecho, composición, diseño o proyecto unitario, sino que más bien hace referen- cia a un conjunto de piezas y a la idea de bricolaje, dejando abierto el problema de la relación entre las partes y el todo (Rogers, E.N. (1961). En Viganò, 1999, p.9). , E INFR ESTRUCTURA PARA EL AMBA CONVOCATORIA 2012 PROYECTOS SELECCIONADOS

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