Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

29 ADRIÁN GORELIK de escala – responden a los diversos territorios –sociales, econó- micos, políticos, culturales– y a sus diversas temporalidades. 17 Cada una de esas escalas –y cabe agregar aquí que se trata de una idea de escala que, como muestra ingeniosamente Lepetit, es más una metáfora arquitectónica que cartográfica– permite, entonces, producir una “región” (un intervalo espacio-temporal), que se confronta con la dinámica social general a través de la analogía, de modo que por la semejanza entre objetos y proce- sos, se extiende a una lo que se ha probado en la otra. Y esta idea de región como intervalo espacio-temporal, que ha desarrollado con mucha claridad Anthony Giddens, es clave para entender los puntos en común de la “moda” del territorio y la renovación de la historia; la región no es aquí un conjunto de realidades material- geográficas, contenidas dentro de límites espaciales y temporales predeterminados (como quería la geografía de comienzos del siglo XX), sino el propio procedimiento de construir esos límites cada vez (con cada definición del objeto de estudio, con cada cambio de escala ). 18 Así, el molinero Menocchio –por seguir con el ejemplo de Ginzburg– compone con los diferentes contextos geográficos, económicos y culturales en los que participa, y las redes sociales, familiares e intelectuales que lo atraviesan sin saberlo, una “región” que el historiador recorta para construir su “caso”: un modelo analítico y analógico espacio-temporal. Ahora bien, ¿la provocación de Moretti es una rebelión contra ese modo de ver el mundo contemporáneo (recuperando una serie de nociones provocativamente anacrónicas -ortodoxia marxista de la “ultima instancia”, estructuralismo y sistemas de análisis global de la economía-mundo, posibles justamente por su carácter de ejercicio provocativo), o es un indicio de que algo está cambiando también en ese mundo, luego de más de treinta años de “moda” territorial? Porque estos cambios en las percep- ciones y en las categorías son siempre parte de un cambio en las 17 Estoy siguiendo el extraordinario análisis de Bernard Lepetit sobre la micro- historia: “Arquitectura, geografía, história: usos da escala”, en Bernard Lepetit, Por uma nova história urbana (compilación de textos organizada por Heliana Angotti Salgueiro), San Pablo, EDUSP, 2001. 18 Giddens, A. “Time and Social Organizations”, op. cit.; ver también, del mismo au- tor, el capítulo “Tiempo, espacio y regionalización”, de su libro La constitución de la sociedad . Bases para la teoría de estructuración [1984], Madrid, Amorrortu, 1995. condiciones y posibilidades mismas de nuestra existencia mate- rial y simbólica. De hecho, el comienzo de esta historia “concep- tual” del territorio (Foucault y la heterotopía) fue también el de la desintegración de la metrópoli moderna en un archipiélago de territorios des-comunicados, que ya no permiten la utopía de un espacio-tiempo homogéneo y jerárquico. Hoy nuestras metró- polis han perdido las líneas de tensión proyectual y nosotros nos hemos acostumbrado a pensar sus “territorios”mucho más cerca también de los de la biología y la antropología con un costo altísimo en términos de pérdida de voluntad de reforma. Quizás la provocación más importante de Moretti sea conseguir que su lectura nos haga entender también el lado de resignación (el lado de “barbarie”) en estos progresos del conocimiento. DEL TERRITORIO

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